Desmontan el nuevo dron ruso y revelan de dónde vienen las piezas
Según Reuters, la producción del nuevo UAV comenzó el año pasado y ya se ha utilizado en la guerra de Ucrania. El escándalo está en sus piezas: vienen de China, que se supone que no ayuda militarmente a Putin en esta contienda.
Ha salido a la luz un nuevo éxito de la industria militar rusa: el nuevo dron de ataque de largo alcance denominado Garpija-A1. Lo importante no es que sus científicos mejoren el armamento ruso, teniendo en cuenta que es el motor hoy de su economía, tocada por las sanciones. Tampoco que lleve ya un año produciéndose y se haya utilizado en la guerra de Ucrania. La gran novedad, según ha desvelado la agencia Reuters, es que dentro algunas de sus piezas son Chinas. Y eso cambia el relato de Pekín de estos dos años largos de guerra, en los que siempre ha dicho que no ayuda militarmente a Moscú.
Según fuentes y documentos de inteligencia europeos, IEMZ Kupol, una filial del fabricante estatal ruso de armas Almaz-Antej, es responsable de la producción de los drones. La producción comenzó en julio de 2023 y en un año se completaron más de 2.500 unidades.
La característica especial del Garpiya-A1 es que utiliza motores y componentes chinos. Esta es la primera vez que se informa sobre un dron ruso que utiliza tecnología china.
Según fuentes de inteligencia citadas por el medio británico, el nuevo dispositivo se ha desplegado contra objetivos tanto militares como civiles en Ucrania. La infraestructura crítica resultó dañada durante los ataques y también se informó de víctimas civiles y militares.
"Hasta el momento no se había informado sobre la existencia de un nuevo dron ruso con tecnología china. IEMZ Kupol y Almaz-Antey no respondieron a las solicitudes de comentarios de Reuters. Las dos fuentes de inteligencia dijeron que el Garpiya, que significa arpía en ruso, se ha desplegado contra objetivos militares y civiles en Ucrania, causando daños a infraestructuras críticas y víctimas tanto civiles como militares", indica la agencia.
Samuel Bendett, investigador adjunto del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense, un grupo de expertos con sede en Washington DC, dijo a Reuters que si se confirma el proyecto Garpiya, Rusia dejará de depender de los diseños iraníes para drones de largo alcance. "Si esto está sucediendo, podría indicar que Rusia ahora puede depender más del desarrollo interno y, obviamente, de China, ya que ambos bandos en esta guerra dependen de muchos componentes chinos para la producción de drones", señala.