Donald Trump, T2, Ep.1: la resaca de un triunfo "sin precedentes" que amenaza con cambiarlo todo
El magnate, expresidente y líder único republicano ha arrasado a una Kamala Harris que ha tardado un día en reaccionar. El mundo, expectante por la inmensidad de dudas que afronta bajo un nuevo mandato de Donald Trump con poderes casi totales.
Más que una vida, un reality. Más que una trayectoria política, una serie de guion infinito. Un show que este miércoles estrena una nueva temporada. Por escenario, la Casa Blanca.
Estados Unidos y el mundo entero formulan a estas horas un común 'y ahora qué' bajo la certeza de un "mandato sin precedentes y poderoso". El que podrá desarrollar Donald Trump tras una incuestionable victoria sobre Kamala Harris en las elecciones presidenciales.
La campaña personalista, agresiva, basada en inmigración, economía y seguridad del que fuera 45º presidente de EEUU y los diversos intentos de asesinato sufridos en las últimas semanas han decantado la balanza a su favor, frente a una estrategia de urgencias de Harris tras verse 'obligada' a heredar la candidatura de Joe Biden.
Amado u odiado, pero nunca visto con indiferencia, la figura de Trump aúna también los 'méritos' de ser el primer expresidente en someterse y salir culpable en un juicio penal y en ser condenado por abuso sexual y encausado por intentar revertir el resultado electoral en 2020 o alentar el intento de golpe en el Capitolio en 2021. Hasta se ha convertido en el primer mandatario o exmandatario con ficha policial... un hito que no ha dejado de explotar a su favor.
Nada de eso ha pesado en contra del magnate republicano, que ya lo verbalizó de forma ejemplar en el camino hacia su primer mandato:
"Podría pararme en mitad de la Quinta Avenida y disparar a gente y no perdería votantes", presumía orgulloso en 2016. Y aunque no lo ha llevado a la práctica de forma literal, los mil y un frentes judiciales y políticos en su contra no han hecho sino reafirmar la veracidad de su mensaje.
La noche tuvo bastante poca historia. Estado a estado, el trumpismo se fue haciendo fuerte, hasta dar el golpe de gracia con el triunfo en los mentadísimos swing states o 'estados péndulo' que tradicionalmente han decidido el ganador de los comicios. Apenas pasada la medianoche en Washington, las cifras ya garantizaban un nuevo mandato del Trump, cuyo dominio ha ido a más con el avance del escrutinio. Cerca del final del recuento, ya suma 292 votos electorales por los 224 Harris... margen que podría ser mayor de certificarse el dominio republicano en Arizona o Nevada.
El eco de la victoria absoluta de Trump y el Partido Republicano trasciende el puro presidencialismo. No sólo recuperan la Casa Blanca sino que controlarán la Cámara de Representantes y el Senado, así como la mayoría del Tribunal Supremo. Una concentración de poder que inquieta dentro y fuera del país... aunque el primer día deja, -por el momento, una fotografía de calma tensa.
No era, precisamente, el escenario que dibujaban la mayoría de las encuestas, tendentes a cierto empate o al menos a una derrota mucho más ajustada de Kamala Harris. Pero el globo demócrata se pinchó sin apenas darles opción según comenzó el recuento.. Ni las bazas del voto inmigrante o femenino que intentó abanderar la vicepresidenta han respondido a su llamamiento moderado de unidad nacional... de hecho, los analistas ya hablan del voto latino como una de las claves en el respaldo mayoritario a Trump.
El golpe a los demócratas ha sido total. Desaparecida desde que cerraron los colegios electorales, Kamala Harris ha tardado un día en reaccionar, en forma de llamada de reconocimiento de derrota y para felicitar a su rival, poco antes de que pronuncie su primer discurso tras las elecciones. Entre tanto, silencio. De ella, de Biden y del resto de figuras relevantes de una formación que tuvo que apagar las luces de su fiesta antes incluso de arrancarla.
Quien no tardó en posicionarse fue Benjamin Netanyahu, un gesto más que significativo, por cuanto se presupone que serán aliados mucho más cercano de lo que fueron el mandatario israelí y Joe Biden, con numerosos desencuentros sobre Gaza y Líbano. Al cúmulo de respuestas y felicitaciones se han sumado la práctica totalidad de líderes europeos y globales... y las fuerzas vivas de la ultraderecha. Muchas llamadas y mensajes cordiales, de felicitación cautelosa y evidente inquietud entre los grandes líderes mundiales.
Nadie duda, a semanas aún de que Trump recupere su ansiada Casa Blanca de manos de Biden, de que cambiará (casi) todo. Empezando por la guerra en Ucrania, ante la dubitativa posición del republicano en cuanto al apoyo de EEUU a Kiev y su cercanía personal con Vladimir Putin. De momento, Zelenski le ha tendido la mano en un mensaje de bienvenida muy cariñoso con alguien a quien no le une precisamente una relación cordial.
También se sospechan giros de volante en la guerra de Israel en Oriente, en el papel de EEUU en la mismísima OTAN y otros organismos supranacionales o en las relaciones bilaterales con actores como la UE, China... y con socios relevantes como España. Su primer mandato, allá por 2017-2021 dio un buen aviso de por dónde pueden ir ahora las tornas.
Idéntica cuestión en cuanto a política interna. Dos asuntos están ya en el primer plano del debate: inmigración y aborto, que también sufrió una llamativa derrota en Florida, en una votación en paralelo a las presidenciales. Si se cumplen las promesas del magnate, llevará a cabo una línea dura de recortes de derechos y cierre de fronteras, al igual que una política comercial absolutamente proteccionista a golpe de arancel contra los productos extranjeros. Una estrategia que vuelve a apuntar a España...
Todo, amparado por esa misma concentración de poderes "sin precedentes" para protagonizar lo que ya llaman "el mayor regreso de la historia" y que ya forma parte de la 'nueva temporada' en la vída de Donald Trump, de EEUU y del mundo entero.