Diez años del primer succionador de clítoris: así ha cambiado el juguete que ayudó a romper el tabú del placer femenino

Diez años del primer succionador de clítoris: así ha cambiado el juguete que ayudó a romper el tabú del placer femenino

El 'boom' por este juguete erótico no solo trajo consigo más orgasmos, sino una gran conversación sobre la masturbación femenina. 

Una mujer con un succionador de clítorisWOW TECH

Hace no tanto tiempo el placer femenino era un tema tabú. A la mayoría de las mujeres ni se les pasaba por la cabeza hablar de sus deseos, sus fantasías ni mucho menos expresar claramente sus preferencias a la hora de tener un encuentro sexual.

El feminismo ha ayudado a romper el silencio, a que las conversaciones sean más naturales y a dejar la vergüenza a un lado, pero el movimiento no ha sido el único factor para romper el tabú. Allá por 2019, un pequeño juguete sexual, el succionador de clítoris fue una verdadera revolución y miles de mujeres lo utilizaron no solo para divertirse durante un rato, sino para reivindicar que el placer femenino también existía.

A pesar de que en los últimos años el mercado se ha llenado de decenas de modelos diferentes, este año se cumplen diez años del succionador de clítoris que lo empezó todo, el Womanizer, el primer juguete sexual que se centraba en estimular el clítoris y se desmarcaba de los vibradores que se comercializaban hasta entonces, que emulaban la penetración y buscaban estimular el punto G.

“En 2012 leí que el 50% de las mujeres tenían problemas para llegar al orgasmo. Me llamó la atención y me pregunté por qué. Después de investigar, me di cuenta de que no había ninguna innovación en la industria de los juguetes sexuales desde hacía casi cien años”, explicó su creador, el alemán Michael Lenke en una entrevista con El HuffPost.

El inventor alemán tardó unos 18 meses en diseñar el producto y no lo hizo solo. Su mujer, Brigitte, probó todas las versiones del juguete hasta dar con la definitiva y siempre lo tuvo claro: ’Esto va a ser un éxito mundial’, dijo a su marido. En este primer Womanizer, Lenke utilizó una tecnología que estimula el clítoris a través de una válvula de succión de aire y que se patentó como Pleasure Air Technology.

  El succionador de clítoris WomanizerWOW TECH

Actualmente esta tecnología se sigue utilizando por parte de Womanizer, que ya no es solo un succionador de clítoris sino una marca con decenas de productos en su catálogo. En estos diez años, el succionador de clítoris que ideó Lenke ha evolucionado en busca de un objetivo: el placer de las mujeres que lo usan y que su experiencia sea lo más sensorial posible.

“Los succionadores de Womanizer estimulan el clítoris sin tocarlo. La tecnología Pleasure Air funciona creando olas de aire que suavemente van succionado y masajeando las terminaciones nerviosas del clítoris”, detalló el inventor durante la entrevista. Esta forma de estimulación a la de otros juguetes como el archiconocido Satisfyer o el popular Sona, de la firma sueca Lelo, que utilizan ondas sónicas.

Más silencioso y cada vez más personalizado

Tobias Zegenhagen, jefe de producto de Womanizer, cuenta a El HuffPost que gracias a esta tecnología Pleasure Air se ha "transformado la manera en la que las mujeres experimentan el placer y los orgasmos", ya que esta innovación estimula el clítoris sin llegar a tener contacto directo con él. Según los datos de la empresa alemana, más de seis millones de mujeres han probado algún modelo de Womanizer en estos diez años. 

"La tecnología Pleasure Air ha transformado la manera en la que las mujeres experimentan el placer y los orgasmos"
Tobias Zegenhagen, jefe de producto de Womanizer

Desde que se lanzó el primero hasta el más actual, Zegenhagen asegura que la evolución ha sido "sustancial" y que la tecnología ahora permite conseguir "sensaciones más precisas e intensas". "Nuestros diseños se han vuelto más intuitivos, más ergonómicos, intentando contentar diferentes preferencias. Además, incluyen motores silenciosos para mejorar la experiencia", añade. 

