La evidencia de que la amenaza nuclear de Putin hace aguas
Los fallos técnicos en el programa nuclear ruso y las dudas sobre la fiabilidad de su arsenal subrayan la creciente brecha entre la retórica del Kremlin y su capacidad real.
Los últimos fallos en el programa nuclear ruso están debilitando la amenaza nuclear que Vladimir Putin ha blandido repetidamente desde el inicio de la guerra en Ucrania. Según el Robert Lansing Institute, los problemas con los misiles Sarmat y las dudas sobre el estado del arsenal nuclear ruso están erosionando la imagen que Moscú intenta proyectar sobre su poder militar desde el inicio de la invasión de territorio ucraniano.
El programa nuclear ruso ha tropezado con numerosos problemas. El fracaso en la prueba del misil intercontinental Sarmat, conocido como Satán 2, ha retrasado el desarrollo del sistema con el que Rusia pretendía reemplazar sus envejecidos misiles. Oficialmente se incorporó al arsenal en septiembre de 2023, pero hasta el momento ningún regimiento de las Fuerzas de Misiles Estratégicos se ha equipado con este armamento, lo que apunta a una grave falta de preparación técnica.
La amenaza nuclear: ¿un farol?
A medida que estos problemas se acumulan, los expertos occidentales empiezan a ver la amenaza nuclear de Moscú más un acto de intimidación que una realidad viable. Aunque las amenazas del Kremlin han frenado el envío de armamento de largo alcance a Ucrania, la posibilidad de que Rusia recurra a un ataque nuclear contra países de la OTAN parece cada vez más remota.
Se sospecha que el Kremlin podría no tener una idea clara del verdadero estado de su arsenal nuclear, lo que podría explicar las frecuentes advertencias de Rusia sobre la reanudación de las pruebas nucleares. Algunos propagandistas rusos, como Margarita Simonyan, han sugerido el lanzamiento de una bomba nuclear en territorio ruso. Una idea que muchos interpretan como una forma de medir la opinión pública rusa.
Sin embargo, estas amenazas no cuentan con el respaldo de los principales líderes de seguridad rusos. Personalidades clave como Nikolai Patruchev o Serguéi Chemezov han evitado apoyar estas amenazas, lo que indica que son conscientes de las verdaderas limitaciones del arsenal nuclear del país.
La inteligencia occidental parece estar reconsiderando el riesgo real de un ataque nuclear por parte de Moscú, lo que podría desencadenar un mayor apoyo militar a Kiev. Con cada fallo y retraso del programa nuclear ruso, la amenaza de Putin pierde credibilidad y con ella, una de las principales recursos del Kremlin para intimidar a Occidente.