Gaza se asoma al abismo: "Si en 13 días no abren los pasos, nos quedamos sin suministros"
La directora de UNRWA en España, Raquel Martí, retrata una situación "crítica" en la que reclaman la apertura de corredores humanitarios para sacar a los palestinos de una Franja de Gaza bajo constantes bombardeos: "Hemos perdido a 11 compañeros".
Las sirenas antiaéreas han continuado sonando esta madrugada en la Franja de Gaza, donde los bailes de cifras iniciales de muertos, heridos y desplazados que crecen a pasos alarmantes solo permiten intuir que estamos ante la punta de un iceberg de proporciones desconocidas. Después de que el Ejército israelí recuperase el martes el control de las zonas fronterizas al enclave palestino tras el ataque sorpresa de Hamás, ahora centran sus esfuerzos en establecer un cerco y atacar con fuego de artillería el máximo número de posiciones mientras se habla ya de la operación militar que "va a cambiar Oriente Próximo".
Pero no sólo se habla de bombas y posibles invasiones estos días. La ayuda internacional y la cooperación han vuelto a ser puestas sobre la mesa -tras el polémico episodio con el comisario de Vecindad de la UE del que se acabó desmarcando la Comisión-, elementos claves para comprender cómo se ha llegado a este punto en el conflicto o simplemente el contexto de una población sobre la que llevan cayendo bombas más de una década. Y en esa materia, si hay una voz autorizada es la de los miembros de la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA). Una población que conforman 5,9 millones de personas. O en otras cifras, casi el cuarto de todos los refugiados del mundo.
Raquel Martí, directora ejecutiva de UNWRA España, analiza en una entrevista con El HuffPost lo que se está sufriendo en los territorios palestinos en estos momentos, pero también lo que se ha sufrido en el pasado, así como lo que puede ocurrir en las próximas horas o días, si el mundo no vuelve a sacar músculo de cooperación y ayuda.
-La respuesta de Israel al ataque de Hamás se está traduciendo en feroces bombardeos que están volviendo a castigar a la población civil, pero parece que solo hablamos de Gaza cuando suenan la sirenas antiaéreas, ¿cuál era la situación en la Franja hasta ahora? ¿en qué condiciones están viviendo sus residentes?, ¿cómo era el día a día de un palestino allí cuando el foco mediático no apunta con la misma intensidad?
-Lo primero es comenzar señalando que Gaza es una franja de 365 kilómetros cuadrados donde viven 2.200.000 personas, de las cuáles, un millón son niños y niñas. Y dentro de esos 2,2 millones, 1.700.000 son refugiados de Palestina. Es decir, la inmensa mayoría de la población en Gaza es refugiada de Palestina y la mitad son niños y niñas. Estas personas viven desde 2007 en lo que llaman 'la prisión al aire libre más grande del mundo'. Es una prisión porque desde ese año viven bajo el férreo bloqueo israelí, que se produce por tierra, mar y aire.
Israel decide quién entra y quién sale de la Franja de Gaza y qué mercancías entran y salen y en qué cantidad. Esto ha llevado al colapso económico dentro de Gaza y a una dependencia absoluta de la población de la ayuda humanitaria. Es uno de los lugares de la Tierra más densamente poblados. Hay zonas de Gaza en los que hay 8.000 personas por kilómetro cuadrado. Para hacer la comparación, en España somos unas 50 personas por kilómetro cuadrado. Hay campos de refugiados, y en éstos, el hacinamiento es todavía mayor.
Doy todos estos datos porque cuando hablamos de bombardear una zona densamente poblada en la que la mitad de la población son niños, tenemos las cifras que estamos recibiendo de Gaza. Son casi un millar de muertos ya, de este millar, 260 son niños y niñas. Hay 5.000 heridos y entre ellos, cientos son niños y niñas.
-Niños y niñas obligadas a crecer en este contexto...
