Segundas oportunidades
A nadie se le escapa que el derecho a una vivienda digna es uno de los que se ha visto más mermados y donde han sido más visibles los efectos devastadores de la crisis económica por la que ha pasado nuestro país. Aún hoy, en 2018, estamos pagando los estragos de una burbuja inmobiliaria alimentada desde unas administraciones que llenaron sus arcas vendiendo suelo público, mediante la recaudación de plusvalías y con la creación de redes clientelares que en algunos casos desembocaron en grandes casos de corrupción.
La chapuza se extendía por todos los niveles de la administración: ayuntamientos, comunidades autónomas y hasta el propio Gobierno del país, que ocultó la verdadera dimensión de lo que se nos avecinaba. Los viejos partidos, que tenían a *sus amiguetes* en los consejos de administración de las cajas de ahorros, no hicieron absolutamente nada y permitieron las cláusulas suelo, el escandaloso caso de las preferentes y la forma de operar de ciertos directivos.
El resultado fue que 400.000 personas se quedaron sin nada por culpa de la crisis. Ya en 2011, Ciudadanos fue pionero en Cataluña trasladando una propuesta al Congreso de los Diputados pidiendo la dación en pago de la vivienda. 7 años después, no solo seguimos defendiendo esta medida sino que hemos querido ser más ambiciosos y presentar una Ley de Segunda Oportunidad que suponga un salvavidas para aquellas personas que se han quedado sin nada a causa de la crisis.
En primer lugar, que las familias vulnerables puedan cancelar su deuda hipotecaria mediante la dación en pago de la vivienda y poder quedarse en sus casas por un plazo mínimo de 3 años con un alquiler social que no supere el 30% de los ingresos. En segundo lugar, que los autónomos o empresarios que lo han perdido todo puedan volver a levantarse y crear riqueza y empleo en un futuro sin verse ahogados de por vida por unas deudas que nunca podrían llegar a pagar, permitiéndoles reestructurar su deuda y, en último término, obteniendo el perdón judicial de sus deudas de forma más sencilla. Y en tercer lugar, a las familias que lo han perdido todo ante la indiferencia de los viejos partidos, ampliar la cuantía de los ingresos que no se podrán embargar, para garantizar que todas las personas que sufren un embargo tengan una cobertura efectiva de sus necesidades básicas.
En mi tierra, Cataluña, estas medidas son especialmente necesarias. Por un lado porque andamos a la cabeza en desahucios y a la cola en vivienda social, y esto no es de extrañar ya que durante el 'Procés' en Cataluña se han recortado drásticamente las partidas destinadas a vivienda mientras que se malgastaba en chiringuitos y duplicidades. Por otro lado, la irresponsabilidad de los partidos procesistas ha desembocado en una fuga de empresas sin precedentes en la historia de la democracia que ha terminado afectando a pymes y autónomos que van a tener que bajar la persiana debido a la pérdida de clientes.
Nuestra responsabilidad es dar solución a los problemas reales de los ciudadanos *también desde las instituciones*, y en ningún caso estas cuestiones se pueden arreglar con populismo y prometiendo medidas inasumibles e irrealizables sino con políticas realistas que tengan un efecto positivo en el bienestar de la ciudadanía.
Todos nos merecemos una segunda oportunidad. Los viejos partidos de enmendar sus errores pasados y comprometerse con las reformas que necesita nuestro país. Los populistas de hacer política realista y dejar de prometer medidas imposibles de asumir por las arcas públicas. Y sobre todo, quienes más se merecen una segunda oportunidad son los ciudadanos, los auténticos héroes de la crisis y, que no se le olvide a nadie, los verdaderos accionistas de éste país.