Fuga en una de las mayores herramientas de propaganda de Putin
Más de 190.000 profesores rusos renunciaron a su trabajo el año pasado, según la prensa local.
"La decisión de marcharme la tomé casi inmediatamente después de que empezara la guerra [de Ucrania]. Comprendí que las cosas no serían como antes, estaba muy deprimido. Bueno, el resultado fue que los representantes del Centro E [la unidad antiextremismo de la policía] hablaron conmigo". Este es el relato de Mijaíl Kopitsa, que trabajaba en una de las escuelas de Arkhangelsk (Rusia) y renunció en marzo de 2022, un mes después de la invasión del país vecino.
"En ese momento, se estaba preparando un acto contra la guerra en Arkhangelsk y probablemente me tenían en alguna de sus bases de datos de la época del cuartel general de Alexey Navalny. Así que vinieron a mi trabajo", añade. Su relato es el del miedo de los profesores rusos a ser usados para la propaganda del Kremlin, lo que ha llevado ya a que abandonen sus puestos de trabajo. Se han ido más de 190.000 profesionales, indica el Barents Observer.
"Me señalaron que algunas de mis publicaciones en línea sobre Crimea podrían considerarse un delito continuo contra la integridad de la Federación Rusa y me pidieron que firmara un compromiso de no participar en acciones no autorizadas", recuerda Mikhail, hablando con el citado medio.
Tras la visita de las fuerzas de seguridad, ni el director ni sus compañeros intentaron defender a Mijail ni expresarle palabras de apoyo. Cree que el director se sintió aliviado tras su decisión de dimitir. Señala que nadie en la escuela se esforzó especialmente por retenerlo. Sin embargo, tampoco hubo alegría, añade, ya que el ambiente general tras el inicio de la guerra era muy sombrío.
Mikhail no fue el único que abandonó la escuela después del 24 de febrero de 2022. En 2023, el número de profesores que renunciaron fue el mayor de los últimos siete años. Según el medio de comunicación Vazhniye Istorii, que publicó la noticia inicialmente, hubo más de 193.000 de esas personas.
No se puede decir que todos estos casos sean similares al de Mikhail. "Por supuesto, no todos abandonaron sus estudios por desacuerdos con las autoridades", dijo el profesor Dima Zicer al Barents Observer. "Pero es la cifra más alta de los últimos años. Este es un punto importante y esta cifra habla por sí sola".
Sin embargo, la situación en el país ha tenido un gran impacto en la decisión de muchos profesores de dimitir. "Miles de profesores han abandonado las escuelas por motivos políticos", explica Daniil Ken, director de la Alianza de Profesores. "Formalmente, la gran mayoría dimitió por voluntad propia, pero al hacerlo se enfrentaron a presiones o fueron despedidos. Los casos conocidos públicamente de despidos o de profesores que se manifestaron abiertamente contra la propaganda y la militarización son solo la punta del iceberg", dice.
Al mismo tiempo, hay muchos profesores que siguen trabajando a pesar de lo que está pasando en la escuela. "El conformismo de masas es muy común entre los profesores", explica Kopitsa. "Estas personas se lo explican así: ante todo, enseñamos a los niños, esta es nuestra tarea, nuestro trabajo, y debemos hacerlo bien. Y si nos piden algo más, pues bien, lo haremos".
"Por supuesto, hay un cierto porcentaje de personas que tienen una actitud muy positiva ante todo", añade Mikhail. "Pero, en mi opinión, son una clara minoría", apuntala.
Peor en Primaria
Los datos de despidos de 2023 muestran claramente que el mayor porcentaje de los que abandonaron sus puestos fueron profesores de Primaria. En 2017, 21.400 profesores de Primaria renunciaron. En 2023, la cifra ascendió a 36.600.
"La razón es que sufren más estrés y tienen salarios más bajos", explica Daniil Ken. "Al mismo tiempo, enseñar en la escuela primaria es psicológicamente más traumático", ahonda. "Los maestros de primaria son, en principio, los principales promotores de la escuela. Crean las bases sobre las que los niños progresan", afirma Dima Zicer, y añade que, a pesar de la importancia de su misión, les resulta muy difícil trabajar. "Los maestros de Primaria están abrumados por una gran cantidad de circulares y nuevas instrucciones relacionadas con las lecciones sobre temas importantes y otros temas. Es simplemente imposible hacer este trabajo honestamente".
