Xi Jinping promete "una nueva era" para China en la inauguración del XIX Congreso del Partido Comunista
El presidente chino no ha dejado ver entrever ninguna esperanza de liberalización del régimen.
El presidente chino Xi Jinping ha instado este miércoles a los comunistas chinos a combatir cualquier amenaza a la autoridad del partido en el poder, en la apertura de un congreso que volverá a consagrar en el poder al dirigente del país más poblado del mundo.
Prometiendo "una nueva era" socialista para su país, del que ha esbozado un panorama hasta 2050, el presidente chino no ha dejado ver entrever ninguna esperanza de liberalización del régimen.
"Cada uno de nosotros debe hacer más para defender la actualidad del partido y del sistema socialista chino y oponerse decididamente a cualquier palabra y acción para socavarlos", ha recalcado el presidente chino, ante los cerca de 2.300 miembros reunidos para la gran asamblea quinquenal del partido en el poder.
Casi todos con traje oscuro y corbata roja, los delegados del "mayor partido del mundo" (89 millones de militantes) escuchaban atentamente el discurso de Xi en el Palacio del Pueblo de Pekín, custodiado por altas medidas de seguridad, tras haberle dedicado una ovación cuando entró, sonriendo y flanqueado por sus dos predecesores, Jiang Zemin y Hu Jintao.
Dirigiéndose al resto del mundo, Xi, que recibirá el mes que viene al presidente estadounidense Donald Trump, ha afirmado que su país iba a "abrirse todavía más" y ha prometido un trato "igualitario" para las empresas extranjeras. También ha dicho estar determinado a continuar con la modernización militar para "hacer del ejército popular un ejército de primer orden" para 2050.
Se prohibieron los partidos de fútbol y se cerraron las discotecas en la capital, donde un amplio despliegue policial se encargaba de mantener la seguridad en torno a esta importante cita, que durará una semana.
También ha advertido al vecino Taiwán, estar tentado de separarse definitivamente de China, asegurando que Pekín "tiene los medios para vencer las tentativas separatistas a favor de la independencia taiwanesa".
Se espera que el XIX Congreso renueve en el poder por cinco años a Xi como secretario general, o que incluso le permita plantearse un mandato todavía más largo.
El límite de edad de 68 años impuesto a los miembros del buró político —la instancia de 25 miembros que gobierna China— podría efectivamente desaparecer para Xi Jinping, que cumplirá 69 en el próximo congreso de 2022.
Xi Jinping "quiere putinizarse" al mantenerse indefinidamente en el poder, apuntó el sinólogo Jean-Pierre Cabestan, de la Universidad bautista de Hong Kong, en referencia al presidente ruso Vladimir Putin, con quien el número uno chino parece compartir cierto desafío a Occidente, gracias al poder que le otorga el fenomenal auge económico de su país.
Desde su llegada al poder a fines de 2012, Xi Jinping colocó a sus hombres en los puestos clave, ayudado por una campaña anticorrupción que sancionó a más 1,3 millones de funcionarios.
El Partido seguirá practicando "tolerancia cero" con los responsables corruptos, ha asegurado.
Aunque no ha puesto en tela de juicio "la economía de mercado socialista", su gobierno estuvo marcado por un regreso de la ideología marxista y de una represión que se manifiesta en internet, contra los defensores de los derechos humanos, los disidentes o los creyentes.
"Eso no gusta a todos en China. Hay gente que está en contra de la idea de que se quede más de 10 años", destacó Cabestan, al estimar que "el retorno al maoísmo genera perplejidad en todo el país".
Al luchar contra la corrupción, tanto en las Fuerzas Armadas como en el buró político, Xi Jinping "atacó los intereses adquiridos, observó el experto. "Todo eso le ha valido muchos enemigos. ha asumido riesgos que ha logrado superar hasta el momento".
En un claro indicio de la influencia de Xi Jinping, su nombre podría ser inscripto en la carta del partido, honor reservado hasta entonces a Mao Tse-Tung, fundador de la República popular, y a Deng Xiaoping, artífice de las reformas que propulsaron a China al rango de segunda potencia económica mundial.
El propio Xi evocó en su discurso una "reflexión sobre el socialismo con los colores de China para una nueva era" que podría valerle tal distinción.