Estudiantes muertos, dimisiones y posibles negligencias en torno al accidente de tren en Grecia
La que ya ha sido calificada como la peor tragedia ferroviaria en la historia griega, donde el luto empieza a darle la mano a la indignación ciudadana.
La tragedia griega muestra este miércoles uno de sus escenarios más sombríos. Al menos 43 personas han muerto y 130 han resultado heridas en un choque de trenes en la noche del martes. Sin embargo, empiezan a conocerse detalles que hacen que las cifras duelan un poco más. Muchos de los muertos son estudiantes que regresaban a Tesalónica desde Larissa tras unos días festivos.
El accidente ya se ha cobrado el cargo del ministro de Transportes griego, Kyriakos Mitsotakis. “Dimito de mi cargo como ministro de Infraestructura y Transporte. Siento que es mi deber hacerlo como mínima muestra de respeto a la memoria de las personas que murieron tan injustamente”, ha afirmado Mitsotakis.
Los dos trenes, uno de mercancías con dos maquinistas y otro de pasajeros con 342 viajeros y una decena de empleados, viajaban por la misma vía en sentidos opuestos, lo que ocasionó un tremendo choque frontal en el que los vagones salieron disparados de los raíles. Algunos periodistas y supervivientes describieron las escenas como "apocalípticas". En el lugar del accidente hay amasijos de vagones calcinados por todas partes, según informa la Agencia EFE.
"Vi llamas por todas partes, pedazos de metal de los vagones se habían derretido y mucha gente perdió la vida. No tuvieron tiempo de salir", dijo un pasajero a la agencia estatal griega AMNA.
La Agencia informa de que quedan al menos 57 personas hospitalizadas. Algunos familiares se han acercado a los centros sanitarios con fotografías de sus familiares, ya que no les constaba que estuvieran ni entre los muertos ni los heridos. Las autoridades griegas, a este respecto, han señalado que algunos supervivientes decidieron continuar su viaje por sus propios medios. Sin embargo, no existe una lista de desaparecidos, que algunos medios griegos aseguran que podrían ser decenas.
Errores humanos y detenciones
A la dimisión del ministro le siguió la del director general del Organismo de Ferrocarriles de Grecia (OSE), Jristos Vinis, del que depende la infraestructura ferroviaria del país, incluidos los sistemas de seguridad. Las renuncias están acompañadas con las declaraciones del primer ministro griego, Kyriakos Mitsoakis, que reconoció que las infraestructuras no se encuentran en su mejor situación. A renglón seguido, sin embargo, señaló que el origen de la tragedia se encontraba en un error humano.
Se han declarado tres días de luto, y las autoridades del Gobierno conservador de Atenas han prometido que se "depurarán" responsabilidades. Para empezar, el jefe de la estación de Larissa ya ha sido detenido. Según la prensa local, habría admitido que cometió un error y situó el tren de pasajeros en la misma vía por donde también circulaba el de carga.
El hombre de 59 años se presentará ante el fiscal de esta ciudad mañana y según la prensa local se le imputará por homicidio involuntario y otros delitos que pueden acarrear penas de 10 años de prisión hasta cadena perpetua.
Denuncias de los sindicatos
El líder del sindicato de maquinistas griego, Kostas Geridunias, denunció en la Televisión Pública el estado de deterioro en el que están las infraestructuras ferroviarias del país. "Nada funciona, todo se hace manualmente, estamos en modo manual en todo el eje Atenas-Salónica. Los semáforos tampoco funcionan. Si lo hicieran, los conductores verían los semáforos en rojo y se detendrían a tiempo", señaló.
Los conductores de los trenes, por esos motivos, dependen por completo de la información que reciben de los jefes de estación. Otros medios han informado, además, de que el sistema de guía electrónica de carriles estaba fuera de servicio, lo que dejaba todas las decisiones en manos del personal a la hora de decidir en qué vía debían circular los convoyes.
Los expertos también clamaron contra la inexistencia de un sistema automatizado que alertara de que dos trenes circulaban hacia un choque frontal. Las preguntas empiezan a aflorar, mientras que la conmoción y el drama impregnan a los griegos.