Lo que ha encontrado Rusia en la Antártida activa todas las alarmas posibles

Lo que ha encontrado Rusia en la Antártida activa todas las alarmas posibles

Hay preocupación por el impacto climático.

Glaciar en la Antártida.Anadolu via Getty Images

Rusia dio a conocer el pasado mes de mayo que había descubierto unas enormes reservas de petróleo en la parte británica de la Antártida, tal y como indicó el Comité de Auditoría Medioambiental (EAC) de la Cámara de los Comunes del Reino Unido.

El país liderado por Vladimir Putin aseguró que esas reservas cuentan con unos 511.100 millones de barriles de petróleo, algo que multiplica por 10 la cantidad de producción que se ha alcanzado en el Mar Norte.

Un yacimiento que ha alertado desde el minuto uno a algunos países por el riesgo climático y geopolítico que se podría producir en una zona en la que rige el Tratado Atlántico, que establece que ningún país es propietario del territorio y designa la zona como un continente dedicado a la paz.

Algunos países se han posicionado de forma contundente contra la idea de Rusia de explotar comercialmente la Antártida de minerales e hidrocarburos, como ocurre con Chile.

El presidente de Chile, Gabriel Boric, aseguró el pasado mes de mayo que "nos opondremos firmemente a cualquier explotación comercial de minerales e hidrocarburos". 

"Trabajaremos en conjunto con todos los países reclamantes y los firmantes del Tratado Antártico para velar por el respeto de esta norma por parte de cualquier nación", razonó en un mensaje compartido en redes sociales.

La agencia geológica rusa Rosgeo dijo que habían identificado 700.000 millones de toneladas de petróleo y gas enterrados bajo la plataforma antártica, lo que equivale a más de 500.000 millones de barriles de petróleo crudo, "suficiente para satisfacer la demanda mundial durante 14 años".

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A pesar de que el hallazgo fue hace cuatro años, es ahora cuando han saltado las alarmas ante las posibles implicaciones geopolíticas, en el marco de las sanciones de los países occidentales contra el Gobierno de Vladimir Putin, en un intento por presionar económicamente al país por la invasión rusa de Ucrania.