El prestigioso champán en los túneles a 70 metros de las bombas en Ucrania
Un bar de Maidan guarda las última cajas del popular espumoso, que vende para recaudar fondos para el ejército ucraniano.
Bajmut era conocida por sus balnearios, sus jardines de rosas y sus espumosos antes de la llegada de las tropas de Moscú y los mercenarios de Wagner. El champán más prestigioso que se fabricaba en Ucrania era el de las bodegas Artémivsk, de las que los soldados ucranianos se encargaron de rescatar la última partida antes de la ocupación.
Ahora, según ha publicado el medio El Español, varias cajas de la última cosecha que darán esas tierras ya arrasadas por las bombas se venden en un bar de Maidan para recaudar fondos para el ejército ucraniano. "Es el champán para brindar cuando ganemos la guerra", ha explicado al mismo medio el dueño del local, Max Kyrychenko.
La Bodega Artémivsk se fundó en 1951, en los túneles de las antiguas minas de sal que se extendían entre Bajmut y Soledar, donde se producían vinos espumosos y champán a una profundidad de más de 70 metros. Ahora no se sabe si esos históricos túneles siguen en pie o si se han derrumbado por las bombas que siguen sacudiendo la ciudad.
Una parte de las botellas de champán que quedan están destinadas a recaudar fondos para comprar drones a los soldados que intentan retomar Bajmut. "Desde que reabrí el bar, el verano pasado, no he dejado de recaudar fondos para el ejército. Es lo que toca ahora, ayudar de la forma en la que cada uno pueda", ha contado Kyrychenko.
El negocio iba bien hasta que Putin decidió invadir Ucrania y prometió, además, tomar Kiev en tres días. "Fue un shock, si vosotros os quedasteis en shock en España, imagina cómo nos quedamos aquí", ha recordado. "Los tres primeros días estuvimos metidos en casa, mirando la guerra por televisión y sin saber qué podíamos hacer. Ni siquiera pensé en el bar", ha dicho.
Pero cuando los rusos se retiraron de Kiev y de Cherniguiv al comprobar que lo de tomar la capital en tres días no iba a ser posible, la vida empezó a asomar tímidamente. "Me llamaron mis camareros —ha continuado Kyrychenko— y me dijeron que los establecimientos estaban volviendo a abrir y que necesitaban trabajar".
Ahora, en casi todas las celebraciones se recauda fondos para los militares ucranianos, y lo mismo hace Kyrychenko en su bar con el champán de Bajmut, una partida que fue envasada justo una semana antes de que comenzara la invasión rusa.