España vigilia un nuevo plan de Marruecos contra la sequía con semillas resistentes
El reino alauí trata de hacer frente al mayor problema climático que asola el país, como es la sequía gracias a la utilización de métodos innovadores.
La situación de extrema sequía que atraviesa Marruecos desde hace años no parece que vaya a experimentar cambio alguno en el futuro más próximo. Ante este escenario, que cuenta ya con tintes de supervivencia, algunas empresas agrarias tienen que apelar a la imaginación para poder paliar estos devastadores efectos y que sus tierras no se conviertan en secarrales infértiles.
Para ello, desde Rabat se están viendo abocados a tener que tomar ciertas decisiones para que sus campos sobrevivan y que las previsiones que estima el Instituto de Recursos Mundiales, una organización de investigación sin ánimo de lucro, para 2040 en el reino alauí, no sean tan devastadores como se prevén.
Y es que, dicha institución sostiene que para ese año, Marruecos experimentará un estrés hídrico "extremadamente elevado", mientras que a corto plazo asegura que las superficies cultivadas en todo el Reino se reducirán a 2,5 millones de hectáreas en este 2024, a diferencia de los 3,7 millones del pasado año.
Esto tendrá unas consecuencias directas y evidentes en el rendimiento de la producción de cereal, ya que según estos cálculos se verá reducida a la mitad, hasta 25 millones de quintales en el mismo período que 2023.
Para evitar esto, en la comuna de Marchouch, que ya durante el pasado año consiguió unos rendimientos de cuatro toneladas por hectárea con tan solo 200 mm de precipitaciones, lo que supone un increíble logro.
“Miren estas hermosas espigas de trigo”, dice Wuletaw Tadesse Degu, jefe de mejora genética de trigo del Centro Internacional de Investigación Agrícola en Zonas Áridas (ICARDA), que afirma que "la diferencia de calidad entre nuestro campo y los demás es asombrosa”, mientras señala la extensión firma, señalando una exuberante extensión en Marchouch, al sur de Rabat, convertida en un vergel a comparación del resto de tierras del país.
Pero, ¿cómo es esto posible?
La respuesta la encontramos en las semillas. Y es que, como afirma Tadesse, propietario de un centro que recientemente inauguró un banco de genes vegetales, "se ha vuelto esencial utilizar semillas resistentes y emplearlas lo antes posible”. Por ello, la misión principal de Tadesse es la de desarrollar genotipos que además de resistir a la sequía y al calor, también rindan en abundancia.
Con el objetivo de maximizar la producción, los agricultores se encuentran experimentando con los períodos de siembra y riego, logrando que, incluso con solo diez milímetros de agua, se transformen suelos estériles, en prósperos.
Otro de los cultivos que también ha experimentado un gran resurgimiento es la cebada, con un crecimiento de 1,5 a dos toneladas por hectárea durante el pasado año gracias a los genotipos climáticamente inteligentes, de acuerdo con las palabras de Miguel Sánchez García, especialista en cebada del ICARDA.
Así, desde el centro, que opera en 17 países de África y Asia, aseguran haber desarrollado 30 “líneas de élite” del cereal, siendo la mayoría de ellas producidas en Marruecos gracias a la reproducción de genotipos de trigo silvestre diferentes.
Con todo y en la búsqueda de este objetivo, las autoridades marroquíes dieron luz verde el pasado año para cultivar seis nuevas variedades de trigo y cebada, aunque la problemática burocrática está retrasando el proceso.
En definitiva y tal y como asegura el investigador Amri, "a diferencia de países como Egipto o Etiopía, Marruecos ha optado por liberalizar su mercado”, lo que provoca que las autoridades no tenagan ningún tipo de control acerca de las variedades que se seleccionan.