Si quieres una videoconsola, ojo: así te afecta la crisis del transporte
Los sectores tecnológicos y automovilístico serán los más tocados.
Crisis de logística, contenedores atascados en Asia, estanterías vacías, gran apagón. Todas estas palabras que evocan a la catástrofe y a un desabastecimiento prácticamente inminente en casi todos los sectores se han venido repitiendo en numerosos titulares en las últimas semanas.
La preocupación por un “gran apagón” —desmentido por los expertos— se ha sumado a una época en la que se empiezan a hacer las compras navideñas y, especialmente, llega el black friday con un incremento del consumo generalizado.
Los expertos hacen una llamada a la calma sin perder la previsión. “No considero que vayan a provocar un desabastecimiento total que no vayamos a encontrar nada. Este escenario es muy poco probable, pero sí que nos vamos a encontrar multitud de dificultades y plazos de entrega más largos de lo que estábamos acostumbrados”, explica a El HuffPost Cristian Castillo, profesor de producción y logística de la UOC.
Son claros: no vamos a quedarnos sin regalos navideños ni vamos a ver estanterías vacías en los supermercados. Para ir paliando los inconvenientes como la subida de precios, las empresas han tratado de asumir la subida de precios que ha supuesto la situación, aunque seguramente repercutirá en el cliente.
“Hemos visto que todo el mundo esperaba que esta subida se fuera a parar antes”, señala Imma Foix, partner en Expense Reduction Analysts. Para la especialista ya “se ha empezado a ver una desaceleración”, pero lo más seguro es que “esos costes tienen que repercutir en el cliente final o en el distribuidor”.
Si hay un sector que se va a ver afectado por este tipo de producto, esos serán el automovilístico y el tecnológico. Lo que ambos tienen en común es el uso de microchips, procedentes de Asia.
“Los metales, los plásticos, todo lo que venga de la industria petroquímica, se está disparando, incluso si lo compras en el mercado asiático”, explica Foix. Para la especialista, las tecnologías serán las más afectadas, especialmente en una época como es el black friday o Navidad.
“Esto es especialmente grave cuando entramos en curvas estacionales como es por ejemplo la de Navidad. Si tu hijo ha pedido algo para la videoconsola o una Play, pues tendrá que esperar hasta febrero. No va a llegar para Reyes”, explica la especialista.
Para Foix, hay una parte de demanda de consumo que se puede retrasar, pero no es el caso de los regalos navideños.
El sector de la tecnología y el automovilístico no son los únicos afectados por esta subida de costes de las materias primas o de los problemas con el transporte.
“Están siendo todos los sectores, no hay ninguno que no tenga distribución que no se esté viendo afectado. Podríamos destacar el sector de la automoción por la falta de piezas, el del plástico, que está habiendo dificultades para la adquisición de granza, o el de la madera, que afecta al de la construcción”, apunta Castillo, quien la califica como una “crisis sin precedentes”.
“Todos cuando hablamos de Navidad pensamos en los juguetes, el 80% lo hacen en Asia. Cualquier problema en el que tengamos una congestión en los puertos para mandar esa mercancía por mar y que todo depende de Asia, pues afecta a la campaña de Navidad y al sector juguetero”, recuerda.
Foix apunta que la subida de precios de materias primas como la madera, el plástico, minerales o metales, que se dan incluso dentro del propio mercado asiático, puede producir la subida en productos elaborados en plástico como es el caso de los árboles de Navidad artificiales.
“Por ejemplo, estaba con un cliente que fabrica setos artificiales para exterior y es el mismo material que se utiliza para hacer árboles de Navidad de plástico, y los precios se les habían triplicado”, explica.
Esta crisis ha venido motivada por varios factores. Según Castillo serían cinco: la alta demanda tras la pandemia, la falta de transportistas, los contenedores que se han quedado en Asia y los factores geopolíticos.
“En cuanto a la crisis de transportistas no es algo que haya surgido de un día para otro sino que en Europa se estaba produciendo esa falta de mano de obra para este tipo de trabajos derivado en un primer lugar por la precariedad de un sector con sueldos muy bajos y por otro lado por una edad muy avanzada y poco reemplazo generacional”, explica Castillo, quien recuerda que en Reino Unido se están viendo afectados por la falta de libertad de movimiento de personas y por una edad media de 55 años en la profesión.
