Destapan el farol de Putin con el nuevo misil intercontinental
El discurso del presidente ruso podría no corresponderse con la realidad de lo ocurrido.
Aunque las informaciones respecto al lanzamiento de un misil balístico intercontinental por parte de Rusia parecían muy claras y contundentes tras las declaraciones de Vladimir Puitn el pasado viernes -un día después del lanzamiento de este misil sobre Dnipro-, la realidad podría contradecir el relato del Kremlin.
Según ha podido saber la CNN gracias a unas fotografías enviadas por los soldados ucranianos de los restos del misil enviado a Dnipro, las pruebas podrían resultar definitivas para desconfiar del discurso de Putin respecto al potencial armamentístico de su país.
Y es que, el lanzamiento del pasado jueves sobre Ucrania, fue definido por Putin como el primer envío de "un misil balístico con equipo hipersónico no nuclear", y aseguró que "nuestros ingenieros de cohetes lo llamaron 'Oreshnik", y finalizó su discurso celebrando que "las pruebas fueron exitosas y se logró el objetivo de matar".
Pero esta teoría podría no ser tan cierta como el presidente ruso pretende hacer creer a Occidente, y algunas voces de la inteligencia ucraniana y británica apuntaron desde el primer momento que había ciertas pruebas que no cuadraban con el discurso del misil balístico pronunciado por Putin.
Entre estas hipotéticas pruebas destaca el hallazgo de restos de un cohete Bulava, que según los analistas comenzó a producirse "en serie a finales de los años 2000", por lo que afirman que "el misil que Rusia utilizó el jueves puede no tener tecnologías avanzadas que Putin afirmó en su discurso en vídeo".
Finalmente, fue el propi Zelenski el que se pronunció sobre estos misiles, y aseguró que "en la Federación Rusa no hay misiles Oreshnik", llegando a afirmar que los rusos "se han inventado un nombre", pero que "se trata de un arma clásica, un misil balístico intercontinental proporcionado por un tratado".
Con toda esta información, las dudas y especulaciones se han convertido en una constante desde el pasado jueves, aunque es evidente que no se puede asegurar ni descartar de forma categórica ninguna de las teorías expuestas. Pese a ello, está más que claro que la guerra en suelo ucraniano parece haber estallado el 'tensiómetro' mundial, y la situación podría recrudecerse de forma más incisiva en las próximas semanas.