¿Y si quemamos la palabra 'suerte'?
Eres de los que opina que las cosas ¿suceden o haces que sucedan?
¿Son provocadas o las provocas? Si eres de los primeros, eres fan de la palabra «suerte». Si eres de los segundos, eres detractor. Existe una correlación entre los que menos creen en ella y los que más triunfan. Creer en la suerte es creer en la superstición, en una mano negra que te ayuda o perjudica de forma caprichosa y sin un porqué. Podría describirse como una religión, o más bien una secta, cuyo número de miembros al mundo interesaría reducir al máximo, ya que menos miembros en la secta se traduciría en más progreso en el mundo.
#88peldaños
Creer en la palabra «suerte» es creerse escultura en lugar de escultor.
@ANXO
Los adeptos de la palabra «suerte» consideran que las personas somos barcos a la deriva y el viento es nuestro capitán. Los que reniegan de ella afirman que somos barcos a motor, con un timón y un rumbo. No creer en la suerte es tener el control de nuestro destino. Creer en ella es cederlo. No me interesa que me hables de las circunstancias ni las coyunturas existentes, de que no eran favorables o de cómo eran de duras. Me interesa que me hables no de las circunstancias, sino de lo que tú creaste en medio de ellas.
En el éxito existen dos sacos. El saco dependiente incluye todas las variables que tú no puedes controlar: el momento en la historia, el clima, la sociedad en la que vives, el país donde naciste, la coyuntura económica, el apoyo de terceros. El saco independiente incluye todas las variables cuyo control sobre ellas sólo es ejercido por ti: tu trabajo, tu idea, tu proyecto, tu manera de llevarlo a cabo, tu visión, tu esfuerzo, tu liderazgo, tus valores, tu tenacidad, tu perseverancia, tu determinación. Los que creen en la suerte consideran que el saco dependiente siempre pesa más que el independiente. Defienden que si el número de factores adversos del saco dependiente es alto, el fracaso está justificado porque tuvieron «mala suerte».
Sin embargo, en esas mismas circunstancias tan adversas, en las que el saco dependiente pesaba tanto porque había una crisis económica terrible, una tasa de desempleo insólita o unas subvenciones que iban a concederse y al final se retiraron, alguien conseguirá aumentar las ventas en su empresa, encontrar el empleo de su vida, o lanzar su proyecto emprendedor con éxito.
Hay una razón especial para no creer en la palabra suerte, y es que con las mismas circunstancias adversas, esto es, sin lo que muchos llaman «suerte», unos triunfan y otros no.
Que lo seas o no depende de cuánto creas en el saco dependiente, el de la suerte, aquel que te dice que eres escultura, y cuánto creas en el saco independiente, aquel que te dice que eres escultor.