Sánchez despeja el futuro de Madina
Eduardo Madina irá en la candidatura del PSOE por Madrid, tras rechazar la oferta de ser número uno por Álava y pese a la rebelión en el PSM. La gran duda es si tendrá escaño garantizado en el Congreso: el encaje no es fácil, y los argumentos para convencer al PSOE de Madrid de que acoja en su seno a un cunero que, además, trabajó activamente por la candidatura rival a la de la actual secretaria general, Sara Hernández, no terminan de entenderse.
Si la vida se resumiera, como dijo Ernesto Sábato, en tres sucesos básicos (agonía, agonía y agonía), Eduardo Madina ya puede salir de uno de sus trances porque Pedro Sánchez ha despejado su futuro inmediato. El que fuera su principal adversario en el congreso federal de 2014 estará, como desea, en la candidatura de Madrid, si bien falta por concretar en qué puesto. La gran duda es si tendrá un escaño garantizado en el Congreso de los Diputados. Esta semana alguien, no se sabe con qué propósito, dio por hecho que iría de número cinco, pero el encaje no es fácil, y los argumentos para convencer al PSOE de Madrid de que acoja en su seno a un cunero que, además, trabajó activamente por la candidatura rival a la de la actual secretaria general, Sara Hernández, no terminan de entenderse.
"Si Madina quiere ir por Madrid, irá". El número uno de los socialistas, que sigue creyendo que el lugar de Madina es el País Vasco, ha despejado con estas palabras una de las principales incógnitas sobre las candidaturas del PSOE a las elecciones generales del próximo diciembre.
El nombre del hoy diputado vizcaíno -que hasta antes del verano tenía decidido abandonar la política- había regresado a los titulares de algunas crónicas, tras cambiar de opinión sobre el lugar que debe ocupar en el PSOE de Pedro Sánchez y después de un año de ostracismo voluntario. Él sostiene que el motivo de su viraje es ayudar al partido en un momento difícil, no defraudar a quienes le apoyaron en su candidatura a la secretaría general y le han pedido que siga y lanzar un mensaje de unidad que cierre las heridas del pasado. En Ferraz, sospechan que su voluntad no es la de colaborar con la dirección federal, sino más bien trabajar para quienes ven en Susana Díaz la alternativa a Sánchez tras las generales si éste no logra la Presidencia del Gobierno. Las espadas siguen en alto; la andaluza más dispuesta que nunca y su ejército, preparado para dar el salto. Madina es hoy uno de sus soldados. Tanto es así que si no entrara finalmente por la candidatura de Madrid, tiene sobre la mesa una oferta que Díaz le hizo hace meses para ir por Sevilla, aunque los nombres que se barajan ya para los tres primeros puestos de esa circunscripción son el de Antonio Pradas, Silvia Oñate y José Manuel Girela. Semejante operación sería entendida como una auténtica declaración de guerra a la dirección federal.
Pese a todo, el número uno del PSOE está dispuesto. Sabe que el gesto de incluir al vizcaíno tendrá una lectura positiva y magnánima para el secretario general porque el vasco es aún un referente para algunos sectores del socialismo. Nadie entendería que Ferraz le dejara fuera de las listas, pese a que fue él quien rechazó la oferta del secretario general primero para entrar en su Ejecutiva y después en el comité de sabios que le asesora en la redacción de su programa electoral. Por el contrario, están convencidos de que será Madina quién tenga dificultades para justificar su repentino afán colaboracionista, su negativa a encabezar la candidatura por Álava que le ha ofrecido Idoia Mendía y las consecuencias que tendrá para algunos socialistas madrileños su deseo de ser diputado por la capital.
El vizcaíno niega la mayor. Y una vez que Patxi López tiene asegurado el número uno por Vizcaya, entiende que su sitio está en Madrid. Primero por el componente nacional de esa candidatura y después, por los 41.000 votos del socialismo español que sumó en el último congreso. Así se lo transmitió a César Luena en una reunión que mantuvo con él a principios de septiembre, y en la que en todo caso le hizo saber que aceptaría la decisión de la dirección federal fuera cual fuera, pero que en ningún caso asumiría el número uno por Álava, una federación fracturada que se debate entre conseguir uno o ningún diputado.
Sánchez está por la labor de atender los deseos del que fue su principal adversario, pero su encaje le está generando más problemas de los que esperaba. Ni el PSM ni algunos de sus más estrechos colaboradores se lo están poniendo fácil. De un lado, para la secretaria general, Sara Hernández, no es plato de gusto tener que avalar el nombre de quien trabajó activamente por la candidatura rival a la suya en el cónclave extraordinario de los socialistas madrileños del pasado julio. De otro, los puestos de salida no dan para mucho y situar a Madina en uno de ellos obligaría a desplazar a Rafael Simancas, a José Enrique Serrano o al secretario de Política económica de la Ejecutiva, Manuel de la Rocha, ya que los números uno y tres están reservados para Sánchez y su portavoz en el Congreso, Antonio Hernando.
De momento, entre los nombres que Ferraz ha puesto a circular por las agrupaciones de Madrid para que sean propuestos ante el comité regional no figura el de Madina. Y en el PSM se rebelan ante la posibilidad de que el primer nombre de su candidatura vinculado a la política madrileña aparezca en el número 7 cuando hoy en el Congreso de los Diputados sólo hay diez parlamentarios madrileños, y las perspectivas de perder varios diputados por ésta circunscripción son más que probables. En las últimas horas se ha especulado con la posibilidad de que Simancas encabece la lista al Senado, pero Sara Hernández le hizo saber que tenía la palabra de Sánchez de que ocuparía un lugar en la de la Cámara Baja. Relegar a José Enrique Serrano, ex jefe de gabinete de Felipe González y de Zapatero y hoy uno de los más estrechos colaboradores de Sánchez, tampoco es del agrado de la dirección federal. Como ven, el sudoku es complicado, y en el PSOE es público y notorio que Madina ha sido entre bambalinas -nunca en público- uno de los más furibundos críticos con la gestión de Pedro Sánchez.
La Comisión Federal de Listas tendrá la última palabra. Y no es la primera vez que corrige las candidaturas que le llegan desde los comités provinciales. Pero si éste fuera el escenario elegido para incluir a Madina, su figura pública quedaría muy desgastada y su supuesto apoyo entre las bases, en entredicho. En principio, en Ferraz no tienen intención de corregir las propuestas que lleguen de las federaciones. Para ello, el secretario de Organización, César Luena, se afana estos días en la redacción de unas candidaturas del agrado del federal, en las que haya más partidarios que detractores del "aparato". Si Susana Díaz ya piensa en el día después de las generales, ídem la dirección federal. Quieren un Grupo Parlamentario renovado, pero dispuesto a darlo todo en la batalla final por el actual secretario general.