La represión a las protestas propalestinas aúpa el movimiento estudiantil en EE.UU.
A seis meses de las elecciones presidenciales, los demócratas ven cómo se les complica cada vez más el voto joven, que necesitan la reelección de Joe Biden.
La detención de cientos de estudiantes en las últimas horas en Estados Unidos ha provocado este jueves que las protestas universitarias se extiendan a más campus por todo el país, en contra de la guerra de Israel en Gaza y en solidaridad con sus compañeros.
Las protestas del miércoles habían dejado escenas de represión y caos con más de 250 estudiantes detenidos solo entre la Universidad de Texas, en Austin, la Universidad del Sur de California, en Los Ángeles, y el Emerson College de Boston.
En la Universidad de Columbia en Nueva York, epicentro desde hace días de las manifestaciones universitarias en contra de la guerra de Gaza, continuaba este jueves una de las al menos 20 acampadas estudiantiles que hay a lo largo y ancho del país.
La acampada amaneció con banderas de Israel y fotos de los rehenes de Hamás que estudiantes proisraelíes decidieron plantar alrededor, una muestra de la tensión que se está generando en los campus de educación superior.
Por su parte, la Universidad del Sur de California anunció que canceló la ceremonia principal de graduación, que se realizaría el 10 de mayo próximo, en la que se esperaban 65.000 asistentes y en la que iba a dar un discurso la mejor de las mejores estudiantes, que es musulmana.
Esta decisión demuestra las dificultades que están enfrentando las autoridades universitarias entre la presión política, mediática y el malestar de su propia comunidad educativa para responder a unas protestas que muchos señalan de antisemitas y favorables a Hamás.
En la Universidad de Texas, en Austin, donde 57 personas han pasado la noche en la cárcel del condado, el claustro de profesores emitió un comunicado censurando la decisión del presidente de la institución, Jay Hartzell, de invitar a policías estatales fuertemente armados para dispersar una protesta pacífica.
Las protestas se repitieron este jueves en Austin, aunque sin violencia policial.
Estudiantes acampan en Washington
En la universidad privada George Washington, situada en el centro de la capital estadounidense, un centenar de manifestantes propalestinos se reunieron este jueves en un parque del campus con un mensaje claro: no quieren que sus instituciones educativas sean cómplices de lo que consideran un genocidio.
Entre pancartas y tiendas de campaña, Dunia, una estudiante de la Universidad de Georgetown, quiso dirigirse a los contribuyentes estadounidenses porque cree que deben saber que su dinero se destina a "financiar una matanza", por lo que les pidió que actúen para "detener la máquina de la guerra".
"Este genocidio es tanto de Estados Unidos como de Israel", afirmó a EFE Samar, otra estudiante de Georgetown que se acercó al campamento para mostrar su apoyo, por lo que pidió al actual presidente estadounidense, Joe Biden, que deje de enviar dinero y armas al Gobierno israelí.
La concentración a favor de Gaza estaba blindada por una cadena humana hecha por trabajadores de la facultad alrededor de los congregados y, desde el otro extremo del parque, un pequeño grupo de estudiantes con dos banderas de Israel contemplaron la escena en silencio.
También levantaron un campamento estudiantes en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).
Presión política
Las protestas se están convirtiendo en un dolor de cabeza añadido para los demócratas y el Gobierno de Biden, que aunque se ha mostrado crítico en ocasiones con la actuación de Israel, también se ha mantenido firme en su apoyo incondicional.
Los republicanos y algunos demócratas han asumido el relato de que las protestas, abrumadoramente pacíficas, son antisemitas y presionan a la Casa Blanca para que imponga el orden.
La congresista demócrata Kathy Manning, por ejemplo, reclamó que el Gobierno "se asegure de que las universidades toman las medidas necesarias para que los estudiantes y profesores judíos estén seguros".
Pero a seis meses de las elecciones presidenciales los demócratas ven cómo se les complica cada vez más el voto joven, que necesitan desesperadamente para que Biden sea reelegido.