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Putin acepta ante Trump un alto el fuego parcial de 30 días en los ataques a infraestructuras energéticas de Ucrania

Putin acepta ante Trump un alto el fuego parcial de 30 días en los ataques a infraestructuras energéticas de Ucrania

Los presidentes de EEUU y Rusia coinciden, tras dos horas y media de llamada, en abrir unas "negociaciones técnicas" para lograr primero un alto el fuego total y, finalmente, una "paz duradera". Dichas conversaciones comenzarán "de inmediato" en Oriente Medio. Putin exige el fin de la ayuda extranjera militar a Kiev.

Putin y Trump, al teléfonoGETTY IMAGES / MONTAJE: CARLOS GARCÍA

Dos horas y media para abrir el camino (aún largo) al final de la guerra. La Casa Blanca y el Kremlin ha informado de que Donald Trump y Vladimir Putin han acordado un 'alto el fuego parcial' que supone la paralización de los ataques contra infraestructuras energéticas de Ucrania durante 30 días.

Ambos han coincidido, en una charla telefónica muy larga y "muy franca", que la solución llegará con "una paz duradera". Para ello, defienden la necesidad de unas "negociaciones técnicas" que puedan conducir progresivamente primero a un "alto el fuego marítimo", posteriormente a un "alto el fuego total" y, como conclusión, a una "paz permanente". Estas conversaciones comenzarán "de inmediato", de nuevo con Oriente Medio como escenario, al igual que ocurriera hace justo un mes en Arabia Saudí, donde se celebró la primera reunión presencial entre EEUU y Rusia en años. 

A cambio, el presidente ruso ha marcado condiciones clave "para prevenir la escalada del conflicto". Tras plantear un intercambio de prisioneros entre Kiev y Moscú, Putin ha reclamado ante su homólogo el "cese total" de la asistencia militar extranjera y el suministro de información de Inteligencia a Kiev.

En las dos horas y media que han permanecido al teléfono, Trump y Putin no sólo han hablado de paz en términos militares. Desde una óptica puramente económica, Washington adelanta que ambos países buscan alcanzar "una mejor relación bilateral".

Siempre con la premisa de alcanzar la paz definitiva, el relato norteamericano incide en que una futura buena relación EEUU-Rusia "ofrece enormes ventajas" e incluye "importantes acuerdos económicos y estabilidad geopolítica", en un contexto donde también han hablado, brevemente, de la crítica situación en Oriente Medio.

La cita llegaba precedida por el optimismo de la Casa Blanca en alcanzar un acuerdo al que veían "muchas posibilidades", como verbalizaba el propio Donald Trump, frente al relativo 'perfil bajo' planteado por el Kremlin, con dudas en torno al formato de 'alto el fuego' de 30 días que avaló previamente, entre polémicas, Kiev

Ya durante la llamada, la propia Casa Blanca informaba de que todo transcurría "bien", en un ambiente cordial, aunque Putin no ha dejado de reclamar lo que ha venido exigiendo semanas atrás. Que la solución "a largo plazo" del conflicto pasa por reconocer "las causas profundas de la crisis" y los "intereses legítimos" de Rusia en el campo de la seguridad.

Por todo ello, siempre bajo el criterio de Moscú, el acuerdo de alto el fuego de 30 días ha de ir acompañado de "garantías de control" en el frente, del fin de la "movilización forzada" de Ucrania, así como de su posible rearme durante la tregua. Cuestión, esta última, que genera similares desconfianzas a un lado y otro del frente de batalla. Igual que Kiev acusa a Putin, este acusa a Ucrania de "sabotear y violar repetidamente" otros acuerdos alcanzados.

Nada sobre el 'reparto' de "tierras" ucranianas

Sin guion conocido, Trump sí adelantó que en la charla se trataría la posibilidad de "dividir activos", en referencia a la posibilidad de que Rusia se quedase con "tierras" y "plantas energéticas" (como la de Zaporiyia) conquistadas desde el comienzo de la guerra. Sin embargo, esta 'línea roja' para Ucrania no ha aparecido en ninguno de los balances hechos por las dos partes de la llamada. No hay palabra del 'día después' de la guerra.

De lo que sí han hablado es de un intercambio de 175 prisioneros de cada lado de la frontera. A esta cifra, Putin ha querido añadir —autodenominándolo "gesto de buena voluntad"— la liberación de 23 militares ucranianos "gravemente heridos" que están recibiendo tratamiento. Un guiño a su contraparte, sabedor de la petición hecha por Trump días atrás, cuando clamó por "evitar una masacre" y que le "perdonase la vida" a las tropas ucranianas rodeadas.

Línea recurrente

El de este martes es su segundo contacto personal desde la investidura de Trump. Ambos descolgaron el teléfono el pasado 12 de febrero, un contacto 'protocolario' a modo de 'bienvenida'. Ninguno escondió, ni entonces ni antes, su relativa cercanía personal, alimentada por los numerosos contactos en la primera legislatura del magnate norteamericano. Entonces se vieron cara a cara seis veces y mantuvieron otra docena de conversaciones telefónicas, de acuerdo con datos de la agencia oficialista rusa TASS. 

Casualidades de la agenda —o no— este contacto llega exactamente un mes después del primer encuentro presencial entre las delegaciones de ambos países, una cita en la que se habló del futuro de Ucrania sin Ucrania y que aceleró sobremanera el curso de los acontecimientos en torno a la guerra. La idea de un cara a cara Trump-Putin tendrá que esperar, de momento.

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Miguel Fernández Molina (Sabiote, Jaén, 1987) es periodista licenciado por la UCM. Trabajó ocho años en el medio digital 'Mundotoro' antes de llegar a 'El HuffPost', donde ejerce de responsable de cierre y escribe sobre deporte, internacional y política, entre otros campos. Puedes contactar con él en miguel.fernandez@huffpost.es