Y si nada cambia… 2032, ese futuro presente
Aquellos que suben como la espuma, han de bajar igual. Si UPyD, y Ciudadanos lo hicieron, por qué no el autoproclamado Cid Campeador...
Pues en este año que nos ha quedado tan bueno de 2032, a mi hijo, nacido en Reino Unido y con pasaporte español, le han ofrecido un puesto de trabajo en Madrid, y a pesar de sólo haber conocido España como turista, ha decidido volver al país que sus padres dejaron hace 34 años.
En 1998 la libre movilidad existía en la Unión Europea y a la peseta moribunda solo le quedaban unos meses de vida, que haría que nuestros nuevos viajes desde (a partir de) 1999 tuvieran el aliciente de una nueva moneda, a la que por desgracia nunca se unió Reino Unido (sobre todo ahora que ha bajado tanto).
Pues en 2032, mi hijo, con la suerte de tener un pasaporte europeo (tras tener que mostrar su interés alcumplir los 18 años de mantener la nacionalidad española en el Consulado de Manchester), puede permitirse salir de Reino Unido y vivir en otro país sin necesidad de visados ni papeleo extra.
Eso, si no se aprueba la ley presentada por el ministro de Interior, el sobrino de Eugenio (ese que salía en fotos con Adolf Hitler, creo que se apellida Espinosa de algo), por la cual se quieren crear diferentes niveles de nacionales españoles, dependiendo de nacimiento, ancestros, y “compromiso nacional” (banderita en el balcón sí o no).
En Reino Unido, tras un Brexit catastrófico con algún ex primer ministro en la cárcel y un movimiento creciente exigiendo la reentrada en la Unión Europea, los ciudadanos británicos, que antes emigraban por decenas de miles a Canadá y a Australia, ahora ven que estos países llevan tres años imponiendo cuotas a los emigrantes británicos…. Ironías de la vida, los mismos que impusieron sus cuotas para impedir la llegada de inmigrantes, ahora no pueden emigrar.
Las granjas británicas han pasado a ser más bucólicas, aún si cabe, sin maquinaria que demuestre su anterior pujante actividad económica, atrayendo a miles de trabajadores que recogían sus fresas y manzanas. Unas manzanas que ya en 2019, se decía que no había trabajadores suficientes para recogerlas…y en 2019, cuando aún podían elegir entre Brexit sí o la opción de no autoinflingirse un tiro en el pie.
Mucho ha cambiado la situación de la entonces cuarta o quinta potencia económica (alternándose con Francia), y el poder político, que ya en 2019 se preveía que perdería, con la bajada de su influencia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y que sigue cayendo en picado fuera del paraguas de la Unión Europea.
Entiendo que mi hijo no vea en su país de nacimiento el mismo atractivo que yo veía en 1998, en pleno Britpop, con una economía en crecimiento y donde lo inglés molaba, era transgresor y moderno, y que había logrado deshacerse de la caspa.
Pero España, tras el regalo de 52 escaños en noviembre de 2019 a una creciente extrema derecha, adjudicó una tercera posición en la política patria a una banda que, sin llegar a ser mayoría, ha ocupado asientos en el Gobierno las tres últimas legislaturas imponiendo, por ejemplo, que se incluya la caza y la tauromaquia en los programas escolares, siguiendo a Andalucía, que fue la precursora en la asignatura “España cañí”, allá por el lejano 2019.
Este Gobierno ha ayudado mucho a los fabricantes de banderas en Yiwu en la provincia de Zhejiang en China, que se han hartado de vender banderitas rojigualdas, muchas con motivos ornitológicos, desde la irrupción de este partido.
Esta España que ha viajado décadas atrás en civismo solidaridad y talante, sigue teniendo mucho más sol que Reino Unido. Y si vas con un trabajo y no enciendes las noticias, ni escuchas la radio, ni hablas con los vecinos, y menos tea acercas al bar de la esquina... es un país ideal para vivir.
Con un manual de cómo sobrevivir en España, espero que mi hijo, en 2032, con su acento de Yorkshire, no escuche demasiadas veces el “vete a tu casa” o “nos robas el trabajo”, a pesar de ser español… Porque el listón de a quién insultar o a quién discriminar, seguirá bajando con estos del Amanecer Dorado español.
Este 2032 que nos ha quedado se parece mucho a 1978. Reino Unido como el enfermo de Europa de nuevo, y una España más preconstitucional que cuando no teníamos Constitución.
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Esta ficción ha de ser revocada allí, aquí, y en todo el mundo. El 2032, debería estar muy lejano del mal sueño de noviembre de 2019, y aquellos que suben como la espuma, han de bajar igual. Si UPyD, y Ciudadanos lo hicieron, por qué no el autoproclamado Cid Campeador versión 2.0 y sus amigos… no hay dos sin tres.
Reino Unido y España pueden rectificar, esperamos que se empiece de manera global con EE UU en 2020, y retiren a Donald Trump (no voy a pedir a Sanders a cambio, que ya sabemos que la avaricia rompe el saco, ¿verdad Pedro?).
Y de aquí al 2032, esperemos que mi hijo tenga de la opción de irse o quedarse, y que, haga lo que haga, sea bienvenido en cualquier país pudiendo elegir lo que quiera.
Quizás para el 2032 los señores políticos hayan organizado ya el Pleno del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior de 2019. Seguimos esperando, corto y cambio.