Una migrante del Aquarius deja mudo a un auditorio de Madrid: "No vamos a decepcionaros"
En el Día Mundial del Migrante, Emily Sini da voz a miles de personas que ya no pueden hablar.
Emily Sini es uno de los 600 migrantes que pisaron tierra en Valencia el 17 de julio de 2018 tras varios días de travesía a bordo del Aquarius y después de que ni Malta ni Italia ni ningún otro país europeo cercano les permitiera desembarcar de sus costas. "Nunca vamos a decepcionaros. Queremos contribuir al desarrollo económico del país", dice a viva voz la joven nigeriana que está visiblemente emocionada tras contar su historia en el auditorio del Ayuntamiento de Madrid por el Día Internacional del Migrante.
Junto a ella, se encuentra la exalcaldesa de Lampedusa (Italia) Giuseppina Nicolini y Estrella Galán, secretaria general de la Comisión de Ayuda al Refugiado (CEAR) que, junto al Ayuntamiento de Madrid, ha organizado el encuentro Ilegal es dejarles morir.
Sini huyó de Nigeria por ser víctima de violencia y, tras "correr muy perdida y frustrada por el desierto" llegó a Libia. Su voz, aunque está algo quebrada, llena el auditorio por su fuerza. Acaban de emitir los audios en los que, en octubre de 2013, Italia y Malta daban la espalda a otra barcaza de 300 inmigrantes que pide ayuda por teléfono. Mientras los países discutían sobre cuál les daba acogida, 300 personas —entre las que había 60 niños— murieron en el mar esperando ser rescatados.
"En el mundo hay más de 68 millones de personas desplazadas y cada una tiene una historia", interviene la joven, "historias brutales en todos los sentidos de la vida. Mi historia es una de esas", asegura. Abandonó su país tras recibir amenazas de muerte y, cuando llegó a Libia, se le vino el mundo encima: "Lo que hay en Libia no se puede contar. Nadie quiere escucharlo. Es una vida sin vida. Nadie querría vivir allí". Pensó que allí podría empezar una vida nueva pero no fue facil: "Las mujeres somos prostituidas, sufrimos violencia y vergüenza sexual". Señala que se pueden comprar armas fácilmente y que "el único valor es el material".
Ella misma fue testigo, volviendo del trabajo, de cómo unos hombres violaban hasta la muerte a una mujer africana: "A nadie le importa. No se puede vivir en libertad". El día que le robaron todas sus pertenencias se quiso suicidar. Decidió irse. Embarcó en una barcaza que acabó en medio del mar a la espera de que ser rescatada. Apareció el Aquarius y subieron a bordo pero con malas noticias: ninguno de los países cercanos iban acogerlos. Volvían a Libia. "Pensamos que era mejor morir en el mar que volver a Libia", dice Sini. Cuando veían todo perdido, recibieron una llamada: el Gobierno de Pedro Sánchez en España da vía libre para desembarcar en Valencia. Desde entonces trata de aprender español y formarse en otros aspectos.
"En España me siento de nuevo persona, me siento de nuevo querida. Muchos de mis compañeros de viaje murieron en el trayecto. Personas que solo querían mejorar su vida. Si nos siguen considerando como ilegales, seguirán muriendo muchísimos en el mar. Vidas valiosas para el futuro de las sociedades", ha concluido.
En el debate, la ex alcaldesa de Lampedusa y Premio UNESCO por la Paz, Giuseppina Nicolini, ha querido recordar la solidaridad de los vecinos de la isla, una de las más afectadas por los naufragios en el Mediterráneo: "Los supervivientes nos contaban historias terribles de violaciones a mujeres o de niños prisioneros en Libia. Hemos podido superar estas tragedias porque también rescatamos a muchas personas. Durante estos años hemos salvado 300.000 vidas. Debemos contrarrestar el miedo con la cultura del valor, la paz y la solidaridad de estas personas", ha subrayado.