Qué sanciones están activas ya y cómo están afectando a Putin y Rusia
Occidente quiere frenar al presidente ruso logrando su aislamiento internacional a todos los niveles.
“Putin será un paria en la escena internacional”, proclamaba Joe Biden tras las primeras horas de la invasión rusa. Explicaba que entre todos convertirían al líder ruso en algo así como un apestado, alguien al que el resto del mundo le diera la espalda. Y sus palabras han resultado proféticas.
Tanto EEUU, como la Unión Europea, la ONU, el Consejo de Europa (que ha expulsado a Rusia temporalmente de sus órganos) y un sinfín de multinacionales ya están atacando, no sin encendidos debates internos, al régimen de Putin y a él mismo directamente sin necesidad de poner un solo soldado en suelo ucraniano.
La lluvia de sanciones y bloqueos económicos a Rusia es incesante y va a seguir endureciéndose, en línea como lo hace el ataque de Moscú sobre Kiev y otras ciudades de Ucrania. Sin poder atacar militarmente de forma directa, por no ser Ucrania un miembro de la OTAN ni de la UE, el objetivo de Occidente es otro: ahogar a Rusia por la vía financiera y de momento Moscú ya nota los efectos con un desplome histórico del rublo que podría agravarse.
La expulsión del sistema SWIFT y el ataque al Banco Central Ruso
Las conversaciones duraron dos intensos días, hasta lograrse una unanimidad que parecía impensable. EEUU y la UE, incluida Alemania, inicialmente reacia a la medida, acordaron expulsar a la mayor parte de los bancos rusos de un sistema de transacciones financiera que interconecta más de 11.000 entidades financieras de todo el mundo. Estar fuera del SWIFT es estarlo, prácticamente, del mundo capitalista.
La expulsión no es total, sin embargo. Se ven afectados siete de los bancos más relevantes, Bank Otkritie, Novikombank, Promsvyazbank, Bank Rossiya, Sovcombank, Vnesheconombank (VEB) y VTB Bank. La UE precisa que afectará al 70% de sus sistema bancario, además de a empresas clave como Kamaz, Rostec o Almaz-Antey.
De las sanciones se libran, en cambio, el primer y el tercer más importantes por flujo de capital, Sberbank y Gazprombank, ya que ambos gestionan la mayor parte de los pagos por el petróleo, gas y carbón que se compra a Rusia y aún existe una excesiva dependencia energética de Moscú como para cerrar de golpe esa puerta. Ante los nuevos movimientos energéticos de Bruselas no es descartable que lleguen futuras sanciones a esos dos bancos.
Más allá del bloqueo del sistema SWIFT se han congelado los activos del Banco Central ruso en la UE, EEUU, Canadá y Reino Unido y se han prohibido las transacciones con el Banco Central de Rusia.
Las sanciones de la UE
Los Veintisiete se han unido como pocas veces para condenar y reaccionar al ataque de “las fuerzas del mal”, como llama Josep Borrell al régimen de Putin. El jefe de la diplomacia europea, que está jugando un papel principal, señaló que “hemos hecho mucho y hemos sorprendido a Putin con una capacidad de reacción rápida y unida”.
Las sanciones comunitarias se agrupan por paquetes de sanciones. Si inicialmente todo eran llamadas a la diplomacia y advertencias suaves, se ha pasado a la acción. En primer lugar se actuó contra casi una treintena de personas destacadas y bancos e instituciones que financiaban los movimientos militares de Rusia.
En un paso más se aprobó otro paquete extendido contra los exportaciones y operaciones internacionales de sus sectores financiero, energético y de transporte, así como el comercio de bienes de doble uso, la política de visados y nuevas sanciones individuales, que se concretaron el pasado viernes 25 contra Putin y su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, a los que congelaron sus activos.
