Patriotas para Europa, la nueva apuesta ultra para rebañar poder en la Eurocámara
Orban, Le Pen, Salvini, Wilders o Abascal se unen en un grupo que será el tercer en diputados en el Parlamento Europeo. Frente a ellos se promete un cordón sanitario que les impida tocar poder, pero pueden condicionar, presionar y poner en aprietos.
La Eurocámara tiene nuevo grupo en su bancada: se llama Patriotas para Europa y es, en realidad, una vuelta de tuerca de Identidad y Democracia (ID), uno de los dos bloques ultraderechistas que ya se sentaron en el hemiciclo de Estrasburgo y Bruselas en la pasada legislatura. En esta décima que ahora comienza, cambian de nombre, suman y restan algunos aliados, pero debajo queda el mismo sustrato: partidos ultranacionalistas, populistas y racistas que, con su mantra de que quieren "otra Europa" lo que hacen es amenazar la Unión.
Ahora la pueden combatir aún mejor desde dentro, porque la derecha radical se llevó uno de cada cuatro diputados en las elecciones del pasado 9 de junio, pero el aguante de las formaciones demócratas (conservadores, socialistas, liberales y verdes) mantienen a priori la estructura institucional de los últimos años, aunque sea con la amenaza latente de que lo que ahora ha sido marejada puede ser un tsunami en unos pocos años si no llevan mejoras, respuestas, acción.
Los nuevos compañeros de cama son, en total, 84 diputados de 13 formaciones distintas, que se han colocado, sumados, por encima de los liberales -hasta ahora tercer mayor grupo y que pasa a ser quinto con 76 representantes- y el otro bloque ultra, el de Conservadores y Reformistas (ECR) -que se queda cuarto, con 78-. Sus negociaciones han durado una semana y no han sido muy complicadas: muchas coincidencias, líneas rojas claras, alguna conquista y, sobre todo, el impulso de pesos pesados que han llevado la voz cantante y han servido de imán para los más débiles. "Representamos a millones de europeos que quieren un cambio", es su frase más repetida.
Y es que los Patriotas para Europa tienen un liderazgo claro, desde el principio, pese a lo atomizado de su composición. Son una apuesta, sobre todo, del primer ministro húngaro Viktor Orban y su partido, Fidesz, el FPÖ austríaco y el ANO checo, a quienes se han sumado poderosos y clásicos de la ultraderecha europea, como la Agrupación Nacional (AN) de la francesa Marine Le Pen y la Liga italiana de Matteo Salvini, además de los españoles de Vox -ahora más alejados aún de la derecha de siempre tras romper sus pactos con el PP-, que no estaban antes en ID sino en ECR y saltan, de ultra en ultra.
Su principal delegación será la de los 30 eurodiputados franceses de AN, que prácticamente triplican a los 11 húngaros del partido de Orbán, y cuya incorporación fue la confirmación definitiva al grupo: ya estaba muy cerca su entrada pero el sí definitivo lo dieron a inicios de semana, tras conocer que no habían logrado la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional de Francia y con su tercer puesto volaban las posibilidades de mandar. De hecho, su candidato a primer ministro, Jordan Bardella, se tendrá que conformar con Europa y con el liderazgo de este nuevo bloque extremista. Que iba a ser el jefe del grupo se decidió en una reunión de 20 minutos porque Le Pen y Orban lo tenían todo hablado y para las demás fuerzas, el cachorro es hoy una estrella.
Esta es la composición final del grupo: 30 del AN francés, 11 de Fidesz, 8 de la Liga italiana, 7 de ANO checo, 6 de Vox, 6 del PVV neerlandés, 6 del FPÖ austríaco, 3 del Vlaams Belang belga, 2 del Chega! portugués, 2 de los Motoristas Unidos checos, uno de la Voz de la Razón griega, uno del First Party letón y uno del Partido Popular danés. Partidos "patrióticos y soberanistas", como se denominan a sí mismos, que pretenden impulsar el papel de los estados a la vez que reducen el de la estructura europea, con medidas más estrictas en inmigración como su primera meta. "Queremos reformar la UE, queremos garantizar que no se abuse del asilo y queremos paz para nuestros países", resume el austríaco Harald Vilimsky.
