Bielorrusia se carga su idioma por Putin
Lukashenko cede a la creciente influencia de Moscú, mientras la lengua bielorrusa se desvanece en las aulas y la vida pública del país.
El bielorruso está desapareciendo rápidamente de las escuelas y las instituciones en Bielorrusia, donde el ruso domina cada vez más en la educación y la administración pública. Según Euronews, esta tendencia forma parte de un proceso de rusificación que Alexander Lukashenko ha intensificado en los últimos años, favoreciendo la influencia de Moscú.
Desde que Lukashenko asumió el poder en 1994, tras la disolución de la Unión Soviética, el uso del ruso ha ido ganando terreno, desplazando al bielorruso, que durante un tiempo fue la lengua oficial del país. El Gobierno de Lukashenko ha transformado la educación, los medios de comunicación y la vida política del país, imponiendo el ruso como la lengua dominante en detrimento del bielorruso.
Rusia extiende su control sobre Bielorrusia
El ruso no solo ha desplazado al bielorruso en el ámbito público, sino que refleja la creciente dependencia de Bielorrusia respecto a Rusia, tanto económica como militarmente. Moscú ha prestado apoyo financiero y energético a Bielorrusia, mientras consolida su presencia militar en el país. Las tropas rusas han utilizado Bielorrusia como base para la guerra en Ucrania, lo que refuerza la idea de que Lukashenko actúa cada vez más bajo la influencia directa de Vladimir Putin.
El avance de la rusificación no se limita solo a la lengua, sino también a la cultura y la identidad. Svetlana Alexievich, Premio Nobel de Literatura, ha criticado esta situación, asegurando que “la nación ha sido humillada”. Para Alexievich, la pérdida del bielorruso y la entrega de la soberanía a Rusia suponen un golpe difícil de superar para el pueblo de Bielorrusia.
La persecución de la cultura bielorrusa
Lukashenko ha promovido el uso del ruso y ha reprimido cualquier muestra de la identidad nacional bielorrusa. El Gobierno ha clausurado organizaciones nacionalistas y ha perseguido a figuras culturales que defienden el uso del bielorruso. En las aulas, los padres, como explica Euronews, han recibido advertencias para no cuestionar la rusificación del sistema educativo. Las autoridades han reformado el plan de estudios para alinearlo con el de Rusia, mientras imponen narrativas propagandísticas en las clases.
El uso del bielorruso en las escuelas ha disminuido drásticamente. En 1994, casi el 40% de los estudiantes recibía su educación en bielorruso; hoy, el porcentaje ha caído por debajo del 9%. Hablar el idioma se ha convertido en un símbolo de resistencia, aunque muchos ciudadanos evitan hacerlo en público por temor a represalias.
Una lengua como símbolo de lucha
A pesar del miedo, muchos bielorrusos consideran el uso de su lengua materna como una forma de oponerse al régimen de Lukashenko. Alina Nahornaja, autora de un libro sobre la discriminación lingüística en Bielorrusia, afirma que el bielorruso se ha convertido en “un símbolo de libertad”, aunque los ciudadanos que lo hablan en público temen ser señalados como opositores.
Desde el exilio, la líder opositora Sviatlana Tsikhanouskaya ha denunciado que Lukashenko “ha vendido la soberanía de Bielorrusia a Putin”. Para Tsikhanouskaya, la identidad y la lengua son las armas más poderosas de Bielorrusia contra la influencia rusa.
El Gobierno ruso no solo impone su presencia militar, sino que también promueve su cultura en Bielorrusia a través de las Casas de Rusia, centros creados para difundir el idioma y los valores rusos en varias ciudades del país. El analista Alexander Friedman advierte que el Kremlin está consolidando su control cultural en Bielorrusia, plantando narrativas rusas entre la población y minimizando cualquier forma de resistencia nacionalista.
Esta estrategia de rusificación recuerda las tácticas empleadas por Moscú en Ucrania, donde Putin también negó la existencia de una identidad nacional independiente. El exministro de Cultura bielorruso Pavel Latushka sostiene que el Kremlin busca lograr lo mismo en Bielorrusia, eliminando la lengua y la cultura bielorrusas para imponer la influencia rusa de forma irreversible.