-Es importante señalar que esta es la séptima ofensiva militar en 15 años. Eso también nos indica que los niños y niñas de 15 años han pasado y sobrevivido por siete escaladas militares de esta envergadura. Realmente es un milagro que hayan sobrevivido. Toda esta situación ha impedido durante todos estos años a la población salir de Gaza. Israel solo permitía salir casos de especial necesidad, personas que daban tratamiento urgente fuera de la Franja o a personal humanitario.
-Estamos en momentos críticos, con Israel preparando lo que a todas luces parece una invasión terrestre sobre la Franja, operación que ya apuntan que será un antes y un después, pero también con horas contadas de electricidad, ¿cuánto estiman que podrá aguantar Gaza en términos de suministros?, ¿cómo se articula la atención sanitaria en hospitales y centros médicos en esta situación?
-Cuando se produce la escalada, el 7 de octubre, se cierran todos los cruces humanitarios, se cierra toda posibilidad de hacer entrar ayuda humanitaria en la Franja de Gaza, pero es que además, Israel ordena el corte de suministro de combustible para la central eléctrica de Gaza, ordena el corte de agua y la entrada de cualquier suministro humanitario.
La autoridad palestina en Gaza ha anunciado que en unas horas se quedan sin combustible para la central. Esto va a suponer un apagón eléctrico [en realidad supuso, pues esta entrevista se realizó una hora antes de que se materializase el corte total]. Imagina lo que supondrá para los quirófanos en hospitales, pero también para el bombeo de agua y el abastecimiento de la red y saneamiento.
Pero este corte [de suministros] está llevando a la catástrofe dentro de la Franja de Gaza. Ahora mismo hay 260.000 personas desplazadas. O han perdido ya sus hogares o están huyendo de los bombardeos y tienen miedo a perder la vida en ellos. Buscan lugares relativamente más seguros que sus hogares, que son las escuelas de UNRWA. Ahora mismo, de estas 260.000 personas, nosotros tenemos alojadas a 175.000 en 88 escuelas.
Llevo trabajando en UNRWA desde 2008 y he pasado por estas siete ofensivas militares. Es la primera vez que la gente está llegando incluso a nuestras clínicas de salud para refugiarse. Esto antes no nos había pasado.
-¿Estamos ante un antes y un después?
-La ofensiva más cruenta por la que ha pasado la población de Gaza en estos últimos 15 años fue la de 2014, en la que murieron más de dos millares de personas y en las que se destruyeron más de 160.000 viviendas. Ha sido el momento más terrorífico y más destructivo en Gaza, pero lo que estamos viendo ahora es que se está desarrollando más rápido que en 2014. Entonces, duró 50 días la ofensiva, las cifras iban como un goteo, ahora llevamos cuatro días con cifras que no habíamos visto en las primeras semanas de la ofensiva de 2014.
Los acontecimientos se están desarrollando muy rápido. Las escuelas están a su máxima capacidad, ya no tenemos más posibilidades de abrir más refugios y no tenemos más sitio donde acoger a las personas y por eso acuden a las clínicas de salud. Vamos a seguir viendo que va a aumentar el número de desplazados y no sé qué podremos hacer. Ya nos están faltando suministros. Nos hemos quedado ya sin colchones, sin kits higiénicos, sin pañales para bebés y adultos, sin productos de limpieza... Hemos hecho un cálculo de lo que nos queda en stock, tenemos unos almacenes en Gaza de muchísima capacidad, y el número de personas que tenemos en nuestros centros. Si en 13 días no abren los pasos fronterizos, nos quedamos sin suministros humanitarios.
Estamos hablando de dar de comer a 175.000 personas que están en nuestros colegios, porque nuestros centros de distribución de alimentos que atienden a 1,2 millones de personas en la Franja los hemos tenido que cerrar dada la situación de seguridad. Dado que están bombardeando, no se puede llegar a ellos. Es un riesgo que las personas vengan a buscar alimentos y es un riesgo para nuestro personal [el 99% de los trabajadores de UNRWA son refugiados palestinos].
