No hay mayor tentación para un pequeño artista que una pared bien blanca y lisa. Sin embargo, mientras un niño ve ahí un lienzo con infinitas posibilidades, es casi seguro que sus padres no compartirán la misma opinión.
Una madre canadiense, Kim Massicotte, decidió echarle humor cuando se encontró una pequeña casita pintada con rotulador verde en uno de los rincones de su casa. Su marido, Eric Massicotte, compartió la ocurrente idea que se le ocurrió ante ese pequeño drama doméstico.
En lugar de poner el grito en el cielo o apresurarse a tapar el desaguisado, la madre optó por enmarcarlo como si se tratara de una pieza de un museo.
Your kids are going to do things they shouldn't. It helps if you married someone with a sense of humour. pic.twitter.com/VVTstejBJO