Santamaría vs. Cospedal: la última venganza
La exministra de Defensa se vuelca públicamente con Casado para vencer a su gran rival.
Calor asfixiante mediterráneo. Es Valencia, junio de 2008. Mariano Rajoy ha logrado salvar varios match points y gana al final el partido. Se levanta de su asiento y saluda al auditorio enfundado en un traje gris. Ha logrado quedarse como presidente del PP en un congreso de infarto, con la amenaza de Esperanza Aguirre & cia.
Arranca el marianismo 2.0 entonces. Y junto a él, se levantan para aplaudirle dos mujeres 'de rojo': María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría. La primera recibe la Secretaría General del partido y la segunda será la portavoz del PP en el Congreso de los Diputados. La vieja guardia recela de ellas. En la primera fila también está sentado Alberto Núñez Feijóo. Y detrás de Rajoy: el exministro Javier Arenas y el eurodiputado Luis de Grandes (hoy encargado de pilotar las primarias como presidente de la comisión organizadora).
Justo hace una década de ese momento. Y vuelve a hacer mucho calor en España, con la gente huyendo hacia la playa. El PP vuelve a estar en guerra y los protagonistas de aquella instantánea juegan estos días con la misma fuerza que hace diez años.
Cospedal se olvida de la lista más votada; todos contra Santamaría
Desde entonces, el tándem que se supone debían hacer Santamaría y Cospedal se partió en dos bloques, en dos esferas de poder alrededor del 'rey sol' Rajoy. Diez años después, la disputa sigue viva, más viva que nunca, en carne viva. Cospedal se dio el batacazo y no logró pasar el primer corte de las primarias. La guerra final será entre Sáenz de Santamaría y Pablo Casado.
Pero Cospedal no pensaba quedarse quieta y con los brazos cruzados para ver cómo se entronizaba a su rival política. El 5 de julio por la noche, tras conocerse los resultados de la primera ronda, dijo con los ojos vidriosos que abriría un periodo de reflexión. Eso era en público pero, desde entonces, su entorno empezó a negociar con Pablo Casado y los suyos. Y este lunes ya ha habido foto: la exministra de Defensa junto a Casado en un acto en Madrid.
Su reflexión final: "Mi presencia aquí quiere decir que hoy tenemos que ofrecer a nuestros militantes y votantes un proyecto ilusionante y de futuro. Creo que un PP fuerte y unido y con convicciones tiene que estar preparado para luchar por España y creo que Pablo Casado puede ser una magnífica opción".
Se acabó el secreto a voces: todos contra Santamaría. El PP ha enterrado su propia 'coherencia' de la lista más votada, durante años llevan exigiendo que se respete a quien logre más votos y proponiendo una reforma electoral en este sentido. Pero para ellos mismos no vale. Amén de calificar casi de golpe de Estado la moción de censura de Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy. Hoy sí están a favor de esos "pactos de perdedores", como ellos decían.
Santamaría logró en la primera ronda ser la más votada, con el 36,95%, seguida por Casado (34,27%), Cospedal (25,92%), José Manuel García-Margallo (1,18%), José Ramón García-Hernández (1,15%) y Elio Cabanes (0,32%). En la segunda ronda, votarán este sábado para elegir a su líder 3.082 compromisarios.
En el equipo de Casado entienden que tendrán el apoyo de los delegados del resto de candidaturas por lo que ganarán, mientras que Santamaría y los suyos entienden que no votarán en bloque los compromisarios de los rivales y dicen que les salen las cuentas por el sistema -ya que ganaron en la mitad de las circunscripciones y es un modelo similar al del Senado-. Además, en el entorno de la vicepresidenta recuerdan que algunos apoyos de Cospedal como Alicia Sánchez-Camacho viran ahora hacia Santamaría.
Todo se jugará en unos centenares de votos. En ello está trabajando Javier Arenas en favor de Santamaría. El todopoderoso dirigente andaluz es otro actor en esta guerra, pues mantiene un fuerte pulso desde hace años con Cospedal, después de haber sido su valedor en una primera época en el PP.
La obsesión de Cospedal: frenar a Santamaría
Cospedal no tenía pensado en un primer momento presentarse a este proceso de primarias. Incluso barajaba la posibilidad de dejar la política a la vez que Mariano Rajoy, con la vista puesta en la empresa privada. Pero la espantada de Alberto Núñez Feijóo le hizo cambiar de planes, no podía dejar en manos de Santamaría el partido.
