Seis consejos para reactivar tu vida sexual de pareja
¿Hace mucho que solo usáis la cama para dormir?
Cualquiera que haya estado en una relación larga es consciente de que el tiempo que pasa con su pareja tiene un efecto directo en su vida sexual. A veces, un vínculo más estrecho puede resultar beneficioso en la intimidad pero en otras ocasiones, una vez que pasa la ilusión inicial, la frecuencia de las travesuras en el dormitorio se reduce, a veces hasta desembocar en un matrimonio sin sexo.
Un usuario de Reddit resumió el problema a la perfección cuando pidió ayuda a otros usuarios para mejorar su vida sexual con su mujer: "Me encuentro profundamente insatisfecho. Tengo 32 años. Me resulta extraño pensar que así va a ser mi vida sexual durante el resto de mi vida".
Ya sea por motivos ambientales (estrés, trabajo, niños) o por algo más importante que sucede entre vosotros, hay modos de solucionarlo, de modo que la edición británica del HuffPost se ha puesto en contacto con una experta para averiguar qué se puede hacer para reactivar una vida sexual de capa caída.
Cuando se trata de los asuntos de dormitorio, a veces puede parecer incómodo sacar el tema si no te sientes satisfecho, sobre todo si quieres a tu pareja y te preocupa herir sus sentimientos.
Cate Campbell, autora de The Relate Guide to Sex and Intimacy, indica que el primer paso es afrontar el problema en equipo, no individualmente: "Hay que tratar todo problema sexual como un problema de pareja en vez de cargar toda la culpa en uno de los dos".
Que no te dé miedo hablar abiertamente de vuestras dificultades.
A ti puede parecerte muy obvio que tu pareja es la causa de vuestros problemas de matrimonio o que vuestra vida sexual está esfumándose más rápido de lo que te imaginabas, pero si no exteriorizas tu malestar (no practicáis sexo, lo practicáis poco o mal) no puedes esperar que esté necesariamente en la misma onda que tú para saber qué es lo que piensas.
"No culpes a tu pareja de que las cosas no vayan tan bien como esperabas", advierte Campbell.
Y, debido a que la verdadera satisfacción sexual probablemente solo llegará si compartes la iniciativa, debes estar dispuesto a dejar que "tu pareja te haga disfrutar" en vez de dar por hecho que no va a cambiar.
Uno de los mayores problemas que afrontan las parejas es querer que el sexo sea tan espontáneo y apasionado como cuando empezaron a salir, pero a medida que se imponen las rutinas ajetreadas, el cuidado de los niños y el cansancio, esperar que surja de forma natural es mucho pedir.
"Si somos realistas, encontrar tiempo para hacer el amor es un desafío constante que tienen que afrontar las parejas. Quizás sea algo que haya que planear con tranquilidad, o tal vez haya que probar distintos horarios para ver cuál os funciona mejor", recomienda Cate Campbell.
Solucionar lo que parece un problema inmenso (y más si ha ido creciendo con el tiempo) no es algo que vaya a lograrse de la noche a la mañana.
De modo que, en lugar de frustrarte por la situación actual, concéntrate en avanzar en la dirección correcta, aunque sea pasito a pasito, y considéralo una victoria. "No rehuyáis los momentos de intimidad, pero tampoco os sintáis obligados a llegar al sexo si uno de los dos no tiene ganas".
No olvidemos que esos momentos de intimidad también liberan oxitocina, la misma hormona del bienestar que se libera al tener orgasmos.
Si estás pasando por un periodo de sequía, puede ser tentador querer acostarte con tu pareja cada vez que os quedáis a solas, pero Cate Campbell aconseja disfrutar de los besos, caricias y abrazos, que son otra forma de reactivar la chispa (o de mantenerla viva).
"Si salís juntos una noche, acordad que la velada termine en besos. Así es más difícil que uno de los dos se sienta decepcionado. Además, un beso o una caricia pueden llevar a algo más", sugiere Cate Campbell.
Esto no quiere decir, evidentemente, que tengas que resignarte a un matrimonio sin sexo, pero tampoco te engañes esperando que vuelva a ser como al principio, ya que tanto tu pareja como tú habéis cambiado, para bien o para mal.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.