Varias monjas se unen al 8M para que la Iglesia "deje de ser una institución patriarcal"
Una de ellas ha escrito una carta remitida a los medios y otras han apoyado la huelga con un vídeo en Youtube.
La monja Carmen Soto Varela, de la congregación Siervas de San José de Salamanca, reclama, con motivo de la celebración el 8 de marzo del Día de la Mujer, que la Iglesia "deje de ser una institución patriarcal y a veces machista" para poder ofrecer "en igualdad" la palabra y los dones. No es la única monja que se ha unido: otro grupo de mujeres de la Iglesia han hecho un vídeo en apoyo a la huelga.
En una carta remitida a los medios de comunicación a través del Obispado de Salamanca, la monja asegura que son un colectivo "bastante invisible en los medios de comunicación y en muchos espacios sociales".
"Con frecuencia la mirada que la sociedad tiene hacia nosotras está cargada de estereotipos que apenas responden a lo que somos ni a lo que estamos haciendo", señala en su texto.
La monja vive en una vivienda del barrio de Buenos Aires de Salamanca, en una de las zonas más desfavorecidas de la capital salmantina.
Soto Varela también apuesta por celebrar el 8 de marzo como "un desafío", porque "como otras mujeres", las monjas experimentan "los muros invisibles que la cultura patriarcal ha levantado a lo largo de los siglos y que siguen impidiendo la igualdad y el desarrollo de todas potencialidades de las mujeres en los diferentes ámbitos sociales, políticos, económicos y religiosos".
También asegura que como monjas están comprometidas "a denunciar las desigualdades, la violencia, los abusos que afectan especialmente a las mujeres más pobres, porque ellas llevan el doble peso de ser mujeres y pobres".
"En el 8M las monjas queremos alzar nuestra voz porque como ciudadanas reclamamos equidad y dignidad para todas las mujeres, porque queremos poder vivir sin miedo a padecer cualquier tipo de violencia y porque en nuestra sociedad la pobreza sigue teniendo nombre femenino", destaca.
Y añade que las monjas desean que la Iglesia "deje de ser una institución patriarcal y aveces machista" para poder sentirse "hermanas de nuestros hermanos en la fe, ofreciendo en igualdad la palabra y los dones".
Carmen Soto Varela concluye su carta asegurando: "El 8M es sin duda un símbolo, pero es también una oportunidad para tejer sonoridad y visibilizar que las mujeres queremos cambiar el mundo".