-¿Los bombardeos han afectado a algunos de sus trabajadores o instalaciones?
-Hemos perdido a 11 compañeros. Veinte de nuestras instalaciones han resultado dañadas, incluyendo la Oficina Central de Gaza, parte de estas han resultado destruidas. Tres de nuestros centros de acogida han sido dañados y tenemos 16 heridos, algunos de extrema gravedad. Se están bombardeando los alrededores de estos colegios y estamos recibiendo daños colaterales, pero también impactos directos.
También hay que decir que más de una treintena de centros del sector sanitario han sido atacados. Hay seis trabajadores sanitarios muertos, hay 13 centros sanitarios afectados, 15 ambulancias destruidas... Ahora mismo, los 13 hospitales de Gaza y otros centros de salud funcionan solo parcialmente. El Ministerio de Salud [de Gaza] está pidiendo a todas las organizaciones internacionales que les suministren medicamentos esenciales porque el 44% está ya fuera stock. Los bancos de sangre se están agotando y se piden voluntarios para atender a los heridos que llegan de forma masiva.
Desde UNRWA, lo que estamos pidiendo es que abran los cruces para entrar ayuda humanitaria y que se creen corredores humanitarios para poder sacar a la población.
-¿Dónde sería necesario establecer esos corredores? ¿Egipto puede jugar un papel clave en este contexto?
-Egipto solo tiene un cruce fronterizo y es muy pequeño y con muy poca capacidad. Si se decidiera que ése es el sitio por el que tienen que crearse los corredores humanitarios, la capacidad diaria para sacar a personas de allí sería muy reducida, hablamos de unos pocos miles de personas que podrían salir cada día. No es factible, lo que se necesita es sacar a las personas con urgencia. Lo único factible, sería que Israel permitiera la apertura de sus cruces y permitiera crear por ahí los corredores humanitarios.
-¿Se puede ser optimista con esa última posibilidad?
-No somos nada optimistas. Estamos muy asustados. Sinceramente, estamos muy asustados y muy preocupados por la vida de nuestros trabajadores. Tenemos 13.000 trabajadores, muchos de ellos han perdido sus casas. Muchos de ellos han perdido a sus familiares y aún así están todos operativos y trabajando para intentar asistir al mayor número de personas. Pero no sabemos durante cuánto tiempo vamos a poder hacerlo, ni sabemos cuántos trabajadores más van a perder su vida.
-¿Qué supone o supondrá este bloqueo para una población ya bloqueada desde 2007?
-Tengo que decir que durante todos estos años, Israel ha permitido la entrada en determinadas cantidades de ayuda humanitaria, principalmente para las agencias de Naciones Unidas y algunas organizaciones internacionales. Esto nos ha permitido, en el caso de UNRWA en concreto, poder alimentar a 1,2 millones de personas dentro de la Franja, que son refugiados de Palestina. Luego está por otro lado el Programa Mundial de Alimentos, Unicef y otros organismos que atienden al resto de la población.
Hasta este momento habíamos sido capaces de entrar toda esta ayuda humanitaria porque Israel nos lo permitía. No permiten entrar muchas otras cosas, todo aquello que tenga doble uso militar y civil está prohibido. Por ejemplo, componentes electrónicos, ordenadores, pero incluso incubadoras para bebés o máquinas de rayos X, muchas veces lo bloquea. De hecho, llevamos muchos años en Gaza en los que hay una falta de medicamentos esenciales constantemente en los hospitales. Siempre hay carencia, la población siempre está al límite por esta falta de suministros.
-La mayor parte de la información que llega está centrada en Gaza, pero ¿cuál es la realidad en los territorios palestinos en Cisjordania?
