Un nuevo Madrid
¿Será capaz la alternativa de conseguir activar otro entorno cultural y otro modelo de vida que sea atractivo para la mayoría de Madrid?
La capital es un lugar en disputa permanente, donde pivotan dos modelos contrapuestos que se sitúan a izquierda y a derecha. Dos esquinas. Si bien en otras sociedades ganas mucho apelando a lo que se entiende como “el centro”, como en Cantabria, Canarias o Andalucía, por ejemplo, en Madrid sólo caben esquinas de lo auténtico. Madrid es épico. Las dos perspectivas ideológicas funcionan como identidades muy potentes porque tienen suficiente solidez y fuerza, siendo este un modelo de lucha ideológica que tradicionalmente ha beneficiado a la derecha.
Hay un Madrid del PP, un partido que se dice el partido de Madrid. Entender porque esto es así y tratar de deconstruirlo, requiere de muchas horas de entender lo que significa Madrid como sujeto cultural, como lugar de oportunidades, de futuro e innovación. Aspiraciones al fin y al cabo. Expectativas. Madrid es esa sensación permanente de que puedes hacerla y que tu vida de un giro de 180º grados, de que cambies de clase y condición y todo brille. Eso nos han vendido, y eso hemos comprado.
Contra ese modelo aspiracional hemos tenido una izquierda un poco triste que no ha sido capaz de ilusionar a la mayoría del electorado a través de la seductora oferta de tener unos buenos servicios públicos y esa libertad para los cualquiera que tan bien pregona el PP de Madrid. Hemos tenido una izquierda áspera y ceniza, una izquierda extraña que no brilla ni seduce, pero que ha estado a punto de llegar al poder en las dos últimas elecciones a la Comunidad.
Sin embargo en estas elecciones comprendo en Madrid dos ideas contrapuestas, una que intenta hablar sobre políticas que mejoren lo público, y otra está añadiendo miedo y ruido a nuestra vida de forma continua. Y no, no son lo que llaman la izquierda y la derecha, porque hace tiempo que esos espejos no nos dejan ver bien el fondo de las propuestas políticas. Es que en España hay demasiados cargos públicos que viven del miedo y el ruido que generan, desgastando constantemente la confianza de la gente en los proyectos colectivos.
¿Será capaz la alternativa de conseguir activar otro entorno cultural y otro modelo de vida que sea atractivo para la mayoría de Madrid? Creo que lo están construyendo.
Madrid se merece por fin un plan por el común, un modelo sostenible, de liderazgo público del país, de vanguardia, innovador, radicalmente verde, enfocado al bienestar y calidad de vida de las personas, interpelando a quienes creen que la vida pública de la capital es triste y falta de nuevas ideas. Madrid vale mucho pero le falta pensar en colectivo. Madrid puede ser mejor, más humano, más enfocado en lo cotidiano, más feliz, más serio, más empático y en definitiva “mejor persona”. Creo que eso de mejorar Madrid ya se ha hecho y estoy seguro de que con empuje suficiente podrá volver a hacerse.
Lejos tienen que quedar las ideas de trinchera, de verbo fácil, ideas con una dureza que aleja de las urnas a quienes son conscientes de que la estrategia de la violencia, el miedo y la defensa propia no van a ningún lugar bueno para la mayoría.
Las actitudes no constructivas son des-incentivadoras cuando necesitamos un cambio político. Hay miles de ejemplos que demuestran que la estrategia de las emociones negativas sólo trae legislaturas vacías, problemas identitarios y electores encerrados discursivamente entre su televisión, su sofá y su candidata.
Necesitamos una Asamblea de Madrid donde pueda darse un gran acuerdo, un gran debate de que pasa en Madrid y en España, un acuerdo entre organizaciones que con proyectos diferentes tienen la voluntad de encontrarse, verse y quererse mejor. Se echan de menos políticas públicas efectivas, acuerdos entre los distintos, poner en el centro la moral de la mayoría, ir a lo fundamental y dejar el teatro y la violencia verbal para otro momento en que nuestra sociedad no se haya quedado sin horizonte, en un país que está siendo el más perjudicado del mundo por esta situación terrible que vivimos.
Para que (la política) una política pública sea efectiva no tiene que darse solo un acuerdo en la cámara, si no todo un desarrollo social de la ley propuesta, de las ideas de fondo, a través del compromiso de todos los agentes implicados en su desarrollo. Un cambio es un éxito cuando la mayoría de la sociedad lo asume como propio independientemente de a quién voten, por eso fue un éxito Madrid Central, la mejora de la movilidad en bicicleta en la ciudad, la proliferación de zonas verdes o Decide Madrid. Podrá volver a hacerse. En la sombra de nuestra mente quedan las figuras de Manuela Carmena y Tierno Galván haciendo un Madrid más libre para los distintos y más justo para los pobres. Quizás apelar a todo esto sea mucho más auténtico que dividirnos entre izquierda y derecha.
Lo dicho, ojalá un cambio en Madrid, ojalá un Madrid lleno de ideas que sean capaces de dignificar lo común, y recordarnos que si nos hablamos y nos queremos más nuestra vida puede ser un poquito mejor cada día. Aunque sea sólo un poquito. Mucho ánimo este 4 de Mayo, y adelante, que hay ideas por pensar y un futuro mejor por hacer, en común.