Una socorrista fuera de servicio salva la vida a un niño en una playa de Palma
Ocurrió el pasado 27 de julio en Can Pere Antoni.
Macarena Cabrujo es toda una celebridad en Palma desde el pasado 27 de julio, cuando protagonizó una heroicidad al salvarle la vida a un niño de 10 años que se ahogaba en el mar.
Esta joven socorrista argentina se encontraba ya fuera de servicio tras una larga jornada en Can Pere Antoni (Palma). En lugar de irse a casa, Cabrujo se quedó jugando al voleyball en la playa, donde aquel día ondeaba la bandera roja por el mal estado de la mar.
Según relata la propia Cabrujo a El Diario de Mallorca, observó, ya casi de noche, a un grupo de bañistas nerviosos mirando al mar: un niño de 10 años estaba siendo arrastrado por la resaca.
Y no lo dudó: “Me metí en el agua y pedí si alguien me podía acompañar para ayudarme a sacarle. Como no había tiempo, les dije que llamaran al 112”.
“El mar tiraba con mucha fuerza”, recuerda, “aunque puedo aguantar horas en el mar, sabía el riesgo al que me enfrentaba”.
Porque Cabrujo se metió a la mar sin material de rescate alguno. “Me dije o salimos los dos o nos ahogamos los dos. Cuando llegué a su altura, no podía más y se hundió. Le cogí y le saqué la cabeza fuera del agua. Le dije que estuviera tranquilo, que íbamos a salir. Pero yo sabía que nos la estábamos jugando. La corriente tiraba mucho”, recuerda.
Según recuerda, el niño, natural de Senegal, le espetó: “Pensaba que no me ibas a sacar porque soy negro”.
Cabrujo consiguió alcanzar una boya, pero la situación se puso complicada: “Enganché el dedo. En un momento me solté y me arrastró el agua dos metros”.
Entonces, una embarcación de prácticas del puerto trató de acercarse para subirles a bordo pero, debido al oleaje, sólo pudieron lanzarles un salvavidas para que se acercaran a la orilla.
“Le pedí a los del barco que no nos quitaran la vista de encima. Me armé de valor. Le dije al niño que se agarrara fuertemente al flotador y nos fuimos acercando”, recuerda la socorrista.
Por fin, tras muchísimo esfuerzo, alcanzaron la orilla. “Le di un fuerte abrazo y le llené de besos. Nunca he estado en una situación tan difícil”, asegura.
La Policía de Palma dedicó un bonito tuit a esta heroína en su cuenta oficial: “Ya había terminado su jornada, pero la vocación de servicio y el sentido del deber no conocen horarios. Final feliz. ¡Enhorabuena!”.