-Israel ha decretado el cierre de los checkpoints, los puesto militares de control que están a las entradas y salidas de los pueblos cisjordanos. Eso quiere decir que la población está atrapada dentro de las ciudades. Por ejemplo, el centro de Hebrón es una zona que lleva varios días con 7.000 personas que no pueden salir, lo que también afecta a los suministros.
Por otro lado, está habiendo enfrentamientos entre soldados israelíes y palestinos que protestan por la situación en Gaza, pero también está habiendo colonos armados, protegidos por soldados israelíes, que están atacando aldeas palestinas, quemando coches y disparando a los palestinos. Se han atacado además 15 centros de salud, según anunciaba esta mañana la OMS. Llevan ya 18 muertos, tres de ellos son niños, y 300 heridos en Cisjordania. La situación es bastante delicada y bastante tensa.
-Una última pregunta y echando la vista atrás, si hablamos de ayuda humanitaria a Palestina, ¿estamos hablando de una cooperación con un flujo mantenido en el tiempo o han existido altibajos?
-Lo que estamos hablando es de una reducción de la ayuda humanitaria internacional en general. Estamos hablando de que, al mismo tiempo que se produce esta reducción, hay un aumento de las catástrofes humanitarias. Solo hay que ver el panorama internacional: una guerra en Ucrania, el último terremoto de Afganistán, el de Siria y Marruecos, las inundaciones en Libia... Hay un sinfín de catástrofes que es imposible que la comunidad internacional puede hacer frente a todas. Aún así, hemos notado una reducción elevadísima de la ayuda a Oriente Medio en general. Muchísimo, sobre todo desde que empezó la guerra en Ucrania.
También tengo que decir que UNRWA tiene un déficit crónico cada año. Desde 2008, hemos ido viendo cómo la financiación se ha ido reduciendo. Hemos estado durante muchos años sin poder ampliar nuestro presupuesto, a pesar de que las necesidades de la población refugiada palestina han aumentado. Hemos tenido que estar conteniéndolo a base de recortar la ayuda humanitaria porque cada año recibimos menos financiación. Cada año, a partir de septiembre y octubre, empezamos a hacer llamamientos a la comunidad internacional porque nos quedamos sin dinero en nuestras cuentas para pagar a nuestros empleados.
Cuando digo esto, que puede sonar a 'quizás no es tan importante el salario de los trabajadores humanitarios', estamos hablando de que son 30.000 trabajadores humanitarios en UNRWA que a la vez, porque es un requisito, son refugiados de Palestina. Si no pagamos, quiere decir que 30.000 familias refugiadas dejan de ingresar dinero y nosotros tenemos que cerrar escuelas, centros de salud... Hace tres semanas, estábamos en la Asamblea General de Naciones Unidas diciendo que si no recibíamos financiación inmediatamente cerrábamos. Con la financiación que hemos conseguido nos queda dinero de nuestras cuentas para pagar salarios y atender las operaciones hasta finales de este mes.
-Es decir, incluso antes de que estallase el conflicto este fin de semana, ya solo disponían de financiación para este mes. Entonces, ¿cuál es el escenario ahora tras cuatro días de bombardeos y cientos de miles de desplazados?
-Sí, estoy hablando antes de que todo esto pasara. Ahora mismo nuestros compañeros sobre el terreno están trabajando ya en un llamamiento de emergencias para Gaza [www.soygaza.com], para que en el momento en que se produzca el alto al fuego y dejen entrar la ayuda humanitaria podamos solamente atender a las víctimas de esta ofensiva militar [como mínimo precisarán de 100 millones de dólares], no estoy hablando de reconstruir. Ahora mismo estamos en una situación crítica.
Por otro lado, me alegro muchísimo de la postura que ha adoptado finalmente la Unión Europea [en lo referente a la ayuda humanitaria a Palestina] y agradezco la postura de España. Fue de los primeros países en salir al rescate [tras las declaraciones del comisario de Vecindad de las que se desvinculó posteriormente la Comisión] y en defender la necesidad de financiar a Palestina y su ayuda humanitaria.