Putin 'vende' a Kim las limusinas rusas Aurus en las que suele viajar
El sector del automóvil está sometido a tensiones tras el inicio de la guerra en Ucrania, con salida de grandes marcas, por lo que toca lucir el 'Made in Russia'.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, actuó hoy como "vendedor" de las limusinas rusas Aurus, en las que suelen viajar él y otros altos cargos, al líder norcoreano, Kim Jong-un, a quien hizo sentarse junto a él en uno de esos coches que componen la caravana oficial rusa en su cumbre en Vostochni.
El periodista ruso Pável Zarubin, de la cadena de televisión pública Rossía-1, que forma parte del grupo de periodistas que acompaña a Putin a todos los viajes, publicó un vídeo en su canal de Telegram en el que se aprecia cómo Kim se sienta en la parte trasera de un Aurus y Putin le acompaña.
Rodeados de decenas de guardaespaldas, al salir de la limusina, Putin le explica los detalles de este coche de lujo ruso, cuyo coste supera los 300.000 dólares.
El jefe del Kremlin señaló la víspera en la sesión plenaria del Foro Económico Oriental de Vladivostok que los automóviles Aurus costarán la mitad cuando entren plenamente en el mercado ruso, ya que por ahora se producen únicamente pocas unidades.
Putin ha asumido la misión de promover los coches de fabricación exclusivamente rusa ante las sanciones occidentales, que impiden la exportación de automóviles a Rusia y el suministro de piezas de recambio y tecnología esencial para el sector.
Además, ha insistido en que los funcionarios deben utilizar automóviles nacionales aunque éstos sean más modestos que los extranjeros, como volvió a repetir la víspera.
La guerra en el sector del coche
Rusia ha impulsado en el último año la fabricación propia de marcas como el Lada y Moskvich, el cual se había dejado de fabricar en el año 2002.
Tras el inicio de la guerra rusa en Ucrania en febrero de 2022 la inmensa mayoría de los fabricantes extranjeros de automóviles que tenían fábricas en Rusia se marchó del país, ante lo cual el sector automovilístico ruso tomó medidas para mantenerse a flote.
Apenas cuatro días después de que las tropas rusas entraran en Ucrania, Renault suspendió las actividades de sus empresas en Rusia, seguida de Volvo Trucks y Volkswagen -estas dos últimas con sendas plantas en Kaluga- y Toyota, con una fábrica en San Petersburgo.
El sector automovilístico ruso generaba antes de la guerra un empleo directo o indirecto a más de 3,5 millones de rusos.