El pueblo de 'los ojos rusos' se transforma en infierno
A pesar de los feroces ataques los rusos solo han ganado 10 metros y los soldados ucranianos se mantienen firmes mientras la artillería no cesa.
En el sur de la provincia de Donetsk, los tanques y soldados de infantería ucranianos se mantienen firmes en el pueblo de Velyka Novosilka. Esta zona, según ha plasmado BBC Mundo, es un paisaje destruido donde las trincheras están expuestas a los puestos de observación rusos y los drones de vigilancia. En este frente, los ojos rusos siempre están observando, esperando la oportunidad de atacar.
Pero la destrucción aún permite ver que antes de la invasión rusa era un pueblo próspero. Tenía una escuela moderna, una estación de bomberos y una escuela infantil de tres pisos, según el mismo medio. Ahora, sin embargo, la que las tropas rusas están a solo unos ochos kilómetros de las afueras del pueblo, que antes de la guerra contaba con más de 5.000 habitantes y ahora está casi desierto.
"Quedan muy pocos civiles. Solo algunas ‘babushkas’ [abuelas] y ancianos que no se quieren marchar, poco más. En el tiempo que he estado aquí no he visto a ningún niño. Tampoco hay un punto de invencibilidad", ha explicado al medio La Razón un soldado en un edificio destrozado, refiriéndose a los lugares designados por los voluntarios para que los civiles se agrupen, puedan acceder a Internet, así como a víveres y agua.
Sin agua, electricidad y gas
Durante más de un año y medio Velyka Novosilka ha estado sin agua, electricidad y gas por los continuos bombardeos rusos. Estos, además, no han permitido que se realicen las tareas de reconstrucción
A más de 140 kilómetros al norte, en la ciudad de Bajmut, los ucranianos han ido perdiendo terreno, pero en esta localidad al sur de la provincia de Donetsk la brigada ha perdido menos de 10 metros de territorio a pesar de los feroces combates. Así lo han contados los soldados a BBC Mundo, y afirman que las fuerzas rusas han sufridos grandes pérdidas.
El silencio reina en las calles y solo se rompe por el sonido de las botas pisando los cristales rotos y las detonaciones de la artillería ucraniana de salida y las ojivas rusas que explotan alrededor. Vivir en Velyka Novosilka se ha convertido en un infierno.