Trump cesa al director de inteligencia por creer en la trama rusa
“Se ha vuelto un subversivo”, decía el equipo del magnate de Dan Coats, un hombre que lleva meses contradiciendo el mensaje del republicano
Tras meses de desencuentros con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, debido a la tibieza de la Casa Blanca ante la injerencia de Rusia en las últimas elecciones presidenciales, el mandatario anunció este domingo la marcha del Director Nacional de Inteligencia (DNI, en inglés), Dan Coats.
Tras una extensa carrera vinculada al Gobierno, que le llevó a ser senador por Indiana (1989-1999 y 2011-2017), embajador en Alemania (2001-2005) y representante de la Cámara Baja (1981-1989), Coats se suma a la extensa lista de miembros del Gabinete que perdieron la confianza de Trump cuando aún no se han cumplido ni tres años del comienzo de su mandato.
En una nación azotada por los convulsos vientos de cambio de una nueva manera de hacer política, este funcionario de 76 años y de gesto adusto, se había convertido en un auténtico paladín del discurso más tradicional de los conservadores.
Este clasicismo ha tenido su reflejo tanto en las formas, marcadas por un discurso casi siempre comedido y sin grandes aspavientos; como en el fondo, con su defensa a ultranza de la inteligencia patria y sus constantes denuncias de conspiraciones del Kremlin, que, en ocasiones, evocaban los tiempos de la Guerra Fría.
Ahora, al echar la vista atrás, parece evidente que fue precisamente el día en que aparcó sus formas el que selló su destino en la Administración.
La credibilidad por los suelos
Los hechos tuvieron lugar hace poco más de un año, el 19 de julio de 2018, cuando en un evento público Coats reaccionó atónito -con una gran carcajada y un profundo suspiro incluidos- al anuncio de que la Casa Blanca había invitado al presidente ruso Vladímir Putin a visitar Washington en otoño.
Esta fue la gota que colmó el vaso del exsenador, que había visto cómo el comandante en jefe estadounidense, tras reunirse con Putin en Helsinki apenas unos días antes, ponía en entredicho la credibilidad de sus agencias de espionaje, rechazaba la injerencia de Moscú en las elecciones y daba por buenas las explicaciones de su principal adversario.
La CIA, el FBI y el propio DNI han concluido que el Kremlin intentó influir en las elecciones de 2016, si bien no han encontrado pruebas de que esta intromisión tuviera por objetivo el facilitar la llegada del multimillonario al Despacho Oval. Sin embargo, Trump siempre ha visto estas conclusiones como una deslegitimación de su victoria en las urnas.
Coats, que días antes ya se había salido del guión al convertirse en el único líder de las agencias de inteligencia en contradecir públicamente a Trump tras dicha cumbre a través de un comunicado en el que defendía el trabajo de sus agentes, reaccionó a la invitación de la Casa Blanca con un lacónico: “Va a ser algo especial”.
El vídeo de la reacción del director del DNI causó un gran revuelo en el país y, según informó el diario The Washington Post, citando fuentes cercanas al presidente, fue visto como una traición por el mandatario, que apenas un día antes, durante una entrevista, había intentado hacer control de daños alabando el trabajo de Coats.
“Se ha vuelto un subversivo”, llegó a decirle dicha fuente al diario washingtoniano al referirse al otrora disciplinado funcionario.
Lejos quedaban los días en los que, a los pocos meses de ocupar la Casa Blanca, el propio Trump le escogió para coordinar los servicios de inteligencias del país a través del DNI, una oficina creada por el entonces presidente, George W. Bush (2001-2009), tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Washington y Nueva York.
Parecía evidente que el mandatario le había elegido por ser la persona ideal para hacer frente a los tejemanejes rusos ya que, como congresista, presionó al Gobierno de Barack Obama (2009-2017) para que tomara medidas contra Moscú por la anexión de la península de Crimea en 2014.
La represalia del Kremlin fue prohibirle a Coats la entrada a Rusia indefinidamente. Ahora, debido a la sintonía que aparentan tener Trump y Putin, que contrasta con el discurso férreo del propio Coats, el director que abandonará el cargo el 15 de agosto y que el año pasado llegó a bromear sobre la posibilidad de ser invitado a pasar sus vacaciones en Siberia. Tiempo no le va faltar.