Con la llegada de los Patriotas desaparece el grupo Identidad y Democracia, la anterior denominación bajo la que se agrupaban los partidos de extrema derecha en la Eurocámara en la legislatura 2019-2024 y que antes se había llamado Europa de las Naciones y de las Libertades. Una transformación que tiene que ver con el crecimiento de estas fuerzas en sus respectivos estados, la evolución de sus interese y, también, las rencillas que se van acumulando y acaban forjando alianzas y enemistades.
Por ejemplo, los de Orban llegan a esta nueva casa -a lo Hogwarts- después de haber pertenecido al Partido Popular Europeo (PPE). En la legislatura pasada, en 2021, el Fidesz abandonó ese grupo antes de que lo echaran por las repetidas violaciones del Estado de derecho perpetradas en Hungría, que ha llevado hasta al bloqueo de fondos comunitarios. Su radicalismo no ha ido a menos, Orban ha hecho reformas sólo para poder cobrar el dinero pendiente, pero ha puesto innumerables problemas desde su Gobierno: poniendo peros (límites, retrasos) a la ayuda a Ucrania o reduciendo las sanciones a Moscú. Su última gira por Rusia y Pekín, cuando ostenta la presidencia temporal del Consejo europeo, es buena muestra de cómo trabaja este verso libre. Tanto enfado ha generado que en Bruselas se ha abierto el debate de si debería acortarse esa presidencia comunitaria, y dársela a Polonia en mitad de otoño.
Vox, por su parte, estaba antes con ECR, el bloque encabezado por Giorgia Meloni. Recordada es la intervención de la la primera ministra de Italia en un mitin de los ultras españoles -"Sí a la universalidad de la cruz"- y la aparente buena conexión con su líder, Santiago Abascal, pero los españoles han dado una vuelta de tuerca a su papel en la Eurocámara yéndose con quienes se venden como más radicales entre los radicales, en este absurdo escaparate de ultras buenos y malos, presentables o impresentables, con los que negociar o no. Dice la dirección de Vox que su relación con la italiana sigue siendo "fuerte como el primer día" pero abandono ha habido. El único, de hecho, que se ha consignado en los Conservadores y Reformistas. Ahora, su eurodiputado Hermann Tertsch será uno de los vicepresidentes de los Patriotas.
El control de la inmigración o la asfixia del Pacto Verde son puntos en común del grupo, pero también hay un enorme elefante en la habitación que puede ser punto de choque: la invasión rusa de Ucrania. Todos dicen tener un compromiso "fuerte" con la paz y el diálogo, pero sus ángulos son muy diversos. Tomados en conjunto, se les suele afear que son prorrusos unidos, pero hay matices gruesos.
Lo es Orban, el europeo más cercano a Moscú, que se niega hasta que las armas de los aliados para Ucrania crucen por su territorio, y lo ha sido Le Pen -con créditos de bancos rusos y visitas a Vladimir Putin- aunque lo haya ocultado en la campaña de las francesas, y lo es con más discreción el FPÖ austríaco, pero se desmarcan los checos de ANO, Vox trata de no mojarse mucho y, desde luego, los neerlandeses de Geert Wilders no comulgan con Putin -porque le supondría un lastre nacional importante-.
Aparte de los Patriotas de Bardella, como ya se conoce al grupo en la capital comunitaria, quedaba un resto de una treintena larga de eurodiputados que, por ideología, igualmente podían emparejarse con la ultraderecha. El miércoles se confirmó que el grueso de ellos ha dado el paso, al final, de unirse en un octavo grupo -uno más que en el periodo 2019-2024-, llamado Europa de las Naciones Soberanas. Es este un contenedor de radicales peleados con los otros dos grupos o formaciones nuevas de similar corte, que no tenían aún asidero o conexiones en Europa.
Lo lidera Alternativa por Alemania (AfD), que estaba hasta ahora en Identidad y Democracia pero que rompió con él por una pelea con los neofascistas de Le Pen, que tomaron distancia de ellos ante la acumulación de casos de agresiones neonazis (o sea, de simpatizantes de AfD) a políticos germanos y por un dirigente que aseguró que no todos en las SS eran "criminales".