Este mismo viernes, el Consejo de Asuntos Exteriores trabajó sobre un tercer plan de restricciones a la economía rusa. Aunque Borrell adelantó que podrían dirigirse al cierre de puertos a barcos rusos (lo que ya han hecho Canadá o Reino Unido) o la aprobación de nuevas listas negras de oligarcas y colaboradores de Putin, en línea con EEUU, descartó más medidas a corto plazo. Tras la reunión de ministros de Exteriores, el Alto Representante dejó claro que “aunque para los medios lo importante es un nuevo paquete de medidas; para mí es que se ejecuten las que hay”.
Pero no todo son sanciones directas. Para limitar la dependencia que la UE tiene del gas ruso, Bruselas trabaja en un plan de suministro alternativo que eliminaría buena parte de la necesidad de negociar y comerciar con Rusia, actualmente un 40% de su consumo. Para ello se basa en un programa presentado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) que busca disminuir en un tercio las compras de gas ruso en un año.
Ese decálogo contempla lo obvio, no firmar ningún nuevo contrato de abastecimiento con Rusia, lo que pasa por no renovar ninguno de los que van a expirar, pero también plantea acelerar la instalación y utilización de nuevas instalaciones eólicas y solares, agilizar la sustitución de calderas de gas por bombas de calor, aumentar las importaciones de otros productores como EEUU, Argelia o Catar o apoyarse en el potencial de las centrales de bioenergía y las nucleares para generar electricidad.
Las sanciones de EEUU
Paso a paso, hasta un abanico de medidas que tocan buena parte de la actividad financiera, comercial y personal de Rusia. La lista negra presentada este jueves por Biden contra el testaferro de Putin, el portavoz del Kremlin y numerosos oligarcas bloqueando sus activos internacionales y su entrada en EEUU es la última de las sanciones aprobadas por su administración. El líder estadounidense, también advirtió a los millonarios rusos de que llegaría a “decomisar vuestros yates, apartamentos y aviones”.
Antes llegaron medidas individuales contra Putin y Lavrov, ministro de Exteriores, los dos grandes rostros de la ofensiva rusa contra Ucrania, mas su cierre del espacio aéreo o su intervención para expulsar a Rusia del sistema SWIFT.
Las entregas de armamento para “la resistencia” ucraniana
Pedro Sánchez anunció este miércoles que finalmente España sí enviará armamento letal para que Ucrania “resista”, después de un cambio de criterio condicionado por la evolución del conflicto. Su envío unilateral de armas y munición se suma al decretado por otros países, con Alemania a la cabeza —este jueves mandó 2.700 misiles antiaéreos de producción soviética ’Strelá’, procedentes de la RDA—, a la que se suman naciones tradicionalmente reacias a mandar material bélico como Noruega. Por el momento, 21 de los 27 estados miembros han anunciado su envío de este tipo de materiales, independientemente de los humanitarios, que lo han hecho 26. Solo Malta se ha quedado inmóvil.
Sus movimientos son independientes a lo acordado en el seno de la Unión Europea, que ha abierto una primera vía de suministro con una partida de 500 millones. Insuficiente aún pero por algo se empieza, dejaba caer Josep Borrell en una reciente entrevista en la Cadena SER.
EEUU por el momento ha garantizado una partida adicional de 350 millones de dólares en armas y otros equipos de defensa para Ucrania, que ya ha comenzado a concretarse en el envío de los primeros misiles antiaéreos ‘Stinger’.
El cierre del espacio aéreo
Medio mundo ha optado por una sanción diferente: cerrar sus cielos a las aerolíneas de Rusia. Lo han hecho toda la Unión Europea, EEUU, Reino Unido, Canadá o Noruega, entre otras naciones, una medida que tuvo respuesta inmediata desde Moscú, que hizo lo propio contra 36 países europeos (incluida la UE y Reino Unido y Canadá).
Las grandes empresas que cierran sus puertas a Rusia
La lista es, a cada minuto, más extensa y toca todas las áreas. En la moda compañías como H&M, Mango o Nike han cesado sus ventas en el país, han anunciado el cierre de sus tiendas o han roto patrocinios, como el caso de Adidas.
