Reencontrémonos en Madrid
Se necesita a una persona como Ángel Gabilondo, que lidere con sentido común la respuesta a la crisis frente al descontrol, la fiesta y el todo vale.
“Si nos falta la palabra, no nos encontramos”, es una de esas frases de Ángel Gabilondo en la que concentra en tan solo seis palabras toda una declaración de principios e intenciones con las que se ofrece para servir a la ciudadanía y mejorar la calidad de vida, el bienestar y el progreso de las personas a las que representa.
Su hoja de ruta es trabajar, responsabilizarse y afrontar el futuro desde el respeto a los adversarios políticos, sin insultos, sin estridencias, sin decir una palabra más alta o más gruesa que otra que distorsionen el sentido de su alocución, ni el fin al que quiere llegar, que no es otro que reconciliar a los madrileños y madrileñas en torno a un proyecto que aglutine a todos y en el que nadie se sienta ni discriminado, ni marginado por pensar distinto y actuar diferente a él. Encontrarnos, como siempre defiende Gabilondo, en estos tiempos que corren en los que la política se reduce a un tuit, a un anuncio volátil o a una soflama tan arduos de discutir por lo efímeros que resultan, es tal vez lo más difícil.
El candidato del PSOE en las elecciones autonómicas del próximo 4 de mayo es consciente de ello, pero no por ello se aleja de ese camino, que es su forma de estar y de ser, no solo en la política, sino también en la vida. Tiene la virtud de serenar ánimos y amainar tempestades, tiene la experiencia, la capacidad y el tesón de quien no se arruga ante las dificultades, ni grita para que se le escuche más que a los demás. No lo necesita. Conoce el valor de cada palabra y también que su fortaleza no radica en cuan alta la pronuncies, sino en quién, cuándo y por qué lo hace en cada momento. Escúchenle, sus palabras no caen nunca en ningún baúl de objetos perdidos, ni propuestas olvidadas, es lo que piensa, lo que cree, lo que defiende y lo que hará a partir del 4 de mayo si es el presidente de la Comunidad de Madrid.
Por eso y por otras muchas razones, Gabilondo es más necesario que nunca, porque tiene ideas y propuestas para cambiar las tendencias de un Madrid que debería ser vanguardia y ejemplo para el conjunto del país. En cambio, la Comunidad solo es recordada por más de dos décadas de corrupción, transfuguismo y recortes en los servicios públicos.
La gestión de la covid 19 ha demostrado en todo el mundo que sin salud no hay economía y que no habrá recuperación social y económica sin recuperación sanitaria. Por eso, se necesita en Madrid a una persona como Ángel Gabilondo, que lidere con sentido común la respuesta a la crisis frente al descontrol, la fiesta y el todo vale que se han apoderado de las calles con un Gobierno que vive de espaldas a la pandemia como si no fuera con ellos, pese a ser Madrid quien registra los peores datos epidemiológicos, la mayor tasa de letalidad del virus en España y una de las mayores en la Unión Europea.
Un aperturismo que, por otra parte, no ha ofrecido mejores datos económicos, no ha ido acompañado de políticas sociales y fiscales, ni de ayudas directas a los sectores de actividad más afectados. De hecho, los datos económicos de Madrid no son mejores a los del conjunto del país, con una caída del PIB del 10,5%, según el informe del Banco de España, y siendo la tercera comunidad con más número de parados en 2020 según la EPA. Otro golpe de realidad frente a la política basada en mentiras repetidas cual mantra.
Frente a esa política revanchista, altiva y excluyente con la pandemia y con todo lo demás de quienes gobiernan hoy Madrid sin propuestas transformadoras, Gabilondo tiene un programa para gobernar en serio, cambiando una realidad que ahonda en la desigualdad. Entre las primeras medidas, aprobará una ley para que los Ayuntamientos no puedan vender vivienda pública a fondos buitre e iniciará en los dos próximos años la construcción de más de 15.000 nuevas viviendas públicas para alquiler asequible o social. Un Madrid libre de especulación con la vivienda; pero también invirtiendo en una educación pública de excelencia, dotada de recursos y de medios; fortaleciendo la salud pública y avanzando en la recuperación económica y la creación de empleo.
Los madrileños y madrileñas necesitan un Gobierno serio para gobernar en serio, que permita reencontrarnos tras el ruido innecesario que ofrecen quienes no tienen ninguna otra propuesta que hacer. Hagámoslo por Madrid, pero también por todo el país.