AfD, con 14 escaños, tendrá más la mitad de los eurodiputados del nuevo grupo, que se completa con tres escaños de los polacos de Konfederacja (de los seis que sacó el partido en las elecciones europeas), tres búlgaros de Revival, uno húngaro de Nuestra Patria, uno lituano del Unión del Pueblo y la Justicia, uno eslovaco de Republika, uno francés de Reconquête y uno checo del SPD. "Compartimos el objetivo de tener un impacto significativo en el futuro político de Europa a través de acciones decisivas y una planificación estratégica. Elegimos este camino no porque sea fácil, sino porque es necesario para hacer realidad nuestra visión compartida de una Europa de patrias fuerte, unida y que mire al futuro", dijeron en un comunicado.
El español Se Acabó La Fiesta (tres diputados) no se integrará de momento en ninguno de los grupos ya formados, aunque durante unas horas se dijo que entraría a formar parte de este último, Europa de las Naciones Soberanas. Estará, pues, en los no adscritos, aunque los grupos pueden ir cambiando a lo largo de la legislatura.
"No es imposible que nuestro grupo se expanda aún más. Estamos aquí para asegurarnos de contrarrestar con todas nuestras fuerzas la evolución de la política del Parlamento Europeo y de las instituciones europeas", avisó ya el jefe de la delegación parlamentaria de la Agrupación Nacional francesa, Jean-Paul Garraud. "Esto es sólo la primera etapa en la lucha contra la hegemonía de la Comisión", garantiza.
¿Tocarán poder?
Patriotas para Europa tendrá una posición destacada en el Parlamento Europeo, porque además los eurodiputados totales han pasado de 751 a 720 en esta legislatura y, por tanto, su peso relativo es algo mayor del que tenía el pasado ID, que tenía 73 escaños. Aún así, no se espera que toquen poder, porque los otros grupos que sí son proeuropeos (populares, socialdemócratas, liberales y verdes) mantendrán el cordón sanitario actual y les impedirán, de nuevo, acceder a puestos de responsabilidad dentro de la Eurocámara, como vicepresidencias de la institución o presidencias de comisiones parlamentarias. Para el eurodiputado de Vox Jorge Buxadé, la exclusión de los Patriotas de las negociaciones para estos puestos es "lo que motiva, entre otras cosas, la conformación de este gran grupo", informa EFE.
Según informa POLITICO, pelea van a plantear. Han reclamado presidir dos comisiones al menos, la des Transportes y la de Cultura y Educación. Aunque hay negociaciones formales abiertas entre los grupos para negociar el reparto global, a los representantes del nuevo grupo no se les está teniendo en cuenta, por mucho que pidan.
Diferente es el caso de ECR, que ya en la legislatura anterior ostentó una vicepresidencia del Parlamento y la presidencia de la comisión de Presupuestos. Ahora reclaman quedarse con Presupuestos, de nuevo, pero quieren también la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, la "responsable de salvaguardar los derechos fundamentales, promover la privacidad y la protección de datos, y gestionar la migración y el asilo", como la define el Europarlamento. Meloni quiere controlar una materia troncal para sus intereses electorales.
Estos ultras sí podrían repetir con algún cargo, más aún cuando el propio Partido Popular Europeo dejó la puerta abierta a negociar con ellos en el hemiciclo, aunque sea de forma puntual, y cuando a lo mejor sus votos son necesarios para el nombramiento de algunos altos cargos, como el de la propia presidenta de la Comisión, la conservadora alemana Ursula von der Leyen. Esa idea de que con parte de los ultras se puede dar la vuelta a la esquina.
Lo que es más complicado es que se les dé un área tan sensible como Libertades, algo a lo que han mostrado ya su plena oposición los socialistas y los verdes. La derecha tradicional debe tener cuidado de marcar las diferencias con los ultras y esta, dicen los progresistas, debería ser una línea roja clara. Un primer paso en el que mantenerse firme, ante las maniobras de acercamiento ocasionales que se pueden dar a lo largo de los próximos cinco años.
El 22 de julio se votan finalmente todos los cargos y será el momento de ver en qué quedan, aunque las negociaciones por ahora son duras y acaban, día sí y día también, de madrugada. El PPE tiene garantizadas ya las comisiones de Exteriores, Industria y Agricultura, mientras que los socialistas quieren la de Medio Ambiente y Comercio Internacional. Para los verdes serían las de Mercado Interior y Derechos Humanos.
El Parlamento Europeo celebra desde hoy su primer pleno de la legislatura y será el momento de ir viendo los primeros pasos del nuevo baile. Nada menos que la democracia en juego.