El mundo de la tecnología y lo audiovisual ha anunciado un bloqueo masivo de canales oficiales rusos como Russia Today o la agencia Sputnik, por parte de Google, Youtube y Facebook, Twitter o TikTok. Netflix se niega a acoger televisiones oficiales rusas y ha paralizado sus producciones propias en el país, mientras Apple ha suspendido sus aplicaciones y sus ventas en todo el territorio, igual que Microsoft con sus servici. Productoras gigantes como Disney, Sony, Universal, Paramount y Warner Bros han anunciado la cancelación de sus estrenos en territorio ruso.
El mercado automovilístico cierra sus puertas a Moscú entre suspensiones de envíos de vehículos (Volkswagen, Audi, Porsche, Harley-Davidson o General Motors) el cese de ventas (BMW) o vetos y paralizaciones de producción (Ford, Citroën, Peugeot, Opel o Renault).
Ikea, por su parte suspende sus actividades en Rusia y Bielorrusia, tanto importaciones como exportaciones y toda su producción dentro del país.
La condena de la ONU
No tiene carácter vinculante y, en lo práctico no supondrá nada, pero, en palabras del presidente del Consejo Europeo, la resolución de condena contra la invasión rusa es una “derrota moral y diplomática” de Rusia ante el mundo, decía Charles Michel.
La sede de Naciones Unidas acogió el debate de una propuesta lanzada por EEUU. Aunque en un primer momento Rusia ejerció su veto a un texto condenatorio, finalmente se aprobó de forma mayoritaria en sesión extraordinaria. La votación sirvió para evidenciar de qué lado está cada país. Los 141 a favor (incluida España) contrastan con los cinco en contra: Rusia, Bielorrusia y, además, Corea del Norte, Siria y Eritrea, mientras China, Brasil, India o Cuba se limitaron a abstenerse.
Eñ voermes, el Consejo de Derechos Humanos aprobó crear una comisión independiente para investigar si Rusia habría cometido crímenes de guerra, como denuncian Ucrania y otros gobiernos como el de Reino Unido.
Cascada de reacciones en el deporte y la cultura
Las sanciones no solo tocan al bolsillo de Putin, su séquito y la nación. Su decisión de invadir Ucrania ha generado el rechazo casi unánime del deporte y la cultura internacionales, que, a su modo, también han impuesto restricciones a la nación. “Puede parecer irrelevante desde un punto de vista geopolítico, pero tiene impacto social”, explicaba el jefe de la diplomacia europea en una frase que dio mucho que hablar.
En una sucesión de acontecimientos, Rusia se ha quedado sin la final de la Champions League (prevista en San Petersburgo), sin carrera del Mundial de F1, sin mundial de voleibol, sin competiciones internacionales en natación o boxeo...
A nivel competitivo, la UEFA y la FIFA han expulsado al país de sus torneos, lo que significa la expulsión de Rusia del Mundial de Catar al que aún intentaba clasificarse, de la Europa League (no le quedaban equipos en Champios), de la Euroliga de baloncesto, de competir en los Juegos Paralímpicos de Pekín 2022 (también Bielorrusia), del Seis Naciones B de rugby...
El panorama cultural comenzó a moverse con su expulsión de Eurovisión. El bloqueo continúa con el boicot al cine ruso por parte de la Academia Europea del Cine (EFA) y las sanciones personales en figuras destacadas por su cercanía a Putin, como la de Valery Gergiev, uno de los directores de orquesta más reputados del mundo, despedido de La Scala de Milán y la Filarmónica de Múnich por no condenar la guerra.
Lo último conocido es la decisión del Teatro Real de Madrid de cancelar las actuaciones del Ballet Bolshoi de Moscú, seis funciones previstas entre el 17 y el 21 de mayo una de las grandes obras del repertorio clásico, La bayadère.