La razón por la que Rusia no saca sus 20 tanques invencibles del garaje
La utilización del carro de combate podría ser un recurso para tratar de desnivelar la guerra.
La guerra de Ucrania está siendo mucho más complicada de lo que el presidente ruso, Vladímir Putin, se esperaba cuando el 22 de febrero de 2024 ordenó invadir militarmente territorio ucraniano.
Lo que, para Rusia, apuntaba a ser una enfrentamiento armado de semanas, o como mucho meses, se ha convertido en una contienda de desgaste cuyo final no se vislumbra a corto plazo.
De hecho, esta misma semana en una entrevista con la BBC, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha reconocido que no descarta que la guerra de Ucrania se pueda prolongar incluso durante un periodo de diez años.
Las fuerzas rusas se han encontrado una inesperada resistencia ucraniana que se ha visto apoyada por el suministro de armas procedentes, precisamente, de los países que conforman la Alianza Atlántica.
Ello ha provocado que Ucrania haya sido capaz de dañar una gran cantidad de carros de combate rusos. Según las cifras publicadas por Ucrania, a lo largo de la guerra han sido destruidos más de 8.000 tanques pertenecientes a las tropas rusas.
Rusia teme perder su tanque más poderoso
En ese sentido, hay un dato muy revelador. Aunque el país dirigido por Vladímir Putin no está siendo capaz de desnivelar la guerra, se niega a sacar del garaje su tanque más poderoso: el T-14 Armata.
Rusia dispone de aproximadamente 20 unidades de esos tanques avanzados. Sin embargo, según un informe de la Inteligencia de Defensa británica, la principal razón por la que no los lleva a la guerra de Ucrania es por el temor a perderlos.
“Es muy probable que esto se deba al daño a la reputación que supone perder el ‘prestigio’ del vehículo en combate y al requisito de producir mayores cantidades de tanques de batalla principales, que sólo pueden satisfacerse con otras variantes”, ha señalado la Inteligencia británica.