Para los expertos la pandemia ha afectado a un nivel de boom de la demanda de ciertos productos, como pueden ser los mencionados aparatos electrónicos, sin que se haya recuperado el nivel de producción prepandemia.
“De golpe se paraliza todo, fábricas, envíos por mar con los principales puertos del mundo bloqueados… tenemos que tener en cuenta que el 70% de las mercancías llegan por mar, por lo que el cierre de los principales puertos presenta un colapso”, explica Castillo. “Cuando empezamos a salir de la covid y de las restricciones de movilidad, se vuelve a reactivar la demanda, pero las cadenas de producción no pueden ponerse al mismo nivel, por lo que vamos arrastrando la salida de los confinamientos hasta el día de hoy”, detalla.
Esto también ha afectado en lo referente a los contenedores ya que, tal y como explica Castillo, la falta de contenedores en Asia para traer productos se debe a que durante la pandemia no se pudieron devolver los que había en Europa. “Ahora que se ha activado todo, queremos que nos manden material desde China, allí no tienen contenedores porque los tenemos aquí vacíos. No es que no haya, sino que están donde no se los necesita”, apunta.
A esto hay que sumar la descentralización de la industria y que cerca del 80% de los productos, exceptuando los del sector alimentario, vienen de Asia, que actualmente, según Castillo, está siguiendo una estrategia económica proteccionista.
“En un contexto de saturación logística en el que cuesta que lleguen las mercancías si están a tanta distancia se suma a la dificultad. Por otro lado está una estrategia geopolítica clara, especialmente de China, que están teniendo unas políticas de proteccionismo reduciendo las exportaciones y dar prioridad a su consumo interno para sobre todo no tener problemas de stockage ni de abastecimiento”, detalla. Esto se vio claramente en el caso de Reino Unido y la ginebra, donde las restricciones geopolíticas y la política proteccionista ha hecho que haya escasez de este producto británico tras el Brexit.
“Si hablamos un producto de menos marcas, se buscan otras opciones. Por ejemplo, en productos más industriales como cables o tornillos en vez de en Asia se puede mirar en Europa del Este. Eso al consumidor le da igual, pero en productos de alimentación es mucho más sensible”, indica Foix.
Ante esta situación, muchas personas se han visto llamadas por la alarma a adelantar sus compras e incluso a hacer unas compras masivas de ciertos productos. Esto, según los expertos, puede generar un fenómeno similar al que ocurrió con el papel higiénico antes del confinamiento, es decir, que se rompan las cadenas de stock.
“Normalmente lo que ha venido sucediendo particularmente en España desde la anterior crisis, que fue de demanda no de oferta como ahora, lo que las empresas fueron implementando era trabajar cada vez con menos stock de seguridad. Si yo ahora me quiero comprar una silla, antes la tenían en tienda, ahora puede que primero la pida yo y la empresa la pida luego a su fabricante”, explica Foix.
“Las compras en pánico nunca son buenas para la cadena de stock. Creo que una cosa es decir tengo una necesidad como comprarle a mi hijo la PlayStation de turno y la voy a pedir antes y otra cosa lo que pasó en la pandemia de decir, yo necesito seis rollos de papel a la semana y voy a comprar cuarenta. La situación es muy distinta”, señala, aunque piensa que tras estas experiencias los consumidores han podido ver que “las cadenas de distribución son robustas”.
Eso sí, tampoco hay que dormirse en los laureles ya que los tiempos de entrega de algunos productos se han duplicado de cuatro a ocho semanas. “Recomiendo no dejarlo todo a última hora, que aquí en España estamos muy acostumbrados. Quizás no hacer las compras en el último momento, pero tampoco hacerlas como ahora ya en noviembre”, señala Castillo, quien advierte de un problema de conducta social.
“El problema es que si veo que todos mis amigos o familiares están empezando a comprar, por miedo a quedarme sin, también lo haga. Hay un efecto contagio que va a ser muy difícil que no se va a poder controlar”, señala.
Este año tanto los Reyes Magos como quienes quieran aprovechar las ofertas de este black friday tendrán que ser más previsores. Eso sí, sin tener que llenar el carrito hasta arriba.