Del 15M al 24M: crónica de un cambio anunciado
Las personas que salimos a la calle en el 2011 hemos demostrado que nuestra intención iba mucho más allá de acampar en las plazas para mostrar nuestro descontento: queríamos cambiar España en profundidad y acabar tomando las instituciones con candidaturas capaces, esta vez sí, de representarnos.
Manuela Carmena en la noche electoral. Foto: Ahora Madrid
Hace 4 años, Jose Antonio Bermúdez de Castro, portavoz del PP en el Congreso, recomendó con sorna a los indignados que en aquel entonces protestábamos en las plazas que dejásemos a un lado las pancartas y nos manifestásemos con votos. ¿Para qué preocuparse? No éramos más que cuatro gatos haciendo ruido en las calles, incapaces de articular una alternativa coherente en las urnas. Después del éxito de un PP al alza en las municipales de 2011, este desprecio parecía en parte justificado: en la arena política, el 15M era, como mucho, capaz de promover el abstencionismo, allanando el camino para el triunfo permanente de la derecha. Sin embargo, esta visión no podía ser más errónea. Pasados 4 años, y después de haber desarrollado un trabajo lento pero constante en calles, barrios y plazas que ha alterado profundamente el tejido de nuestra sociedad, los movimientos ciudadanos nacidos al calor del 15M han logrado provocar un increíble vuelco en las principales ciudades de España que ha cambiado para siempre el panorama político de nuestro país.
Las personas que salimos a la calle en el 2011 hemos demostrado que nuestra intención iba mucho más allá de acampar en las plazas para mostrar nuestro descontento: queríamos cambiar España en profundidad y acabar tomando las instituciones con candidaturas capaces, esta vez sí, de representarnos. Somos un país de impacientes y cortoplacistas, y en aquel entonces me cansé de repetir que los cambios van siempre lentos, y que los procesos que se inician en los sectores más dinámicos de la sociedad acaban permeando la totalidad de la misma y, finalmente, de forma inevitable, llegan a la política. Hoy vemos lo cierto de esta afirmación, con un espíritu quincemayista más fuerte que nunca que ha prendido en las alcaldías de Madrid, Barcelona y otras muchas ciudades.
¿Cuáles son las claves que demuestran que el 15M ha sido fundamental en el cambio político que hemos vivido este 24 de mayo? En primer lugar, el hecho de que el vuelco electoral que ha castigado las políticas antisociales y antidemocráticas del PP no haya supuesto simplemente la irrupción de otro partido de izquierdas tradicional. Podemos, que últimamente había optado por adoptar estrategias algo más cercanas a la vieja política, ha visto que los mayores éxitos rupturistas de estas elecciones (en Madrid, Barcelona, Coruña, Santiago de Compostela, Zaragoza...) vienen de la mano de procesos de confluencia en los que los movimientos sociales han tenido una importancia capital. Vemos aquí la presencia de una de las reivindicaciones clave del 15M, cuando se demandaba participación ciudadana y confluencia política frente a la corrupción, las políticas de austeridad y el expolio de lo público. Solo cuando se apuesta por esta unidad abierta, participativa e integradora frente a los de siempre, sin excesivo apego a siglas, consignas, o líderes mesiánicos y con una implicación activa de las bases, es posible lanzar una propuesta política que ilusione a esa ciudadanía que desde el despertar del 15M ansía participar y tomar las riendas de su destino.
Por otra parte, el innovador desarrollo de la propia campaña en aquellas ciudades donde concurrían estas mareas políticas y ciudadanas de cambio ha tenido mucho que ver con los procesos colaborativos y distribuidos tan característicos del 15M. El caso más paradigmático ha sido el de Madrid, ciudad en la que la propia organización "oficial" de Ahora Madrid se ha visto desbordada en plena campaña por la ilusión, creatividad y garra de una colectividad abierta y autoorganizada que lo ha dado todo para producir montones de materiales y acciones de apoyo a Manuela Carmena. Frente al verticalismo autoritario y soberbio de la candidatura de Esperanza Aguirre, Ahora Madrid ha dejado que la gente sea protagonista a través de plataformas autoorganizadas como Madrid con Manuela, que han articulado una campaña que supera incluso según el activista Bernardo Gutiérrez al #YesWeCan de Obama en cuanto a la implicación de la base social a través del Do it with Others (una vuelta de tuerca colaborativa al Do It Yourself). El éxito de la candidatura ciudadana de Ahora Madrid, en la que se combina por un lado el carisma, cercanía y honestidad de una líder democrática e inspiradora capaz de respetar los procesos colectivos con la implicación de una ciudadanía activa y participativa que hace suya la candidatura y la dota de la frescura necesaria para hablar de tú a tú con la totalidad del electorado, ha constituido así un ejemplo magistral de esa comunicación política del siglo XXI que puso en boga el 15M y que es capaz de conectar con el lenguaje y las aspiraciones de la gente de a pie.
En definitiva, ese 15M que muchos daban por muerto finalmente se ha revelado como la semilla clave del cambio político en nuestro país. Pero ojo, no de cualquier cambio: hoy hemos avanzado un paso más en el camino hacia una sociedad y una política más inteligente, abierta, democrática, transparente, participativa y colaborativa. Es apasionante lo que nos espera.