El problema de Rusia con los soldados desertores y ciudadanos disidentes entra en su episodio más oscuro

El problema de Rusia con los soldados desertores y ciudadanos disidentes entra en su episodio más oscuro

"Es obligatorio, azotarlos es obligatorio. Tenemos que recuperar el castigo físico".

Ua mujer se manifiesta en favor de los desertores rusos, el 28 de octubre de 2022, en Varsovia (Polonia).Getty Images

Rusia es un estado totalitario donde la disidencia se paga con el exilio, el ostracismo, la libertad y hasta la vida. Los opositores del presidente Vladimir Putin lo saben bien. Con la guerra de Ucrania, iniciada en febrero de 2022, la persecución se ha incrementado y extendido, llegando a los civiles que levantan la voz contra la invasión y a los desertores del Ejército o quienes no quieren enrolarse en sus filas, sabedores de lo complicado del frente en el país vecino. 

Ahora, un alto funcionario ruso ha dado un paso más y ha sugerido azotar públicamente a los rusos desobedientes como solución para disuadir cualquier crítica o salida de tiesto. 

En un clip traducido y compartido por la columnista de The Daily Beast Julia Davis, el diputado de la Duma estatal, Andrey Svintsov, expresó su opinión sobre quienes hablaron en contra del Kremlin. "Aquellos que se arrepientan deberían disculparse públicamente y recibir públicamente 20 latigazos en la Plaza Roja", dijo. "Después de eso, podrían continuar con su actividad empresarial, pero con un nuevo tipo impositivo", añadió. 

Svintsov continuó diciendo que si los ciudadanos o los uniformados hablan contra el país debían ser castigados "oficialmente". "Es obligatorio, azotarlos es obligatorio", afirmó. "Tenemos que recuperar el castigo físico", añadió, por si no había quedado clara su postura. La Plaza Roja de Moscú, emblema de la capital de la Federación, puede ser el escenario para esta especie de teatral castigo inquisitorial. 

No sería tampoco algo nuevo, aunque suele hacerse de forma menos pública. El año pasado, en julio, la periodista Elena Milanisha y el abogado Alexander Nemov se dirigían a la sentencia judicial de Zarema Musaeva- una activista por los Derechos Humanos- en la capital de Grozny cuando fueron atacados. Tres coches negros bloquearon la carretera, los sacaron a rastras del taxi y le propinaron una paliza en la que no faltaron los latigazos. A ella le rompieron los dedos y a él le apuñalaron en la pierna. "Varias personas enmascaradas golpearon brutalmente a Elena y Alexander, cogieron sus teléfonos, exigieron que los desbloquearan y destruyeron su equipo y los documentos que llevaban consigo", dijo Novaya Gazeta en un comunicado. La reportera acabó con 14 fracturas de huesos del carpo, múltiples contusiones y un traumatismo craneal. La acción fue señalada como obra del Gobierno. 

"Actualmente Rusia está siendo más represiva de lo que ha sido nunca en la era postsoviética. Las autoridades reprimen a los medios de comunicación críticos con el gobierno, acosan a los manifestantes pacíficos, emprenden campañas de desprestigio contra los grupos independientes y les multan. Las organizaciones extranjeras están cada vez más prohibidas por ser “indeseables”, y las organizaciones y ciudadanos rusos son sancionados por su supuesta relación con ellas. Una nueva ley permite a las autoridades rusas bloquear parcial o totalmente el acceso a Internet en el país en caso de “amenazas a la seguridad” no definidas, y otorga al gobierno el control del tráfico de Internet en Rusia, aumentando su capacidad para llevar a cabo una minuciosa censura. La impunidad por los atroces abusos cometidos por los agentes de seguridad en Chechenia sigue siendo generalizada", dice la ONG Human Rights Watch en su ficha de país sobre la Federación