Surovikin, el 'carnicero' ruso que pone en la diana a los civiles ucranianos como hizo en Siria
Putin nombró el sábado a este general como jefe supremo en la campaña de Ucrania. Su fama de crueldad y brutalidad le precede. Lo recuerdan bien en Alepo e Idlib.
“En el día 229 intentan destruirnos y borrarnos de la faz de la tierra. Completamente. Destruir a nuestra gente que está durmiendo en casa, en Zaporiyia. Matar a la gente que se dirige al trabajo, en Dnipro y Kiev”. El lamento del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, difícilmente puede etiquetarse como exagerado. Las imágenes que hoy ha dejado la guerra de Ucrania no son de una contienda, sino de una carnicería: edificios residenciales reventados, coches de particulares ardiendo, civiles sin vida sobre la acera. Ni tanques, ni aviones ni uniformes.
La previsión es fatalista: la nueva fase en que ha entrado la guerra, tras la anexión ilegal de cuatro regiones ucranianas por parte de Rusia y el reclutamiento masivo de reservistas, anunciaba un redoble en la invasión, iniciada por Moscú el 24 de febrero. Más aún: el sábado, Ucrania atacó el puente Kerch de Crimea, un símbolo de la anexión de este territorio ucraniano por parte de Rusia, dejando en evidencia a los de Vladimir Putin, que prometió venganza. Y ese mismo día, el presidente ruso anunciaba el nombramiento de un nuevo jefe supremo de su ejército en Ucrania, el general Sergei Surovikin. Un golpe sonrojante y un verdadero carnicero a los mandos. La suma perfecta para la espiral de violencia de las últimas horas.
Surovikin es peligroso en extremo y lo ha demostrado a lo largo de su carrera. Polémico, colérico y defensor de la mano dura, es conocido por sus órdenes brutales sobre todo en Siria, donde destacó precisamente por atacar objetivos civiles, no militares, causando una destrucción y una debilidad formidables. Si citamos Alepo o Idlid a lo mejor vienen a la cabeza imágenes de lo que es capaz de hacer con sus asedios sistemáticos.
Surovikin ha sido designado para dar un impulso a la contienda cuando está estancada o, peor, es Rusia quien pierde territorio conquistado en el noreste yel sur, gracias al armamento extranjero que le llega a Kiev pero, también, por los propios errores de planificación, logística, estrategia o cadena de mando de la propia Rusia, algo que ha generado importantes críticas internas contra Putin. El jefe de la inteligencia militar ucraniana, después de uno los ataques contra objetivos civiles, ha enfatizado que “Surovikin sabe luchar con bombardeos y misiles; esto es lo que sabe hacer”. Y eso es lo que se espera.
Ya venía de un ascenso previo, ya que en julio reemplazó como responsable de la agrupación militar del sur de Rusia al general Alexander Dvornikov, otro conocido carnicero en Siria, quien parecía haber perdido la confianza de Putin tras los lentos avances y las grandes pérdidas en Ucrania. A él se debían, según fuentes del Kremlin citadas por la prensa internacional, la mejora en el sur durante el verano. Ahora ha tenido el ascenso final y sus planes, según el portal ruso editado en inglés Meduza, son los de “lanzar ataques con misiles a gran escala contra infraestructuras de Ucrania”, incluyendo las civiles. Este lunes, Zelenski ha confirmado que la diana de los ataques de las últimas horas estaban en infraestructuras energéticas y en los ciudadanos de a pie.
Nacido en 1966 en la ciudad siberiana de Novosibirsk, Surovikin recibió el título de Héroe de Rusia y una medalla por su servicio en Siria en 2017. Allí dirigió la expedición militar rusa como comandante de las Fuerzas Aeroespaciales, con misiones extendidas entre 2015 y 2019, dentro del plan de ayuda que Putin le prestó al dictador Bachar el Assad para combatir a los opositores internos. Es conocido por ser totalmente “despiadado” dentro del Ejército ruso, según concluye un informe un informe de la Fundación Jamestown, un grupo de expertos en política de defensa de Estados Unidos. “Tiene una reputación de crueldad total”, resume.
“Surovikin hizo una carrera estelar en los escalones más altos del Estado Mayor General y el Ministerio de Defensa después de 2008, durante la reforma militar radical que requería crueldad”, ahonda el informe. Destaca que su “disposición para ejecutar enérgicamente cualquier orden derrotó cualquier pregunta potencial sobre su currículum vitae, lleno de altibajos”.
Grupos de derechos humanos locales sirios e internacionales han denunciado que fue quien coordinó el brutal bombardeo que destruyó gran parte de la ciudad de Alepo, cercada entre 2012 y 2016, donde los muertos se cuentan por más de 30.000. En un informe publicado en octubre de 2020, Human Rights Watch lo incluyó como uno de los comandantes “que pueden tener responsabilidad de mando por violaciones” durante la ofensiva de 2019 y 2020 en Idlib, último gran bastión disidente y donde se generó, a la postre, la peor crisis humanitaria de la guerra, en palabras de Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con cinco millones de refugiados y más de 60.000 muertos. El dossier nombra a 10 altos funcionarios civiles y militares sirios y rusos que sabían o deberían haber sabido acerca de estos abusos y no tomaron medidas efectivas para acabar con ellos o castigar a los responsables.
Lo que allí se vivió, con el general al mando, fue catalogado reiteradamente como crimen de guerra, aunque nadie ha pagado las consecuencias. Ataques ilegales aéreos y terrestres contra hospitales, escuelas y mercados, que afectaron gravemente los derechos a la salud, la educación, la alimentación, el agua y la vivienda, provocando desplazamientos en masa.
