UE-Ucrania: una cumbre en Kiev bajo el asedio ruso para hablar de adhesión y solidaridad
Von der Leyen y Michel visitan a Zelenski en la primera cita de esta naturaleza que tiene la Unión en un país en guerra. Una mezcla de simbolismo, deseo y realismo.
La invasión rusa de Ucrania no deja de cosechar, desde hace casi un año, escenas impensables en el viejo continente europeo. Este viernes sumará una más, la primera reunión de la Unión Europea con un país aspirante a ser miembro que se desarrolla en un estado en guerra, bajo asedio. La 24ª cumbre UE-Ucrania se celebra en Kiev cargada de simbolismo, en una muestra de cercanía que va más allá de lo simbólico. La presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, abrazan así al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, carne con carne y, también, con nuevas medidas de apoyo para la defensa del país. De la entrada en el club comunitario se hablará, pero sin grandes progresos.
La inédita cumbre completa la visita, iniciada ayer, de la presidenta Von der Leyen y una quincena de sus comisarios. "Estamos aquí juntos para demostrar que la UE apoya a Ucrania tan firmemente como siempre y profundizar aún más nuestra asistencia y cooperación", afirmó la alemana. La clave es mostrar que el apoyo es firme, es de toda la Unión, que hay unidad de criterio y de acción, cuando la división es lo que busca el presidente ruso, Vladimir Putin. El discurso es el de estos meses: Ucrania es víctima de una "agresión", tiene derecho de autodefensa y a que acabe la contienda, de forma "justa".
Al cierre del encuentro, se hará público un comunicado o declaración en el que se concretarán, negro sobre blanco, tres compromisos anunciados por Bruselas en las últimas horas. A saber: que la UE va a a formar al doble de soldados ucranianos que inicialmente tenía previsto, hasta 30.000, parte de los cuales estarán centrados en aprender a manejar los tanques Leopard que llegarán tras el visto bueno de Alemania; que llegará una séptima tanda de 500 millones del fondo que usa Europa para sufragar el envío de armas de los Veintisiete a Ucrania y sse destinarán 25 millones de euros al desminado de zonas reconquistadas y que están sembradas de explosivos rusos -se calcula que hay unas 10.000 minas, por lo que Ucrania es "uno de los países más minados del mundo”, en palabras del jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell. La asistencia total a Ucrania comprometida hasta la fecha a escala de la UE y de los Estados miembros suma casi 50 000 millones de euros.
Según la documentación entregada a la prensa por el Consejo Europeo, se analizará el "desafío" de la reconstrucción del país en guerra, centrándose en las infraestructuras de energía y conectividad, se estudiarán iniciativas para lograr una "paz justa" y para que haya "rendición de cuentas" por los crímenes cometidos en esta operación militar especial, como la denomina el Kremlin, y se revisarán los problemas de seguridad alimentaria mundial, consecuencia del bloqueo en el llamado primer granero del mundo. Los corredores de solidaridad de la UE han permitido exportar más de 23 millones de toneladas de productos agrícolas desde Ucrania entre mayo y diciembre de 2022, los alimentos están llegando a países necesitados de África, Oriente Medio y Asia, pero el flujo no es el de los tiempos de paz, ni los precios .Obviamente, estará también sobre la mesa la propuesta de 10 puntos que Zelenski hizo en el G-7 con sus condiciones para negociar con Moscú, que Putin rechaza.
Politico ha afinado que entre las medidas concretas que contemplará la declaración de la cumbre estará la implantación de un régimen sin visados para productos industriales ucranianos, la suspensión de las aduanas sobre exportaciones por un año más, nuevos movimientos para que Ucrania se incorpore a un esquema de pagos de la UE que facilita las transferencias bancarias en euros y la integración del país atacado en el área de itinerancia móvil de la Unión. También se hablará de un nuevo centro internacional para investigar crímenes en esta contienda, que tendrá su sede en La Haya y cuya conformación está ya en debate con el Gobierno de Países Bajos y la agencia Eurojust.
Von der Leyen anunció este jueves que el décimo paquete de sanciones contra Rusia estará listo para el próximo 24 de febrero, cuando se cumple el primer aniversario del inicio de la guerra. Se intentará dificultar aún más a Rusia el acceso a componentes tecnológicos, cerrando espacios que Moscú pueda aprovechar para hacerse con piezas que ya le escasean a causa de sanciones anteriores y que necesita para drones o aviones de guerra. "Está ya pagando un alto precio", sostiene la presidenta. Y hay 300.000 millones de euros de las reservas rusas congeladas que se quieren emplear en la reconstrucción de Ucrania. Hay que ver cómo.
