Camino de una reforma exprés de la Constitución
En estos días de cábalas sobre lo que puede o no puede ocurrir si Rajoy no solicita la confianza de la Cámara Baja, ha trascendido que Felipe VI trasladó en julio a los dirigentes políticos que su obligación constitucional era hacer todo lo posible para que empezara a contar lo que Pedro Sánchez llama "el reloj de la democracia". Y que si de la primera ronda no salía un candidato para la investidura, habría que pensar en una sesión que evitara nuevamente el bloqueo y pusiera en marcha el contador.
No consta que la carta escrita por Albert Rivera este domingo a sus "compatriotas socialistas" haya hecho mella en Pedro Sánchez. Mientras el líder de Ciudadanos ponía este domingo al PSOE frente al espejo de la realidad desde las páginas de El País e invitaba a sus dirigentes a elegir entre quedarse al margen de cualquier negociación política o permitir con su abstención que arranque la legislatura, el secretario general de los socialistas yacía sobre la arena de una playa almeriense. ¿Recuerdan un solo líder político que haya protagonizado mayor número de "robados" fotográficos en un mismo verano?
Sánchez ya lleva cuatro. En el último, con gafas de espejo y gorra de cuadros, leía a Murakami mientras su esposa, Begoña Gómez, le rociaba de protector solar. Suponemos que de protección 50, a tenor del grado de achicharramiento del secretario general de los socialistas. Pero nada. Es inmune a las quemaduras. Ni la encendida plegaria de Rivera, ni la amenaza de ruptura en su partido, ni el bloqueo institucional, ni las presiones del Ibex, ni las admoniciones de las instituciones comunitarias.... Nadie ha conseguido perturbar su retiro agosteño.
Y si Pedro Sánchez no se mueve del "no", de nada servirán los simulacros de democracia interna del PP para aceptar las condiciones impuestas por Ciudadanos. Tampoco que Rivera abjure de todas sus promesas y pase de la abstención al "sí". Mariano Rajoy no podrá ser investido y España, salvo milagro laico en el socialismo, caminará inexorablemente hacia una tercera convocatoria electoral.
En el Congreso, de momento, no hay previsión alguna para un debate de investidura ni indicación a los servicios de la Cámara para que desplieguen la infraestructura necesaria que precisa una sesión plenaria. En el PP, al menos hay una certeza: que Rajoy no pasará por una sesión fallida como por la de marzo de Pedro Sánchez. El presidente en funciones no está dispuesto a ello por dos motivos. Uno, porque no se fía de que, tras unas investidura fallida, el PSOE -como le han hecho llegar algunos socialistas- sea capaz de imponerse a Sanchez y obligarle a que facilite un gobierno de derechas. Y dos, porque tampoco tiene garantías de que el secretario general de los socialistas no intente formar una mayoría alternativa, como le sugiere desde hace semanas Podemos.
De ahí que cuando el presidente en funciones salió en julio de Zarzuela aceptara la propuesta de Felipe VI para ser candidato a la presidencia del Gobierno, pero no diera garantías de cumplir con lo establecido en el artículo 99 de la Constitución, esto es que fuera a exponer ante el Congreso de los Diputados su programa político del Gobierno y solicitar la confianza de la Cámara.
Tras las elecciones del 20-D, Rajoy ya se negó a someterse a la sesión de investidura. Su hoja de ruta fue siempre que el Rey no le propusiera tras la primera ronda de consultas. Ni a él ni a Pedro Sánchez. Por eso desde Moncloa se consultó al Consejo de Estado sobre la posibilidad de una sesión de autodisolución de las Cortes para que empezaran a contar los dos meses preceptivos hasta una nueva convocatoria de elecciones.
Cuentan que la presión a Felipe VI para que no ofreciera a Sánchez la formación del gobierno erosionó la relación entre el presidente en funciones y el Monarca. Y cuentan también que cuando el Rey, tras el 26-J, abrió la ronda de consultas con los líderes políticos tenía claro que de ella debía salir un candidato a la presidencia del Gobierno.
En estos días de cábalas y especulaciones sobre lo que puede o no puede ocurrir si Rajoy no solicita la confianza de la Cámara Baja, ha trascendido que Felipe VI trasladó a los dirigentes políticos en julio que su obligación constitucional era hacer todo lo posible para que empezara a contar lo que Sánchez llama "el reloj de la democracia". Y que si de la primera ronda no salía un candidato para la investidura, habría que pensar en una sesión que evitara nuevamente el bloqueo y pusiera en marcha el contador. Si no era Rajoy, podría ser con la presidenta del Congreso o el del Senado.
Según varios dirigentes consultados por El Huffington Post , en ningún momento el Monarca invocó el informe del Consejo de Estado que pretendió utilizar el gobierno en funciones tras las elecciones de diciembre, una fórmula que para unos era "inconstitucional" y para otros sólo "extraconstitucional", pero que en ningún caso respondía a la letra de la Carta Magna. Lo que sí trasladó Felipe VI fue que, de no haber candidato para la investidura, los partidos tendrían que ponerse de acuerdo en una reforma "exprés" de la Constitución que acortara los plazos.
Y ese es, aseguran en el PP, el plan que tiene Rajoy si Sánchez se mantiene en el "no" a su investidura y no suma los apoyos necesarios. ¿Recuerdan sus palabras tras la entrevista con el líder del PSOE en la que éste se reafirmó en su voto contrario? "Si tuviera la seguridad de que era imposible que me eligieran, tendría que hacer una reflexión, pero los demás también. Tendríamos que ver qué salida le vamos a dar a esto", afirmó.
Pues esa es la reflexión en la que está, la salida que baraja y la siguiente pantalla que veremos si, finalmente, no hay sesión de investidura.