Alertan de la amenaza oceánica para el túnel colosal que busca unir EEUU con Europa en una hora
Una obra faraónica que cambiará el transporte mundial, pero que tiene algunas debilidades que pueden ponerlo en riesgo.
Ya están en marcha los planes y las propuestas para la renovación del Túnel Transatlántico, una infraestructura formidable que podrían revolucionar los viajes entre Estados Unidos y Europa y, en concreto, entre Nueva York y Londres.
El citado túnel es una enorme iniciativa de 15 billones de libras (unos 18.000 millones de euros) que podría unir estas dos grandes ciudades mediante un corto viaje de, atención, apenas una hora de duración, en lugar de las ocho horas que suele llevar un vuelo actualmente.
El proyecto permitirá que un tren viaje a 3.000 millas por hora (4.828 kilómetros por hora), a través de un túnel que estará debajo del océano Atlántico. Una obra de filigrana por las complicaciones técnicas que supone, que pulverizaría el Shanghai Maglev, el tren público más rápido del mundo, que viaja a sólo 460 kilómetros por hora.
La tecnología de tubos de vacío es la base de este colosal proyecto y el uso de propulsión a chorro también contribuye al ingenio del túnel. La propulsión a chorro se produce cuando el empuje de un motor se hace con el uso de un fluido a chorro, de rápido movimiento, lo que permite alcanzar velocidades sin precedentes que contribuirán aún más a reducir los tiempos de viaje a apenas 54 minutos.
La tecnología de tubos de vacío se utiliza habitualmente en la construcción de túneles para sistemas de transporte que requieren sistemas de alta velocidad, como el Hyperloop y los trenes vacíos.
En un túnel de estas características, los trenes pueden moverse mucho más rápido que antes ya que no encuentran resistencia del aire y esto les permite alcanzar velocidades mucho más altas que los trenes tradicionales.
Según Newsweek, si la construcción de este túnel avanza al mismo ritmo que la del Túnel del Canal de la Mancha en Europa -que es su comparación más lógica-, la excavación y construcción del Túnel Transatlántico podría llevar parte de un milenio.
Una ingeniería tan intensa y unos detalles tan intrincados como los que requiere el Túnel Transatlántico no son una hazaña fácil y su realización supone una tarea brutal, debido a una serie de obstáculos importantes. Esto implicaría que los expertos tendrían que excavar hasta 5.500 metros de profundidad, lo que requeriría que los científicos examinaran la estructura geológica del fondo marino.
Al examinar esa estructura, los científicos podrán identificar posibles fallos, y todo esto deberá realizarse antes de cualquier construcción.
Aunque Elon Musk ya sabe cuál es la mejor compañía para construir este megaproyecto (y barre para casa), éste podría tardar décadas en completarse. Lo ha expuesto un ingeniero, que compartió sus pensamientos sobre el Túnel Transatlántico en las redes sociales. El experto publicó sus comentarios en el foro de la comunidad Stack Exchange, destacando los principales problemas que enfrenta este túnel colosal que podría descarrilar todo el plan.
Además de las grandes profundidades del Atlántico, destaca las dificultades de ensamblar secciones de túnel a una profundidad tan asombrosa de alrededor de 5.500 metros, que plantean un problema y una preocupación añadida por cómo garantizar que los trabajadores pudieran sobrevivir con tal presión de agua.
"Además, aguas tan profundas aumentarán las tensiones en la roca del lecho marino, lo que será problemático para un túnel excavado", añade.
Pero el mayor obstáculo de todos es el sistema de volcanes en medio del océano, también conocido como la Dorsal Mesoatlántica, que envuelve la Tierra y se extiende aproximadamente 65.000 kilómetros.
"Se trata de una zona volcánica activa que está separando las placas continentales que separan América de Europa y África. Esta dorsal es visible por encima del agua en Islandia”.
El Túnel Transatlántico “puede no ser posible”, avisan, ya que “el túnel requeriría un mantenimiento regular para remediar los daños causados por la Dorsal”.