Para muchas mujeres que un juguete sea silencioso y discreto en su diseño es un factor fundamental a la hora de decidirse y en ese sentido los succionadores de clítoris poco tienen que ver con los juguetes de formas fálicas y colores extravagantes que poblaban el mercado a principios de los 2000. 

Por eso desde Womanizer han patentado la tecnología Smart Silence, para olvidarse de los molestos ruidos. En esta década, cuenta Zegenhagen, también se ha puesto en marcha una especie de modo piloto automático "para una estimulación personalizada" que permite que el juguete se adapte a ti en función de las sensaciones que se experimenten en cada momento. 

En su último modelo de succionador de clítoris, Next, Zegenhagen cuenta que han incorporado su tecnología más innovadora, Pleasure Air 3D, a través del sistema Climax Control que permite no solamente elegir la intensidad o la velocidad del juguete, sino también la profundidad de las olas de aire en tres opciones diferentes para tener orgasmos más profundos e intensos en función de la preferencia o necesidad de cada mujer.

Romper el tabú de la masturbación y demostrar que hay vida más allá de la penetración

“El succionador de clítoris ha influido muchísimo a la hora de romper el tabú sobre la masturbación. Ha puesto sobre la mesa el placer femenino, que las mujeres se masturban, que desean, toda esa conversación ha cambiado mucho”, defiende la sexóloga Ana Lombardía.

Para ella, este juguete no solo ha contribuido a naturalizar la masturbación femenina, sino también a darse cuenta de que el sexo no es solo penetración. “Ha alejado un poco del centro todo el tema de la penetración, que parecía que sin la penetración no se tenía sexo o no se podían tener orgasmos. Claro que tenemos orgasmos con el clítoris. No hace falta un pene para todo”, asegura la sexóloga.

“Ha alejado un poco del centro todo el tema de la penetración, que parecía que sin la penetración no se tenía sexo o no se podían tener orgasmos. Claro que tenemos orgasmos con el clítoris. No hace falta un pene para todo”
Ana Lombardía, sexóloga

De hecho, los datos están ahí y solo alrededor del 25% de las mujeres consigue alcanzar el orgasmo únicamente con penetración y necesita la estimulación del clítoris.

Durante el boom del succionador de clítoris en 2019, muchas mujeres compartieron sus testimonios después de utilizar el juguete, asegurando que nunca habían sentido orgasmos tan intensos o que directamente nunca habían tenido un orgasmo hasta ese momento y que ahora sí comprendían cómo funcionaba su cuerpo.

“Hay mujeres que han aprendido a tener orgasmos gracias a este juguete”, confirma Lombardía. “Ha servido para tener el control de la propia sexualidad, para comprender cómo son orgasmos más intensos y también para la autoexploración, para descubrir otras cosas que nos gustan”, añade.

"Ha servido para tener el control de la propia sexualidad, para comprender cómo son orgasmos más intensos y también para la autoexploración, para descubrir otras cosas que nos gustan”
Ana Lombardía, sexóloga

Entre algunas de las bondades del succionador, muchas mujeres celebraban que podían alcanzar el orgasmo en dos minutos aunque, como para todo, sobre gustos no hay nada escrito y algunas usuarias preferían algo más progresivo y menos intenso. "Hay gente que necesita esa estimulación tan fuerte pero hay otra a la que le resulta demasiado agresivo, así que está bien que haya diferentes modelos en el mercado", asegura Lombardía. Actualmente puede decirse que existen succionadores de clítoris que ofrecen diferentes tipos de vibraciones, intensidades y, por supuesto, diseño, para que el placer esté al alcance de todas las que quieran utilizarlo. 

El furor por el juguete en los últimos años, pasando de ser casi un desconocido a estar en las mesillas de noche de las mujeres de media España, fue tal que hubo quien puso el grito en el cielo asegurando que teniendo el succionador, ninguna mujer necesitaría ya un hombre para llegar al orgasmo. “No ha pasado nada malo. Ni se han roto parejas ni se han extinguido los hombres”, recuerda bromeando Lombardía.