La adhesión, entre la realidad y el deseo
Todo ello es bienvenido por Kiev pero sí hay cierta decepción porque el documento no va a contemplar ningún avance sustancial sobre el proceso de adhesión de Ucrania al club comunitario. El país es técnicamente un aspirante a estado miembro desde el pasado junio, cuando se convirtió en candidato formal con una rapidez nunca vista. El paso del primer filtro se entendió como un espaldarazo a sus autoridades, un respaldo a la soberanía del país. Sin embargo, con el paso de los meses y la implementación del proceso, se están detectando distintas visiones entre los Veintisiete.
Algunos países del espacio postsoviético, como Polonia y los Bálticos, defienden la entrada rauda, para consolidar la Europa democrática ante un potencial agresor, pero pesos pesados, antiguos socios y miembros fundadores, lo ven con más recelo. Serían 43 millones de ciudadanos más, con el poder que eso representa, lo que haría oscilar la balanza de las decisiones hacia el este de Europa. "Podría durar años, incluso décadas”, en palabras del presidente francés Emmanuel Macron. Hay otras zonas, de los Balcanes Orientales a Turquía, que llevan mucho esperando y se están quejando de la prioridad ucraniana, además. Hasta ahora, las relaciones UE-Ucrania se basaban en un acuerdo de asociación que entró en vigor en 2017.
Este jueves, el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, se ha fijado un plazo de dos años para oficializar la entrada de Ucrania en la UE. “Tenemos un plan muy ambicioso para unirnos a la Unión Europea en los próximos dos años”, ha dicho en declaraciones a Politico. Pero, parafraseando a Luis Cernuda, entre la realidad y el deseo hay una enorme distancia. El documento de mañana se está pactando con todos los líderes europeos palabra a palabra precisamente para ser claros. Por ahora, sólo ofrece vagas garantías sobre el avance del proceso una vez que se cumplan todos los hitos marcadas por Bruselas.
No se hace referencia a este ambicioso calendario, para ya, que plantea Kiev. Si no en el papel, quizá haya margen para algún guiño en los turnos de palabra públicos, pero tampoco en esto hay mucho claro, estando como están descoordinados y enemistados los equipos de Von der Leyen y Michel. Los dos quieren estar más cerca que el de al lado en el caso ucraniano y es posible que de esas competición surjan nuevos compromisos, según medios como el Financial Times.
Shmyhal incide en que las siete exigencias planteadas por Bruselas para encajar en su club se están intentando a cumplir una a una, empezando por la nueva "tolerancia cero" con la corrupción, en la que enmarcan los relevos en el equipo presidencial de las últimas semanas. No obstante, Bruselas insiste en que hay reformas importantes por hacer, sobre todo en materia judicial. Le reclama una implementación "integral y consistente" de las mismas, por ejemplo, en la Corte Constitucional. Hay preocupación por cómo se seleccionan los jueces y la separación de poderes.
Como dice Borrell, "hay que ser optimistas y, al tiempo, realistas", "nadie puede saltarse" los procesos establecidos, y a la adhesión le queda tela que cortar. La UE animará en Kiev a que se siga con los cambios y Ucrania insistirá en que le digan con claridad qué hacer y en qué tiempo, porque "hay una guerra que ganar en paralelo".
El viceministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Andrij Melnyk, ha confirmado igualmente a Politico que ahora mismo el desafío central para las autoridades de Kiev en esta cumbre, adhesión aparte, es evitar la fatiga de la guerra en sus aliados occidentales. La guerra está a punto de cumplir un año, las economías mundiales se han resentido y hay disparidad de opiniones a la hora de poner toda la carne en el asador en cuanto a armamento, cuando se espera una ofensiva rusa de calado en primavera o incluso antes. Por eso, reclama a los europeos y a los norteamericanos, básicamente, que no "levanten el pie" ahora que han accedido a enviar los tanques. "La guerra está lejos de terminar", avisa, y además Putin puede tener ahora "más apetito que nunca", por pura rabia y desesperación. Reclama apoyo aéreo, esto es, cazas, que por ahora tienen el no de pesos pesados como EEUU y Alemania.
Convencer a Bruselas de que está tan expuesta como Ucrania es el reto para movilizar más medios y en eso hará este viernes fuerza Zelenski. Entre "amigos", entre "socios", en una cumbre que Europa nunca imaginó, entre refugios, sacos terreros y defensas antiaéreas.