Barnier, en el alambre: ¿qué pasa si triunfa la moción de censura contra el Gobierno francés?
Las izquierdas y la ultraderecha han prometido su voto contra Michel Barnier, lo que obligaría a Macron a dar el enésimo volantazo en un momento más que complejo. Pero de aquí al miércoles todo puede cambiar.
La siempre movidita política francesa puede vivir un nuevo episodio en 48 horas. Y, a estas horas, todo apunta a que será sonado. La oposición amenaza con hacer caer al actual gobierno encabezado por Michel Barnier en una o incluso dos mociones de censura a la que han prometido sumarse La Francia Insumisa y la Agrupación Nacional de Marine Le Pen.
Una suma que haría inútil el respaldo de las fuerzas macronistas, en respuesta a la decisión presidencial de aprobar los presupuestos vía 'decretazo' y contra la mayoría de críticos en la Asamblea.
El recurso de la moción de censura en el Parlamento francés es habitual como elemento de presión bien contra 'Matignon', residencia del primer ministro, o incluso como 'toque de atención' al presidente de la República. En poco más de medio siglo se supera ampliamente el centenar de mociones, de todo signo y casi idéntico resultado, porque no es nada habitual que surta efecto y haga dimitir en bloque al Gobierno. Únicamente ocurrió en 1962 con la caída de Georges Pompidou.
Quizás en menos de 48 horas pueda vivirse otro de esos momentos 'históricos' en un país que sigue añadiendo hitos a su cotidianidad política.
¿Qué ha pasado?
Lo fácil sería decir qué no ha pasado en los últimos meses. El elemento precipitador ha sido la decisión de Barnier de aprobar por decreto su ley de presupuestos para la Seguridad Social, 'tirando' del artículo 49.3 de la Constitución francesa para sortear el más que previsible bloqueo de la Asamblea.
El actual mandatario lo ha denominado un "ejercicio de responsabilidad" que incluye medidas de ajuste en un contexto de grave crisis de déficit nacional, con la deuda y la prima de riesgo disparadas. La oposición no lo ha tomado como tal. De hecho, este 'desafío' ha sido el punto de no retorno para una izquierda que ya le tenía ganas a Barnier desde que fue elegido por Macron hace apenas tres meses, en lugar de un candidato de su bloque, el ganador en las legislativas de verano.
La presidenta del grupo parlamentario de La Francia Insumisa, Mathilde Panot, ha denunciado el "caos" político y ha insistido en que "no es posible que en una democracia gobiernen quienes han perdido las elecciones". A su reproche se suma la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, que ya ha adelantado su 'sí' a la moción contra el Gobierno... salvo acuerdo de última hora. "Pero tengo pocas esperanzas de que sea iluminado por la gracia", ironizaba el reciente candidato y mando derecha de Le Pen, Jordan Bardella.
Su formación se agarra a una enmienda para indexar las pensiones a la inflación, aunque han quitado hierro a una posible victoria de la moción. Se prorrogarían las cuentas del año pasado y "habrá un nuevo primer ministro y adoptará un nuevo presupuesto", ha apuntado la propia lideresa.
Todo se sabrá el miércoles. De momento, la aritmética parlamentaria surgida de las recientes elecciones pone contra las cuerdas al Ejecutivo liderado por Barnier tras la polémica elección del primer ministro por parte de Macron.
¿Qué puede ocurrir con la moción?
Una votación común entre todos los diputados surgidos del Nuevo Frente Popular (insumisos, socialistas, ecologistas y comunistas entre ellos) y de ultraderecha aúna suficientes apoyos para hacer caer al Gobierno, que goza de una posición débil en la Asamblea. Le Pen ya ha anunciado que, al margen de la moción que presentarán por su cuenta, respaldarán otras iniciativas, "vengan de donde vengan".
Por ello, el escenario menos probable es que Michel Barnier salve el debate y posterior votación y consiga más apoyos que rechazos, lo que le permitiría mantenerse en el cargo... más allá de las posteriores medidas que pudiera adoptar el mismísimo Emmanuel Macron.
Si se cumple lo previsible y la oposición se une contra Barnier, el mecanismo parlamentario actuaría de inmediato contra él y su gabinete. A diferencia de España y otros países, en Francia las mociones de censura no son constructivas, no tienen candidato alternativo, sino que se lanzan con el único fin de acabar con el gobierno.
Esto obligaría a Macron a iniciar una nueva ronda de contactos con las fuerzas parlamentarias para nombrar a un nuevo primer ministro/a con quien suceder al que se convertiría en el más breve de la era actual en el país galo. Un horizonte si cabe más complejo, dada la negativa del jefe del Estado a proponer a un candidato de izquierdas pese a la victoria legislativa del Nuevo Frente Popular, la plataforma de unidad articulada contrarreloj para evitar lo que apuntaba a éxito en las urnas de la ultraderecha lepenista.
¿Podría haber nuevas elecciones?
Caiga o no el Gobierno, lo que es seguro es que de momento no habrá cambios en la propia Asamblea y, por ende, no habrá elecciones anticipadas.
Por ley, el presidente de la República no puede disolver las cámaras y volver a sacar las urnas legislativas hasta que no haya pasado al menos un año de la anterior convocatoria electoral. Los comicios celebrados el 30 de junio y 7 de julio obligan a mantener la cámara al menos hasta esa fecha de 2025.
Ocho meses que, en este punto, se antojan un mundo dada la polarización política y la cada vez menor red de apoyos macronistas.