Salvar a Ucrania de la guerra, el papel que el exactor Zelenski no había ensayado
El presidente ucraniano, en el cargo desde 2019, llegó aupado por el populismo y los oligarcas, sin experiencia política. Ahora afronta un reto inesperado y complicadísimo.
Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania desde 2019, se está viendo obligado a liderar la defensa de su país ante la invasión militar de Rusia. Es el papel más duro de la vida de este antiguo actor -cómico, para más señas- que logró convertirse en el hombre más poderoso de su país gracias a la enorme popularidad de una serie de televisión, El servidor del pueblo, en la que era un modesto profesor de historia que llega a la presidencia del país. Entonces hizo de presidente en la ficción, con un tono que muchos comparan con el del español José Mota. La realidad lo supera todo, una vez más.
Zelenski, al que muchos consideran de origen judío, nació en el este del país, concretamente en la provincia de Dnepropetrovsk, actual Dnipró, el 25 de enero de 1978. Su abuelo peleó en el Ejército ruso en la Segunda Guerra Mundial. Realizó la carrera de Derecho en la Universidad Nacional Económica de Kiev, pero nunca llegó a ejercer la abogacía, ya que se decantó por el campo de la actuación y el entretenimiento, del que pronto se convertiría en una estrella de la televisión.
En marzo de 2018 fundó su partido político Sirviente del Pueblo, un nombre que había dado título antes a una serie de televisión protagonizada por él, y en diciembre de ese año anunció su candidatura a la presidencia de Ucrania. Gracias a su trabajo en este sector, obtuvo más de 30 premios nacionales de la televisión ucraniana y numerosos reconocimientos en festivales internacionales de cine.
Dispuesto a negociar
El 20 de mayo de 2019, Zelenski fue investido presidente tras ganar con el 73,22 por ciento de los votos al nacionista Petró Poroshenko en la cita electoral de abril anterior. En aquel momento, su primer anuncio fue la disolución de la Rada -la Asamblea nacional- y convocó elecciones legislativas anticipadas para julio de ese año, que ganó su partido también. Su mensaje contra la corrupción, marcado por el populismo, y el apoyo de adinerados oligarcas lo auparon hasta tener un apoyo tremendo que, cuando la invasión acechaba, comenzó a bajar.
Hoy, con su actitud, las dudas sobre su preparación política y la inexperiencia propia y de su equipo más cercano -miembros de su productora de cine, Kvartal95, se han aparcado, tras ver cómo se ha echado el país a los hombros, enfrentándose a Rusia y reclamando más a los supuestos socios occidentales.
Desde su llegada a la Presidencia, su primer objetivo fue dialogar con el jefe del Kremlin, Vladímir Putin -un tabú para Poroshenko y muchos políticos ucranianos-. Esa cita tuvo lugar en diciembre de 2019 mediante una conversación telefónica en la que ambos acordaron un canje de prisioneros, que incluía a los crimeos apresados por las autoridades rusas desde la anexión de la península en marzo de 2014, en la crisis prebélica de la guerra actual. “Somos diferentes, pero eso no es motivo para ser enemigos”, decía.
Para afianzar la buena vecindad y buscar una salida al conflicto de la región del Donbás, en el este de Ucrania, propuso al inquilino del Kremlin incluir en el diálogo de paz a EEUU y Reino Unido además del inicial “Cuarteto de Normandía”. del que forman parte Francia, Alemania, Rusia y Ucrania.
La iniciativa de Normandía propició los acuerdos de Minks, que establecían una marco para la paz en la zona, pero que Vladimir Putin ha dejado en inútiles tras la invasión rusa de Ucrania.
Zelenski siempre ha defendido la unidad territorial del país frente la intransigencia rusa, cuando ha tocado hablar de las aspiraciones territoriales rusas. Y el hecho de que su primer idioma sea el ruso, y no el ucraniano, le ha granjeado el apoyo de los rusoparlantes, que nunca perdonaron a su antiguo rival Poroshenko su nacionalismo.
Apoya la difusión de la lengua y cultura ucranianas, pero se opone a la prohibición del ruso, un tema muy sensible en un país donde coexisten las dos culturas. Zelenski tiene una relación de amor y odio con Rusia, ya que hizo numerosas giras por el territorio del país vecino cuando era actor profesional.
Al mismo tiempo, apoyó la revolución del Maidán -de índole europeísta y nacionalista-, realizó varias actuaciones para los soldados ucranianos enviados a combatir en el Donbás y contribuyó a la causa militar con dinero de su propio bolsillo, lo que le costó la apertura de una causa penal en Rusia.
En relación con Occidente, es favorable a la integración de Ucrania en la Unión Europea y la OTAN, aunque no ha puesto todavía fecha a la solicitud de ingreso y aboga por un referéndum en el segundo caso.
El sexto presidente de Ucrania desde su independencia también se ha visto salpicado por la polémica, porque el expresidente de Donald Trump contactó con él para perjudicar a su sucesor, Joe Biden, en 2019, de cara a las elecciones, y porque su nombre salió en los polémicos Papeles de Pandora sobre paraísos fiscales.