Uber aprovechó la rivalidad entre Madrid y Barcelona: “Debemos crear un desafío entre Cataluña y el Gobierno”
Los directivos de la firma buscaron complicidades con el PP de Madrid y encontraron en el Mobile del 2015 una vía para avergonzar al Ayuntamiento de la Ciudad Condal, según 'El País'.
Entre los miles de correos electrónicos y documentos que conforman los Uber Files también hay algunos que afectan a la compañía en España, concretamente a Barcelona y Madrid. La compañía aprovechó la rivalidad entre el Gobierno central y el Govern para forzar un pronunciamiento en favor de la liberalización del sector o provocar que alguna de las partes decidiese antes sobre la regulación de los VTC, según ha publicado este lunes El País, medio que participa en la investigación de The Guardian y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).
Tal y como recoge El País, se produjeron comunicaciones de Uber con altos responsables políticos en Cataluña y Madrid para lograr cambios legislativos. Bajo la lista de correo denominada Spain Lobbying, en 2014 el equipo de Uber estableció contactos formales y concertó reuniones en las que defendían los beneficios de la entrada de la compañía esgrimiendo argumentos basados en la economía colaborativa, nuevas oportunidades de movilidad urbana, crecimiento económico o medio ambiente.
No obstante, en uno de los documentos, una presentación se recogía una estrategia de presión diseñada para España: “Debemos crear un desafío entre Cataluña, gobernada por CiU y ERC, y el Gobierno nacional, del PP, a favor de la liberalización, para hacerles competir por ver quién adopta primero una regulación del ridesharing”.
En la misma información desvelada por El País se especifica que Uber se marca como objetivo convencer “a los Mossos d’Esquadra” para que “se abstengan de multar a conductores y tomen acciones contra los taxistas violentos”. Y proponen acercarse a Felip Puig (CiU), por su influencia en el partido y por ser “muy cercano” al expresident Artur Mas. Mas no solo al responsable de Acció -agencia del Govern que fomentaba la competencia- también al economista Xavier Sala i Martín, una propuesta de acercamiento por si pudiese presionar en favor de la desregulación.
Si aquella era la situación en Cataluña, en el mismo documento contenido en los Uber Files también se retrata una postura muy distinta en el Madrid de por aquel entonces, gobernado por el popular Ignacio González. Según la propia compañía, el entonces dirigente madrileño representaba “la facción más liberal” del PP y está “ansioso para que Uber entre en el mercado”. Al mismo tiempo, señalaba posibles problemas: “No irán a una confrontación abierta con el taxi” y menos “a un año de las elecciones”.
En este sentido, el 22 de septiembre, un día antes de que Uber entrase a funcionar en Madrid, envió sendos correos a Borja Carabante (viceconsejero de Transportes) y Federico Jiménez de Parga (director de Transportes) en los que defendían que la plataforma ya funcionaba con éxito en la Ciudad Condal, sobre todo entre turistas, y que “creemos que en Madrid nuestra plataforma puede despertar un interés similar o incluso superior”.
No obstante, según el mencionado powerpoint, la estrategia de la compañía pasaba por la confrontación: “Debemos generar miedo entre los políticos de que Barcelona podría perder su reputación e imagen como un hub mundial de innovación y desarrollo si no adopta la política correcta”.