"Sospecho que son los compañeros jóvenes los que se van, a quienes les resulta difícil emocionalmente soportar en qué se está convirtiendo la escuela", dice Mikhail Kopitsa. "La escuela en sí es un lugar estresante, y si a eso le sumamos la presión ideológica... Conozco al menos a dos compañeros jóvenes que dejaron el instituto en el que yo trabajaba".
Creando mentes "distorsionadas"
Desde de que comenzó la guerra, los veteranos de guerra comenzaron a acudir a las escuelas rusas con frecuencia para contarles sus experiencias en la guerra. En muchos casos, estas reuniones tienen un objetivo: inculcarles a los niños que la guerra es normal y que participar en ella es honorable.
Parece que no serán los únicos encuentros de este tipo: hay propuestas para que la nueva asignatura "Fundamentos de la seguridad y defensa de la patria" la impartan los participantes en la guerra de Ucrania. Si una persona no tiene un título de profesor, tendrá que realizar un curso de formación profesional. Pero no está claro si se comprobará si el candidato tiene antecedentes penales. Además, hay que recordar que los participantes en la guerra suelen matar a personas en el campo de batalla.
"Si tu escuela, si tu director es capaz de contratar a un criminal y asesino como profesor, entonces ese es sin duda el motivo por el que debes abandonar la escuela", dice Dima Zitzer. "Definitivamente, todo está podrido allí, tienes que huir de una escuela así", denuncia.
Daniil Ken explica por qué en las escuelas no se habla de la posibilidad de utilizar a excombatientes de la guerra como profesores. "Por lo que he podido ver y por lo que dicen los profesores, rara vez se habla de esto entre el personal escolar. Es un tema peligroso (algunos tienen miedo de las denuncias, los despidos, etc.). Los partidarios de la operación militar especial (término aplicado por las autoridades rusas a la guerra de Ucrania) y de llevar a “héroes” a las escuelas también saben que algunos de sus compañeros de trabajo están en total desacuerdo con su postura y prefieren no hablar de ello. Más bien, la actitud predominante es “hacemos lo que nos dicen, porque la escuela es propiedad del Estado. Y si no lo hacemos, encontrarán a alguien que lo haga en nuestro lugar".
Al parecer, esta actitud ante la situación se ha extendido en las escuelas desde hace mucho tiempo. "En los años 90, muchos entendían que somos el pueblo del soberano y que debemos hacer lo que nos mandan", recuerda Mijaíl Kopitsa.
Dima Zicer considera que detrás de todas las acciones de las autoridades rusas, como la escolarización de los combatientes o la idea de reducir la duración de la escolarización, hay un objetivo importante: "El Estado ruso quiere crear mankurts privados de memoria y que no tengan que hacerlo. Para el Estado ruso es importante que en las escuelas trabajen personas absolutamente leales y dispuestas a cumplir cualquier orden".
Llueve sobre mojado, sobre las condiciones que ya hacían que la gente se fuera: los bajos salarios y la escasa financiación de las escuelas, especialmente en regiones donde miles de escuelas están en mal estado y "muchas ni siquiera tienen baños”.
Dima Zitzer coincide con esta opinión y añade que todavía hay muchas razones para abandonar la escuela: "La insatisfacción con las condiciones de trabajo, el salario, la posición cívica de alguien... Creo que todo esto es una cuestión de imposibilidad. La imposibilidad de cumplir con el deber profesional".
"El problema de la dotación de personal en las escuelas existe desde hace mucho tiempo. La edad media de los profesores aumenta constantemente y la afluencia de profesores jóvenes es escasa", afirma Mikhail Kopitsa. “No quiero exagerar y decir que es un desastre y que la escuela está condenada al fracaso. Hemos tenido peores situaciones, por ejemplo, en los años 90, cuando no se pagaban los salarios. Creo que la escuela saldrá adelante, pero definitivamente no mejorará", concluye.