Tacticismo en la Asamblea mientras Madrid sigue tomada por el coronavirus
Ayuso insiste en que la región está intervenida por Moncloa, pero los datos dicen que está tomada por la covid, mientras Aguado mira a otro lado cuando habla.
Cuando Isabel Díaz Ayuso se pone en pie para hablar desde su escaño en la Asamblea de Madrid, pocos consejeros de su Gobierno levantan la vista del móvil para verla salvo Ángel Garrido, quizá porque fue el último que ocupó el asiento presidencial. Aunque, en realidad, casi ningún diputado lo hace, porque, al parecer, las pantallas persuaden más que la dialéctica.
El pleno de este jueves en la Cámara vallecana ha estado plagado de automatismos. Como si todo fuera un espectáculo que se engrasa cada jueves, más pendiente de la política nacional que de lo que ocurre dentro del triángulo central del mapa de España: la Comunidad de Madrid. España dentro de España.
“Sánchez”, “imposición”, “delegado del PSOE en Madrid”... Son algunas de las palabras que Díaz Ayuso, centrada en ser la oposición de Moncloa, ha dedicado a su oposición. Por momentos ha parecido que la presidenta regional se ha olvidado de que enfrente no tenía al presidente del Gobierno, sino al portavoz socialista, Ángel Gabilondo, quien ha provocado el aplauso hasta de Podemos tirando de ironía en su respuesta al portavoz del PP, Alfonso Serrano. El popular ha criticado que quienes toman medidas en Sanidad no sean médicos y que en la consejería regional, por el contrario, hay muchos. A Gabilondo no le ha quedado más remedio que disculparse por no serlo.
En los pasillos de la Asamblea se respira pausa. Algunos diputados reconocen un impasse en la política madrileña a la espera de ver cómo evolucionan los datos de la pandemia en la región, una vez finalice el estado de alarma. “Miguel Ángel Rodríguez ha visto el tirón de hacer política con la pandemia y parece funcionarles”, concede un diputado socialista.
Los datos se le han vuelto a atragantar a Díaz Ayuso. Su consejería ha dicho que hacen menos test que hace unas semanas para detectar el virus, pero según ella se hacen más. Mientras, la cara del vicepresidente, Ignacio Aguado, es el espejo de sus dudas: ¿moción sí o moción no? El naranja se ha quedado varias veces mirando al infinito, absorto, como si las palabras de su jefa no fueran con él. “Es increíble, se le nota muchísimo”, valora otro diputado socialista. “Cada uno es dueño de sus caras”, cuenta una diputada popular.
A pesar de que los escaños están aislados con mamparas transparentes para cumplir con las medidas anticovid, las conversaciones entre los diputados no quedan encapsuladas. El portavoz de Cs, César Zafra, se ha pasado la mañana conversando con su compañero de filas. Y el de Podemos, Jacinto Morano, gesticulando. Solo él, de todos los miembros de su grupo, ha levantado el puño izquierdo cuando Rocío Monasterio, de Vox, ha hablado de los “comunistas de Pablo Iglesias”. Y solo él, consciente de que hay que dar vida a los plenos, se ha llevado la mano a la cara, entre murmullos (“Qué cara, qué cara”) cuando ha intervenido Díaz Ayuso.
Al lado de Morano se sienta Isabel Serra, que se ha pasado el pleno colgada del smartphone: Twitter, grupos de Telegram… “¿No ha leído el grupo?”, se le ha escapado en alto a la portavoz. Los diputados de Podemos coinciden en una cosa: en no hacer caso a sus colegas de Más Madrid.
La portavoz del partido de Íñigo Errejón, Mónica García, ha tirado de vehemencia en su confrontación con el consejero de Hacienda y Función Pública, Javier Fernández-Lasquetty, el privatizador de la sanidad madrileña. El consejero enciende a García, que ha terminado enganchándose a dedazos en la distancia con el portavoz del PP y con cara de pocos amigos.
El CIS de este jueves ha llevado aroma electoral a la Asamblea, aunque no parece probable que la presidenta convoque elecciones pronto como se ha venido rumoreando. “Eso forma parte de la rumorología, si se convocan habrá elecciones”, dice una diputada del PP. La bancada socialista tiene claro por qué: “No lo ven claro, están perdiendo apoyo ciudadano según algunas encuestas, pero si lo hubieran visto claro, se hubieran tirado de cabeza a sacar las urnas. Así que así estamos todos, esperando, esperando”. Madrid espera. Los contagios siguen.