“Los repetidos ataques ilegales parecen formar parte de una estrategia militar deliberada para destruir la infraestructura civil y expulsar a la población, facilitando al gobierno sirio recuperar el control”, decía HRW. Si cambiamos sirio por ruso nos sale el escenario actual, que nadie sabe cuánto durará, cuánto se podrá aguantar. Sólo se sabe que estremece, por la “brutalidad y corrupción” que anticipa. Entonces se usaron bombas de racimo, de barril, incendiarias...
“Siria fue la escuela de guerra de Rusia para luego invadir a Ucrania”, le dijo en marzo a la BBC Jennifer Cafarella, jefa de gabinete del Instituto para el Estudio de la Guerra y miembro visitante del Instituto de Seguridad Nacional de EEUU. Aseguraba que la incursión de las tropas de Putin para defender a Assad sirvió no sólo de entrenamiento, sino también “para adiestrarse en utilizar armamentos y practicar algunas de las tácticas y planteamientos de guerra que ahora se ven en Ucrania, salvando las distancias entre la magnitud de los dos conflictos”. La entrada en liza del general de Siberia hace temer que las magnitudes, ahora, se aproximen.
Tenía mili de atrás, Surovikin: e principios del año 2000, también sirvió en Chechenia como jefe de una división y entonces la artillería rusa arrasó ciudades al estilo sirio, con los civiles como víctimas esenciales. Los números de aquellos crímenes, aún hoy, no están claros, pero se calcula que 50.000 personas murieron y en su mayoría eran civiles.
Surovikin tiene un importante apoyo interno en el Ejército de Rusia, aunque ha sido encarcelado dos veces, lo cual no es la mejor carta de presentación para un servidor público. La primera vez estuvo en prisión durante seis meses, después de que varios soldados bajo su mando mataran a tres manifestantes en Moscú, partidarios de Mijail Gorbachov. Fue durante el golpe de agosto de 1991, que precedió al fin de la Unión Soviética (URSS). Más tarde, fue puesto en libertad sin juicio, por influencias políticas que se movieron. Cuatro años después, fue condenado por tráfico ilegal de armas pero la sentencia fue anulada y no pisó la celda.
Yevgeny Prigozhin, fundador del grupo mercenario ruso Wagner, que estuvo fuertemente desplegado en Siria, ha sido citado por canales prorrusos aplaudiendo a Surovikin como una “persona legendaria” para los uniformados. “Surovikin es el comandante más competente del ejército ruso”, piensa.
El 23 de febrero, un día antes de la invasión rusa, la Unión Europea ya lo incluyó en una de sus primeras listas de sancionados, en un intento de estrangular al círculo del Kremlin.
Reorganización general
Rusia ha estado reorganizando sus fuerzas en Ucrania mientras intenta contener las pérdidas que ha sufrido como resultado de una vigorosa contraofensiva ucraniana, fruto de la ayuda aliada y del tesón de su propia resistencia, deméritos del contrario aparte. Los jefes de dos de las cinco regiones militares en las que está dividida Rusia han sido reemplazados esta misma semana.
El cambio del general era necesario para mostrar refresco, savia buena, en un momento de enormes críticas para él mismo y su estamento militar y, a juicio de los analistas, puede significar además que se quiere concentrar en una zona concreta, el sur o sureste, que es donde más poblaciones se están perdiendo, cuando es un territorio crucial para mantener el pasillo entre Rusia y Crimea, pasando por el Donbás, y controlar de paso el Mar Negro. “Puede ser Luhansk, puede ser Donetsk, puede estar en el sur. Lo que estamos viendo es una reducción de la operación de Rusia”, señala a Al Jazeera Alexandre Vautravers, de Swiss Military Review.
Las fuerzas rusas fueron expulsadas de gran parte de la región nororiental de Jarkov a principios de septiembre, por una contraofensiva ucraniana que permitió a Kiev recuperar miles de kilómetros cuadrados de territorio. Las tropas rusas también han perdido territorio en la región sur de Jerson , así como el centro de transporte de Liman, en el este de Ucrania.
El viernes pasado, Moscú afirmó que sus fuerzas capturaron nuevas zonas de la región oriental de Donetsk, primer avance en la zona en semanas. Se desconoce la magnitud de esa conquista. No fue, desde luego, de suficiente relumbrón como para eclipsar, al día siguiente, la pérdida del puente de Crimea, que inauguró Putin en 2018, el tramo automovilístico por puente más largo de Europa con sus 19 kilómetros, que ha roto en estos años el aislamiento de la península anexionada.
La Inteligencia ucraniana cree, no obstante, que Rusia llevaba planenando los bombardeos de hoy desde principios de octubre, por lo que no son respuesta a la explosión del puente, señala la agencia Ukrinform. Según la inteligencia militar de Ucrania, las tropas rusas recibieron instrucciones del Kremlin para preparar ataques masivos con misiles contra la infraestructura civil de Ucrania los días 2 y 3 de octubre. Unidades militares de aviación estratégica y de largo alcance recibieron órdenes de prepararse para los ataques masivos, que se centrarían, según la inteligencia ucraniana, en “la infraestructura civil crítica y las áreas centrales de las ciudades ucranianas densamente pobladas”.
Directamente relacionado o no, el perfil del general preocupa. El dragón herido golpea, frustrado, con todas sus fuerzas, y a su lomo lleva a un guerrero para el que las leyes y la piedad no parecen existir. Vienen tiempos duros.