Que no muera tu utopía
No debemos dejarnos vencer. A pesar de la oscuridad que lo impregna todo, tenemos que seguir mirando al horizonte y ser conscientes de que existe otro futuro muy posible. Frente al mantra del "no hay alternativas" tenemos que recuperar la ilusión y ser conscientes de que la realidad será como nosotros queramos que sea.
Con la llegada del invierno parece que todo se va volviendo más gris y la desesperanza hace mella en nuestro ánimo. Los españoles estamos perdidos, desorientados, y la sensación de que nos encontramos dando vueltas como tontos en el interior de un túnel oscuro y sin salida se acrecienta por momentos. En lugares como Portugal la gente empieza a entrar en un negro abatimiento: cada vez cuesta más seguir movilizándose cuando no se atisba el final de la agonía. En España, por lo pronto, un siniestro expresidente se regocija por la desaparición de la izquierda, ensimismada en su propia nulidad.
El mejor ejemplo de este estado de ánimo lo vemos en una trágica realidad cada vez más cotidiana: muchas personas humildes están renunciando a luchar por cambiar su realidad y optan por la más terrible de las soluciones, el suicidio.
Pero no debemos dejarnos vencer. A pesar de la oscuridad que lo impregna todo, tenemos que seguir mirando al horizonte y ser conscientes de que existe otro futuro muy posible. Frente al mantra del "no hay alternativas" que repiten nuestros gobernantes como si de tristes verdugos se tratasen, tenemos que recuperar la ilusión y ser conscientes de que la realidad será como nosotros queramos que sea. Debemos perseguir nuestros ideales, y a pesar de lo lento del camino no caer en la frustración por no alcanzar nuestras metas en el corto plazo.
La editorial El Páramo acaba de publicar un buen libro para recuperar la ilusión en estos tiempos grises, llamado precisamente Utopías. Este proyecto nace como una idea de cambio y de indignación ante la situación que padecemos, y en él colaboran autores, periodistas y pensadores de la talla de Julio Anguita, Luis García Montero, Federico Mayor Zaragoza, Arcadi Oliveres o Fernando Berlín. Sus beneficios se destinarán íntegramente a Aldeas Infantiles. Yo participo con un escueto texto que escribí hace ya unos cuantos meses, y que intenta transmitir la idea que he esbozado en las últimas líneas, hoy en día tan necesaria. Quiero compartirlo con vosotros a continuación, con la esperanza de que no dejéis morir vuestra utopía: