Una pareja robó el semen de su hijo fallecido para tener un heredero
El pequeño, que ahora ya tiene tres años, fue gestado en un vientre de alquiler en EEUU.
Es la historia de la que todo el mundo habla en Reino Unido: la de una adinerada pareja que perdió a su hijo y decidió robar su semen, contratar un vientre de alquiler y tener así un nieto, otro varón su heredero. La polémica es triple: porque el matrimonio obtuvo el esperma sin permiso de su hijo, porque eligió unas características muy concretas para el niño por venir y por recurrir a la maternidad subrogada, en EEUU, en este caso. La noticia ha sido avanzada por el diario Daily Mail.
Según relatan los medios del país, la pareja, que ha permanecido en el anonimato, decidió extraer el esperma de su hijo tras morir este en un accidente de tráfico, a pesar de que no consta que ese fuera el deseo del joven ni hay papel alguno que confirme su visto bueno. El semen, que fue congelado en el acto, se envió a Estados Unidos, fue implantado en una madre de alquiler y, finalmente, acabó dándoles un nieto.
El menor, que hoy tiene ya tres años y vive con sus abuelos en Reino Unido, fue concebido en una clínica estadounidense especializada en fertilidad y selección de género, algo que no es legal en el país de origen de esta familia. El doctor que realizó las intervenciones, identificado como David Smotrich, no era "consciente" de que la pareja no contaba con el consentimiento de su hijo fallecido para llevar a cabo dicha gestación, han explicado los mismos medios.
"Ayuda" en una situación trágica
Smotrich ha admitido que la propuesta de la pareja, que ha descrito como "notable" y "extremadamente adinerada", era bastante "inusual", pero que "fue un honor" para él "poderles ayudar en tan trágica situación" ya que aseguraban que su hijo, que tenía 26 años cuando murió, lo hubiera aprobado.
La secretaria de Smotrich, Diana Batzofin, declaró a Mail: "Yo cogí la primera llamada de la madre del muchacho muerto. Esto ha sido un matrimonio entre la ciencia y el alma. Ella me dijo que esto es lo que su hijo hubiera querido".
El doctor ha asegurado que la pareja fue muy estricta en cuanto al tipo de óvulo que se debía utilizar en función de los gustos de su hijo y la mujer que creen que hubiera sido su pareja, de haber podido tenerla y haber podido crear una familia. Querían, dice, un cierto nivel de estudios, una apariencia física y un nivel intelectual determinados.
Tanto el vientre subrogado como la donante del óvulo son estadounidenses, abundan las informaciones. Para dar a luz al nieto y heredero se crearon cuatro embriones, entre los que la pareja eligió uno y de los cuales, los tres restantes siguen almacenados y no se sabe qué futuro les espera. Todo el proceso podría haber costado entre 60.000 y 100.000 libras (de 67.000 a 111.000 euros, al cambio), un dinero que el matrimonio abonó sin problemas, antes de regresar a su país con los papeles en regla como sus padres legales, aunque realmente son sus abuelos biológicos.
En el Reino Unido no es legal extraer semen sin el consentimiento expreso del fallecido, y por ello, se considera que el urólogo que lo hizo y lo congeló podría haber cometido un delito por el que podría ser juzgado en el país.
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