El posible trueque entre Putin y Kim Jong Un para cerrar su reunión
Ruso y norcoreano están ya en la cumbre de cosmódromo de Vostochni, en la que los dos se necesitan. Armamento, energía y alimentación centran la agenda.
El mundo mira a Rusia este miércoles, porque su presidente, Vladímir Putin, recibe al líder norcoreano, Kim Jong-un, en el cosmódromo de Vostochni, en la región siberiana de Amur. Allí están ya manteniendo una cumbre, la segunda desde 2019, que incluye en la agenda previsiblemente un acuerdo de suministro de armas y tecnología militar. Inquietante para Ucrania, invadida desde hace casi 19 meses por orden del Kremlin.
Kim llegó esta mañana en tren a la estación del cosmódromo tras cruzar la víspera la frontera rusa, tras lo cual fue llevado en una limusina negra al edificio de instalación y pruebas de cohetes del cosmódromo, donde Putin le estaba esperando. Ambos mandatarios se estrecharon sonrientes la mano y Putin le preguntó a Kim cómo ha sido el viaje, el cual le llevó al líder norcoreano más de dos días.
Tras una visita por la base, revisando el potencial militar ruso, llegará el meollo del asunto, la verdadera negociación. Los dos quieren algo de su contraparte aliada. En la agenda figurarán las relaciones y la cooperación bilateral, los vínculos comerciales y económicos, los intercambios culturales, asuntos internacionales y regionales, y "temas sensibles" que no se divulgarán al público, según el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov.
Esta última mención del secretario de prensa de Putin es interpretada como una confirmación de que los dos líderes hablarán de una acuerdo de suministro de armas por parte de Corea del Norte a Rusia, atrancada en el frente ucraniano que abrió en febrero de 2022.
Según adelantó el diario The New York Times, Putin quiere que Corea del Norte venda a Rusia munición para artillería y misiles antitanque, mientras que Pionyang estaría buscando tecnología avanzada para la fabricación de satélites y submarinos de propulsión nuclear, además de producción petrolera y ayuda alimentaria.
Las especulaciones sobre esta cita y su contenido se elevaron después de que el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, realizara una visita a Corea del Norte en julio. En ella, Kim le invitó a una exposición de armas y a un multitudinario desfile militar en la capital, donde se exhibieron misiles balísticos intercontinentales diseñados para apuntar al territorio continental de EEUU.
Tras esa visita, Kim recorrió las fábricas de armas norcoreanas, incluida una instalación de producción de sistemas de artillería donde instó a los trabajadores a acelerar el desarrollo y la producción a gran escala de nuevos tipos de munición. Según los analistas internacionales, estas inspecciones tenían probablemente el doble objetivo de fomentar la modernización del armamento norcoreano y examinar la artillería y otros suministros que podrían exportarse a Rusia, necesitada de material y armamento, y que ha recurrido también a otros países amigos como Irán.
Putin se estaría adentrando en un terreno peliagudo, toda vez que la adquisición de municiones a Corea del Norte supondría una violación de las resoluciones de la ONU, apoyadas por Washington, que prohíben todo tipo de comercio de armas con el aislado país. Ahora que Moscú se enfrenta a sanciones internacionales y controles de exportación por su guerra en Ucrania, se ha lanzado a la búsqueda de armas en otros países sancionados igualmente.
¿Y qué podría sacar de esto Kim, aparte del beneficio de la venta? Pues, sobre todo, ayuda energética y alimentaria, más que necesaria, indispensable en un país con elevados niveles de pobreza. También puede sacarle a Moscú tecnologías armamentísticas avanzadas, incluidas las relacionadas con misiles balísticos intercontinentales, submarinos de misiles balísticos con capacidad nuclear y satélites de reconocimiento militar, afirman los analistas.
No está claro si Rusia estaría dispuesta a proporcionar a los norcoreanos sus tecnologías avanzadas, dado que siempre las ha guardado con celo, inclusive frente a socios clave, como China. Con todo, se teme que las posibles transferencias de tecnología rusa aumenten la amenaza que supone el creciente arsenal nuclear de Kim, diseñado para apuntar a EEUU, Corea del Sur y Japón.
Además, es probable que Kim promocione la expansión de las relaciones con Moscú como una señal de que su país está superando sus años de aislamiento. Desde siempre, los dirigentes norcoreanos han valorado las reuniones cara a cara con líderes mundiales como signos de importancia internacional y con fines de propaganda interna.