Partido, partido, partido. Para Cospedal es una obsesión y además es lo que ha hecho que se agravara su choque con Santamaría. La 'número dos' del PP siempre se ha quejado en privado de que la exvicepresidenta no daba la cara por el Partido Popular, que se escudaba tras la mesa del Consejo de Ministros, que parecía que no iba con ella el Partido Popular, la formación que la había aupado a La Moncloa.
Además, Cospedal y los suyos siempre han dicho que ella se "partía la cara" por el Partido Popular, por unos casos de corrupción que le eran ajenos. Y que, además, bajaba a pelear a las urnas mientras que Santamaría iba en la lista por debajo de Rajoy. La exministra de Defensa siempre presume de haber derrotado al todopoderoso PSOE de Castilla-La Mancha dos veces en unas autonómicas.
En cambio, Sáenz de Santamaría decía que ella luchaba contra la corrupción a base de medidas aprobadas por el Gobierno y que su papel lo desarrollaba desde las instituciones. De manera paralela durante los últimos años las dos se enfrentaron también a través de los congresos regionales.
Santamaría conseguía feudos como Andalucía y País Vasco a través de sus 'escuderos' Juanma Moreno y Alfonso Alonso; en tanto que Cospedal se acercaba a otras comunidades con allegados como Cristina Cifuentes, Alicia Sánchez-Camacho o Mercedes Fernández. Los 'sorayos' siempre vendían un PP más abierto, menos rancio, alejado de José María Aznar.
Una pelea de la que sabía perfectamente Rajoy. Según a quien se le pregunte del PP, unos creen que el propio expresidente la fomentaba para dividir a los suyos y ser él el gran jefe, mientras que otros piensan que le provocó un gran enfado ver aquella fotografía de guerra durante los actos del 2 de mayo en Madrid este año.
La batalla del 2 de Mayo; feos políticos y personales
Y es que aquella instantánea lo decía todo: las dos sentadas con una silla vacía en medio, sin mirarse, sin hablarse, de reojo se observaban, sabiendo que todas las cámaras de España las estaban enfocando. Con el telón de fondo de la grave crisis en el PP de Madrid por la dimisión de Cristina Cifuentes tras el caso del máster y del robo de unas cremas en un hipermercado en Vallecas.
Una pelea que también muchos piensan que ha tenido de guerra sucia. En el entorno de Cospedal siempre se ha sospechado de que Santamaría utilizaba la información del CNI para sus fines personales y que de ahí podían venir algunas de las informaciones sobre el esposo de la exministra de Defensa, Ignacio López del Hierro. "¿Si utilicé el CNI...? Puedo asegurar que yo no maté a Manolete", ha contestado irónica la exvicepresidenta estos días de campaña.
Además, Cospedal considera que las esencias del PP están en peligro con Sáenz de Santamaría. El mantra que repiten los sectores rivales en la recta final es que la exicepresidenta no tiene ideología. Ella les responde que es "liberal con algunos principios de la tradición democristiana".
Por detrás, Cospedal recrimina la actuación del Gobierno pivotada por Santamaría durante la crisis catalana y el 1-O. Su teoría es que se debería haber aplicado mucho antes el artículo 155 de la Constitución y que también el Gobierno debería haber tomado las riendas de TV3 porque el canal se había convertido en un arma de propaganda. Una línea más dura que la defendida por Santamaría.
Un cúmulo de enfrentamientos y feos tanto políticos como personales: Cospedal llegó a vetar en el almuerzo de la convención de Sevilla la presencia de Santamaría en una comida con los barones del partido.
La semana pasada Santamaría y Cospedal se reunieron de manera secreta en el marco de estas primarias. El mensaje de la exvicepresidenta era el de esa lista de unidad, de acuerdo antes del congreso, algo que dice le reclaman los afiliados por toda España. Pero la exministra de Defensa no ha accedido a las peticiones de Santamaría. Nada de pactos. A votar al congreso del PP.
El partido final se jugará este sábado. Los compromisarios elegirán. ¿Ganará Santamaría? ¿Logrará Cospedal que Casado se imponga? Es la última venganza.