Socialistas y feministas
Cuando hablamos de combatir la desigualdad salarial, la brecha laboral, no solo hablamos de justicia social, hablamos de desarrollo económico sostenible y sostenido en el tiempo.
No se puede ser socialista sin ser feminista. Con ese compromiso es con el que las mujeres, pero también los hombres socialistas afrontamos el 40º Congreso del PSOE. Una oportunidad para redefinir nuestro proyecto político y poner en común la hoja de ruta y los retos como país, entre los que el avance de la igualdad sigue siendo una asignatura troncal que debemos abordar con determinación en la próxima década para ser un país mejor.
Ese desafío común que es la igualdad debe ser, de una vez por todas, una causa colectiva para hacer país. Una causa en la que los hombres seamos también activos para que esa lucha histórica para alcanzar la igualdad real y efectiva cumpla su objetivo.
Cuando hablamos de combatir la desigualdad salarial, la brecha laboral, no solo hablamos de justicia social, hablamos también de un desarrollo económico más sostenible y sostenido en el tiempo y de una redistribución de la riqueza y del crecimiento que repercuta de forma equitativa en el conjunto de la sociedad. Es, por tanto, una causa justa que debemos reivindicar como feministas, como socialistas pero también como hombres que aspiramos a vivir en un país decente.
Cuando hablamos de abolir la prostitución hablamos de garantizar la dignidad de todas las mujeres, afianzar su derecho a vivir con libertad y a luchar contra cualquier forma de explotación sexual y de violencia contra las mujeres. Acabar con una esclavitud a la que se sigue sometiendo a las mujeres desde el inicio de la humanidad y que es el peor rostro de la desigualdad junto a la violencia machista. Es, por tanto, una causa justa que debemos reivindicar como feministas, como socialistas pero también como hombres que aspiramos a vivir en un país digno.
Cuando hablamos de erradicar la violencia de género combatiéndola con todos los recursos, con todos los mecanismos y desde todos los frentes y todas las instituciones, hablamos de acabar con una lacra que nos golpea como democracia y por la que ya han sido asesinadas 35 mujeres y 5 menores en nuestro país en 2021. Es, por tanto, una causa justa que debemos reivindicar como feministas, como socialistas y también como hombres que aspiramos a vivir en un país libre y democrático.
Mientras estas situaciones de injusticia y desigualdad pervivan, este país no podrá dar pasos decididos al futuro porque estará marginando de ese impulso a más de la mitad de la población.
Somos la primera organización política del país y la única que ha puesto siempre los derechos de las mujeres entre las prioridades de la agenda política. Estos días en los que nuestro país conmemora el 90 aniversario del sufragio universal y el derecho a voto de las mujeres en España, desde el 1 de octubre de 1931, son una buena ocasión para recordar todo el camino que aún nos queda por recorrer para que hombres y mujeres seamos iguales en derechos, libertades y oportunidades.
En este 40º Congreso, en el PSOE vamos a mirar al futuro con la misma lucidez y altura de miras con la que Clara Campoamor defendió el derecho al voto en la tribuna del Congreso de los Diputados, rodeada por hombres que querían pensar y decidir por las mujeres. Hoy como entonces siguen siendo muchos -y por desgracia muchas- los que quieren seguir decidiendo por ellas, tal como se vislumbra en debates como el del derecho al aborto. Y por todas estas razones se torna tan importante que los hombres defendamos el feminismo como propio, como única vía para hacer frente al futuro como país y como sociedad. Un futuro que será más igualitario o no será.