El Supremo de EEUU limita el poder de la autoridad del Gobierno contra el cambio climático
Los magistrados han dictado una sentencia con la que no permitirán que la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) imponga restricciones a todo el país.
Seis días después de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos derogara la protección del derecho al aborto, los magistrados han dictado una sentencia en la que limitan el poder del país en su lucha contra el cambio climático.
En concreto, la Justicia norteamericana ha recortado el trabajo de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés), que trata de limitar las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero.
Como ya sucediera con la revocación del derecho constitucional al aborto, el dictamen sobre esta interpretación de la Ley para la Energía Limpia ha sido declarado con los votos favorables de los seis jueces conservadores del Supremo frente a la opinión de los tres magistrados liberales.
En una sentencia redactada por el presidente del Tribunal, el juez John Roberts, considera que la ley de Aire Limpio no ofrece a la EPA amplia autoridad para regular las emisiones de plantas ya construidas.
Una decisión que obligará al Congreso norteamericano, donde el presidente estadounidense, Joe BIden, no cuenta con una mayoría demócrata, para sacar adelante cualquier propuesta restrictiva en la lucha contra el cambio climático.
Ahora bien, cualquier medida futura para abordar la contaminación por dióxido de carbono deben limitarse a las restricciones impuestas en plantas de carbón específicas, en lugar de presionar a las empresas para que cambien del carbón a fuentes de energía renovable.
Los solicitantes, un combinado de estados conservadores y empresas de carbón, han conseguido así impugnar una decisión del Tribunal Federal de Apelaciones, poniendo fin a una batalla legal que comenzó durante la Administración Obama.
El sector energético de EEUU es la segunda fuente más grande de emisiones de gases de efecto invernadero del país, con más de 3.300 centrales eléctricas alimentadas con combustibles fósiles, incluidas 284 instalaciones alimentadas con carbón, según la Agencia de Información Energética, en datos recogidos por ABC News.