El cáncer de mama deja cicatrices que hacen que resulte imposible olvidar la enfermedad, cicatrices que no son bonitas, pero también cicatrices llenas de lecciones de vida. Y llenas de optimismo.
“Hoy, por fin, mis cicatrices, mi pecho desigual y yo hemos perdido el miedo y me he vuelto a poner el bikini, lejos de Pamplona, eso sí, para celebrar que estoy de vacaciones. Qué más da tener un pecho feo y que me falte una axila, si significa que estoy viva”, escribe la joven, que se define en la red social como una superviviente de cáncer.
Hoy, por fin, mis cicatrices, mi pecho desigual y yo hemos perdido el miedo y me he vuelto a poner el bikini, lejos de Pamplona, eso sí, para celebrar que estoy de vacaciones. Qué más da tener un pecho feo y que me falte una axila, si significa que estoy viva. #CancerDeMamapic.twitter.com/E9qWMP8uRm
La foto, con más de 1.300 me gusta en menos de 24 horas, cobra especial significado al conocer más detalles de la historia de Vallejo. Se enfrentó al cáncer hace cuatro años, en primavera de 2015, y llevaba desde entonces sin atreverse a ponerse un bikini y enseñar su cicatriz.
Parece mentira, pero hace 4 años no tenía ni un pelo. Feliz de tener mi melena otra vez. Gracias @Sandstil por esta foto. Me encanta. Me encanta quién soy. ❤️ pic.twitter.com/jZxtfkUuM3